Fedon

Fedón.

“Fedón” o “acerca del alma”, aborda esencialmente la existencia del alma y sobre su inmortalidad, ambientándose en las ultimas horas de vida de Sócrates donde se encuentran la mayoría de sus discípulos reunidos en la cárcel a la espera de su ejecución; Fedón es un dialogo que narra otro dialogo, el cual comienza cuando Equécrates pregunta a Fedón si estuvo presente el día de la muerte de Sócrates. Al responder afirmativamente éste le pide que le relate lo acontecido aquel día.

Sócrates es el personaje principal quien enfrentará la muerte ofreciendo a sus discípulos los motivos por los que deben continuar la práctica de la filosofía; otros filósofos que figuran son: Simmias y Cebes, interlocutores de Sócrates en el diálogo que se desarrolla en su celda. Durante este periodo en la cárcel, Sócrates explicaba cual era su postura acerca de la muerte planteando que un filosofo no debe inquietarse por la muerte, ya que el cuerpo resulta una limitación para el conocimiento, matizando que nadie se puede suicidar puesto que somos propiedad de los dioses.

En el dialogo se establecen argumentos sobre la inmortalidad del alma.

En el ciclo de la vida son las mismas almas las que reencarnan. las almas pasan de la vida terrenal a la vida en el más allá y los vivos nacen de los muertos, así como los muertos fueron vivos anteriormente; los contrarios nacen de los contrarios.

El alma, para Sócrates, ha presenciado en otro momento las ideas y el conocimiento en este mundo. Según esto se confirmaría la preexistencia del alma antes de nacer en la forma humana. Sócrates expone la teoría de la reminiscencia evocando la idea de igualdad que permite entender los objetos iguales en este mundo así queda demostrado que el alma existe antes del nacimiento, mas no que siga existiendo después de la muerte.

Utiliza lo simple y lo compuesto, lo visible y lo invisible, de la misma forma lo invisible se encuentra siempre en el mismo estado y la visible en permanente cambio. Resumiendo que el cuerpo es semejante a lo visible y el alma a lo invisible. Relaciona el alma con lo divino y lo inmortal, lo inteligible, lo uniforme y lo indisoluble, mientras que al cuerpo le corresponde perecer, al alma le corresponde ser completamente indisoluble.

Sócrates hace una reflexión sobre el canto de los cisnes, en la cual explica que una vez que éstos saben que van a morir, cantan más que nunca y con la armonía mas bella, ya que están llenos de alegría por saber se reunir con el dios del que son siervos.

A continuación responde a las objeciones hechas por Simmias y Cebes sobre la inmortalidad del alma.

Primeramente, Simmias, planteará la teoría del alma como armonía bajo el ejemplo de la lira y sus cuerdas que son corporales, compuestas... mientras que la armonía es invisible, incorporal. Sócrates lleva al absurdo la tesis del alma como armonía que no nos permite explicar la presencia de la virtud o el vicio en las almas, por lo que el alma debe de ser otra cosa que armonía, puesto que la virtud no es sino el orden y la armonía del alma.

Cebes, a su parte, utilizando el ejemplo del tejedor, plantea que aunque el alma es más perdurable que el cuerpo, es perecedera y no se puede estar seguro de que ese cuerpo en el que está habitando su alma no será el final, negándole eternidad.

Sócrates, afirma que lo contrario nunca será contrario a sí mismo, algo no puede ser grande y pequeño a la vez y que no solo las ideas contrarias no sujetan la aproximación mutua, por ejemplo los números pares e impares. Esto explica que las cosas no siendo contrarías a algo igual no aceptan esa facultad contraría, así siendo el alma vida rechaza la muerte, por lo tanto es inmortal e indestructible.

Sócrates finaliza

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