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Fundamentación teórica breve.

SilviaVB1993Ensayo17 de Marzo de 2016

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1. Fundamentación teórica breve

Para definir una problemática, antes de nada tenemos que identificarla, y es que en los últimos tiempos los avances tecnológicos han posibilitado, sin planteárselo, el traspaso del acoso escolar en instituciones a las propias casas de las víctimas. Es decir,  poco a poco este acoso escolar ha ido entrando en la “vida cibernética” de los chicos y chicas. El auge de las redes sociales, la facilidad para escribir y compartir en la red, han propiciado una manera de formular estrategias de bulliyng cada vez más destructivas, llegando a muchas más personas. Esto es lo que se ha bautizado como cyberbullying.

El cyberbullying queda definido por Smith (2000), como el acto agresivo e intencionado llevado a cabo de manera repetida y constante a lo largo del tiempo, mediante el uso de formas de contacto electrónicas por parte de un grupo o de un individuo contra una víctima que no puede defenderse fácilmente (Citado en el artículo de Maite). El cyberbullying consiste en utilizar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, principalmente Internet y el teléfono móvil, para hostigar y acosar a los compañeros (Maite).

Existen diferentes enfoques que se han hecho eco en relación a todo este tema cibernético, pero todos ellos coinciden en que para que se considere cyberbullying  tiene que haber menores en ambos extremos del ataque: si hay algún adulto, entonces no es cyberbullying . Además, el acosador o acosadora puede convertirse en víctima y viceversa (Maite). Son variadas las formas que el cyberbulling adopta, siendo el único criterio que las limita el de la pericia tecnológica y la imaginación de los menores acosadores.

El cyberbullying tiene efectos significativos a nivel físico,  psicológico, emocional, social y académico (Maite).  Ante las conductas de cyberbullying los adolescentes pueden optar por tomar una de estas tres posiciones: agresores, observadores o víctimas (Maite).

El cyberbullying se ha incrementado mucho en los últimos años debido principalmente a tres factores: 1) Fácil acceso a nuevas tecnologías como internet o móviles con conexión a Internet. 2) La fácil distribución y multiplicación de contenidos a través de Internet. 3) El anonimato que proporciona Internet y como consecuencia, la sensación disminuida del daño causado.

En todos los países se constata una alta prevalencia del cyberbullying . Aproximadamente entre un 40% y un 55% de los escolares están implicados de algún modo (víctimas, agresores, observadores), entre un 20% y un 50% informan de experiencias de victimización, aunque únicamente entre un 2% y un 7% han sido víctimas de forma severa (Maite).

En general suele haber algo más de un tercio de casos de cyberbullying que tienen una historia de bullying anterior (Kraft y Wang 2009; Smith, 2006). Las personas que son víctimas de acoso en la escuela, suelen serlo también online (Raskaukas y Stolz, 2007; Willard, 2007), manteniendo el rol, e incluso, agravándolo (Avilés, 2009; Ortega, Calmaestra y Mora-Merchán, 2008). Sin embargo, el cyberbullying puede ocurrir de forma separada del bullying (Ybarra, Diener-Wext y Leaf, 2007).

El acoso escolar provoca, en quien lo sufre, un estado de ansiedad constante y depresión. De hecho, la victimización puede predecir los siguientes índices de desajuste: sentimientos de soledad, depresión y baja percepción de autovalía (Jubonen, Nishina y Graham, 2000).

Algunos estudios han observado que las víctimas de conductas violentas en el ámbito escolar tienen un autoconcepto negativo y escasa satisfacción con la vida (Andreou, 2000; Prinstein, Boergers y Vernberg, 2001; Rodríguez, 2004; Seals y Young, 2003).

Éste nivel de complicación a la hora de rescatar los síntomas provocados por la problemática de esta violencia a través de las TICs, nos resulta una de las necesidades más básicas a la hora de plantearnos poner a prueba nuestro Programa de Intervención Psicosocial. Con Programa de Intervención nos referimos al conjunto de decisiones y sus correspondientes actuaciones, que toma la comunidad educativa y se vertebran en torno a un plan, cuyo objetivo principal perseguido y su traducción en términos más específicos, se especifican a continuación:

  • Objetivo principal: Prevenir y reducir el cyberbullying a través de la prevención e intervención en situaciones de acoso por medio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

  • Objetivos específicos:
  1. Identificar  y conceptualizar cyberbullying.
  1. Analizar las consecuencias del cyberbullying para víctimas, agresores y observadores, potenciando la capacidad crítica y de denuncia ante el conocimiento de estas actuaciones.
  1. Desarrollar estrategias de afrontamiento para prevenir y reducir conductas de cyberbullying.
  1. El desarrollo de la capacidad de empatía, la escucha activa, habilidades sociales, el control de la ira-impulsividad, la resolución de conflictos positiva, la tolerancia y respeto hacia los demás.
  1. Remarcar la importancia de las redes de apoyo social, comunitario, parental y del grupo de iguales sobre la satisfacción que los adolescentes muestran con sus vidas.
  1. Mejora del clima escolar y la actitud positiva hacia dicho contexto para la prevención de comportamientos desajustados.

Campañas, investigaciones.

A pesar de la consciencia de necesidad de un programa de intervención destinado a esta problemática socioeducativa, la investigación en nuestro país se encuentra en sus inicios (Cava y Musitu, 2000).

La incidencia de la violencia escolar, según indican las investigaciones de varios países, puede estimarse aproximadamente en un 15% de los escolares, los cuales manifiestan haber sido maltratados, intimidados o han presenciado alguna agresión contra un compañero (Debarbieux y Blaya, 2001; Smith et al., 1999; Olweus, 1998; Ortega, 1994).

Frente a estas consecuencias, algunas irreparables, en contra de las personas y su integridad, y con el objetivo de promover un uso adecuado y responsable de las tecnologías de la información, se presentó la campaña #yoloborro conformada por el sector empresarial, académico y el gobierno. Ésta tiene la intención de ser un eslabón en la cadena contra la violencia cibernética.

Muchas escuelas están tomando medidas contra el acoso cibernético mediante la difusión de información útil y la recomendación de estrategias que los jóvenes y sus padres pueden adoptar. La escuela “Notre Dame Preparatory School” del Reino Unido nos ofrece un ejemplo de orientaciones a los padres. De manera similar, el “CyberTrainingProject” contiene una gran cantidad de consejos para padres, profesorado y jóvenes.

Más allá de disposiciones legales que pueda haber en algunos países frente al acoso en general y al cyberbullying en particular, en muchos de ellos se están desarrollando programas de intervención en los propios centros.

Toda Europa se está aplicando activamente en crear páginas web, folletos informativos y campañas para advertir a los padres, maestros y jóvenes de los peligros del acoso cibernético. Por ejemplo, en España, Pantallas Amigas ha elaborado campañas, materiales de difusión y conferencias que integran el concepto amplio de convivencia. Por tanto, Pantallas Amigas tiene como misión fomentar un uso seguro y saludable de Internet entre la ciudadanía. Algunos proveedores, como Bebo, cuentan con un mecanismo de advertencia representado como un "botón del pánico", para que estos adolescentes lo pulsen si sienten que están siendo intimidados en las redes sociales.

Las escuelas también tienen que cumplir su papel significativo en esta problemática, ya que de acuerdo con la literatura, la enseñanza directa de la "netiqueta" (las normas de comportamiento en Internet) y las intervenciones de los profesores podrían ayudar a prevenir el cyberbullying.

Al mismo tiempo, existe una amplia literatura específica sobre el cyberbullying que hace hincapié en la capacitación de los jóvenes para pasar a la acción mediante iniciativas como el apoyo entre iguales (Banerjee et al, 2010; Campbell, 2005; DiBasilio, 2008; Cowie, 2011).

Por lo tanto, la literatura destaca la importancia de la familia, de la escuela y de la comunidad para prevenir y detener el acoso cibernético.

2. Método.

La población diana a la que aplicaremos nuestro programa de intervención contra el Cyberbullying son adolescentes de edades comprendidas entre 11 y 18 años implicados de manera directa o indirecta en conductas de cyberbullying; siendo estos: agresores, observadores o víctimas.

Los perfiles psicológicos del agresor, el observador y la víctima son:

  • Agresor: persona agresiva e impulsiva, con pocas habilidades sociales, poca empatía, autoritarios y con poco  sentimiento de culpa hacia el daño ejercido.
  • Víctima: persona “débil”, insegura, sensible, baja autoestima, ansiosa, pasa mucho tiempo en casa, poca asertividad, irascible.
  • Observador: por lo general tiene una actitud pasiva y aceptación de la  situación justificadas ambas por la pertenencia al grupo, la difusión de la responsabilidad, la presión social,  el temor a la perdida de “popularidad” o el miedo a convertirse en víctimas.

No nos olvidemos de aquel perfil que ha sufrido algún tipo de acoso (actual o pasado) por parte de uno o más compañeros, y que presenta conductas violentas hacia sus otros compañeros, posiblemente como respuesta ante la victimización que sufren o sufrieron.

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