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INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOS NIÑOS La Inteligencia Emocional en niños y adolescentes


Enviado por   •  3 de Julio de 2017  •  Monografías  •  5.841 Palabras (24 Páginas)  •  444 Visitas

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FACULTADAD DE EDUCACIÓN E IDIOMAS

DIPLOMADO: Inteligencia Emocional

CURSO: La Inteligencia Emocional en niños y adolescentes.

Docente Expositor: Dr. Jorge Sáenz P.

   

TEMA: INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOS NIÑOS

GRUPO Nº 08

Integrantes:

  • CAVA VIDAL. Patricia Isabel
  • DAVILA TORRES, Walter Miguel
  • FABIAN SACRAMENTO, Oder
  • HERRERA GARCÍA, Wilmer
  • LARIOS MIÑANO, Carlos Hugo
  • LARIOS MIÑANO, Jorge Larios
  • MENDEZ GUZMÁN, Pedro Manuel
  • SÁNCHEZ RUBIO, Luz Margarita
  • URQUIZO MONTERO, Wilfredo Ernesto

Trujillo, Julio del 2013

                                                            [pic 2]

I.-   INTRODUCCIÓN

     1.1. Planteamiento del problema

                     En ocasiones el sentimiento arrasa con toda racionalidad. En la actualidad se vive en una época en la que el tejido social parece deshacerse a una velocidad cada vez mayor, en la que el egoísmo, la violencia y la ruindad espiritual parecen corromper la calidad de nuestra vida comunitaria.  La inteligencia emocional gira en torno a la relación que existe entre sentimiento, carácter e instintos morales. Existen cada vez más pruebas de que las posturas éticas fundamentales en la vida surgen de capacidades emocionales subyacentes. El impulso es el instrumento  de la emoción; la semilla de todo impulso es un sentimiento que estalla por expresarse en la acción. Muchos de nuestros estudiantes están a  merced del impulso, es decir, carecen de autodominio, padecen una deficiencia moral, que es la capacidad de controlar el impulso que es la base de la voluntad y el carácter.

            Dado que cada vez más niños no reciben en la vida familiar un apoyo seguro para transitar por la vida, las escuelas pasan a ser el único lugar hacia donde pueden volverse las comunidades en busca de un apoyo para las deficiencias de los niños en aptitud  social y emocional.

                       El problema no está en la emocionalidad, sino en la conveniencia de la emoción y su expresión. Cada estudiante tiene una forma diferente  de comportarse y una manera de aprender y dirigirse en las diferentes circunstancias del ámbito escolar. Sin embargo muchas  Instituciones educativas operan como si los estudiantes  fueran seres idénticos.  

                         Posiblemente la peor innovación educativa de este siglo fue la llamada prueba de inteligencia desarrollada por los sicólogos franceses, Alfred Binet y Theodore Simon, más tarde Lewis Therman y Maud A. Merrill elaboraron las pruebas Stanford-Binet. Ellos hicieron un buen trabajo de evaluación de ciertas habilidades. No obstante, no las evaluaron todas. Así las pruebas que servían para evaluar el cociente intelectual o IQ por años encasillaron  a las estudiantes por el resultado de una prueba que sólo evaluaba una habilidad en específico.

                          En el presente se sabe con certeza,  gracias a las múltiples investigaciones que por años realizaron  pioneros en desmitificar los resultados del IQ como Howard Gardner;  que el ser humano tiene muchas habilidades o múltiples inteligencias como: la inteligencia lingüística, la inteligencia lógico-matemática, la inteligencia visual-espacial, la inteligencia corporal –kinestésico, la inteligencia musical, la inteligencia interpersonal, la  inteligencia intrapersonal. En esta visión todo niño es potencialmente dotado, pero en muchas maneras diferentes. Cada estudiante tiene su propio estilo de aprendizaje y de trabajo preferido, y su propio temperamento.

                        Las escuelas pioneras están dando mucha importancia a la inteligencia emocional tomando en cuenta que mientras maduran los niños, se ven expuestos a muchos problemas si no logran dominar el reino emocional y tienen en cuenta que las deficiencias en la inteligencia emocional realzan un espectro de riesgos, desde la depresión o una vida de violencia hasta trastornos en la alimentación o abuso de las drogas.

                      En ocasiones, estudiantes  académicamente brillantes pueden hundirse en los peligros de las pasiones desenfrenadas y de  los impulsos incontrolables; estudiantes con un cociente intelectual elevado pueden ser exitosos profesionalmente, pero increíblemente malos de su vida familiar.

                     Ser inteligente  coloca las emociones en el centro de las aptitudes para vivir; es indiscutible que el ser humano tiene   dos mentes: una que piensa y una que siente. La institución educativa  que tiene la misión de brindar una educación integral que ayuden al estudiante a desarrollar todas sus potencialidades, no debe por ningún momento dejar de lado la inteligencia emocional.

                      El no brindar importancia e interés al desarrollo de la inteligencia emocional en los en los niños y jóvenes, favorece el deterioro social, el deterioro personal y el crecimiento de vicios, de problemas actuales como el bullying tanto para quien lo ejerce como para quien lo padece, de problemas de salud asociados a la autoestima como la anorexia, las drogas, etc.

                        La sociedad en general, los maestros, los padres de familia, los estudiantes, necesitan una reeducación emocional, aprender a conocerse y aceptarse, expresar lo que sienten y piensan, a comunicarse de manera positiva y propositiva. Entender y desarrollar la inteligencia emocional puede ayudar a encontrar un nuevo camino para educar y aprender.

   1.2. Justificación

                   El presente trabajo de investigación  es pertinente y oportuno  ya que los estudiantes  de Educación básica regular manifiestan diariamente sus  diferentes estados emocionales dentro de las aulas de clase de las instituciones educativas, dado que la sociedad moderna ha traído consigo un sinnúmero de problemas que  los afectan en su autocontrol, motivación, autoconciencia, empatía y sus habilidades sociales para integrarse con sus pares.  

                     En la actualidad se ha  dejada al azar la educación emocional de los niños, con resultados cada  vez más desastrosos. Una solución consiste en tener una nueva visión de lo que las escuelas pueden hacer para educar al estudiante como un todo, reuniendo mente y corazón en el aula.  Innovar en las clases con miras a tener como objetivo no sólo el cúmulo de conocimientos lógico – matemáticos basados en la ciencia sino también que incluya el desarrollo de bases y elementos que desarrollen la inteligencia emocional. Que el diseño  de la clase incluya el inculcar aptitudes esencialmente humanas como la conciencia de la propia persona, el autodominio y la empatía, el arte de escuchar, resolver conflictos y cooperar. Enseñar a los estudiantes a descubrir su potencialidad para superar los problemas de la vida cotidiana con el dominio de las emociones como pueden ser: la ira, la frustración, la desesperanza, la desesperación, la impaciencia, la tristeza. Si  se apoya  a que el estudiante tenga una buena auto estima, a que sea perseverante y paciente, a que tenga confianza en su propia capacidad para alcanzar sus metas sus sueños, y que base sus acciones en la tolerancia , el respeto y el autodominio, ese estudiante realmente se estará educando para la vida. En la actualidad se pide educar en competencias, y ello implica que todo contenido tenga un fin de utilidad práctico, un vínculo con la realidad; pues la inteligencia emocional lo prepara para desenvolverse de la mejor manera posible en la vida real, permitiendo que realmente potencie y utilice de manera adecuada toda acción y  conocimiento, ayudándole a vivir con una mejor calidad de vida, no sólo en lo personal  sino también en lo social.

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