La Actitud Humana Ante Una Situación Que Le Otorga Poder
Marluieth22 de Septiembre de 2013
3.576 Palabras (15 Páginas)369 Visitas
Die Welle
(La Ola)
Introducción: En este ensayo, hablaré en un principio sobre la autocracia y algunos de importantes despliegues a lo largo de la historia, sin excluir por supuesto, a nuestro México, país que sin lugar a dudas se ha vuelto envuelto en dictaduras e impactado por las mismas: ha habido cambios, ventajas y desventajas, y así, proseguiré a hacer una crítica social sobre la evidente necesidad humana de “pertenecer”, y lo que son capaces de hacer las personas por lograrlo, posteriormente se criticará a la película como obra, como mensaje, en partes y entera, incluida la selección de personajes, el guión, un poco del contexto y la forma en que se desarrollan los roles, tanto de los personajes como de los elementos dentro de la película, ya que creo que el personaje afecta a la película tanto como el medio en que se desarrolla la misma, afecta al personaje. Mencionare al autor, y proseguiré cerrando con una crítica personal hacia el cine alemán.
Título:
“La actitud humana ante una situación que le otorga poder”
Resumen: “La Ola”, una una película que plantea muy hábilmente su historia, contexto y desenlace, para que todos comprendamos, (en especial en lo que al público joven concierne) la rapidez con que se pone en marcha una maquinaria ideológica que acabe sacando explícitamente la cruel naturaleza del ser humano. Por supuesto, no es que todos los seres humanos seamos “crueles”, si no, que llevamos algo de crueldad en nosotros. Llevamos un poco de ese “instinto” de supervivencia y adaptación, la necesidad de poder y un poco de afán por poder pertenecer a la autoridad que caracteriza a un grupo, que nos obliga a adaptarnos a la situación, romper un poco con lo que creíamos bueno, y dejarnos llevar por la inmensa necesidad y satisfacción de querer pertenecer. Discriminando ávidamente así, entre los que pertenecen y entre los que no lo hacen.
“La actitud humana ante una situación que le otorga poder”
¿Una dictadura en la actualidad? Seguramente cualquiera que no esté del todo familiarizado con una película como lo es Die Welle (La Ola), o el experimento de la cárcel de Stanford, pensaría que no es tan posible que una dictadura de esa magnitud y con esos extremos pudiese llegar a existir.
Sin embargo, no hay que ir muy lejos para darnos cuenta de que pocos países son los que, a lo largo de la historia, no han tenido nada que ver con una dictadura (o autocracia).
Es más, retrocedamos un poco en nuestra propia historia (la retorcida historia de nuestro querido México)… y no hay que ir muy lejos para toparnos con lo que fueron Benito Juárez y Porfirio Díaz. Si bien, la historia los ha hecho ver al uno y al otro como al humilde héroe y al terrible Villano respectivamente… lo cierto es que ambos gobernantes no fueron más que dictadores, impositores de sus ideas, y ambos trajeron sus desventajas (evidentemente; el descontento del pueblo, por ejemplo, o la intolerancia hacia los que pensaban distinto), pero también sus ventajas (producto de ello: la mitad de las carreteras Mexicanas), que muy pocos valoraran, ya que como pueblo ignorante que estamos acostumbrados a ser, nos encantan las historias cliché de “héroes y villanos”, y si el villano hace algo que nos beneficia, lo descartamos… ya que ante nosotros jamás podrá perder ese romanticismo villanesco, o toda nuestra verdad caería en nutridas inconsistencias.
Lo cierto es que eso de estar por encima de todos, pertenecer a un grupo, ser parte de una ideología, la sensación de protección… es algo que el ser humano busca todo el tiempo y que no necesariamente se da solo por medio de una dictadura. Al ser humano le encanta hacer distinciones en grupos, uniformarlos, ponerles funciones, acciones… estereotipar… y por supuesto que si aquel grupo termina siendo parte de la elite; llámese el grupo importante (en otras palabras: el grupo opresor), por supuesto que se volverá atractivo: porque nadie se pone a pensar que para poder ser “importante” debe convertir a otros en obedientes y sumisos.
Y es que los poderosos son poderosos, simple y sencillamente porqué los débiles (de alguna forma inconscientemente), les dan ese lugar de prestigio; llegando a un punto en que sin chistar… viven en un auténtico rol de sumisión, obediencia, dependencia y acatamiento. Seamos francos: in débiles no hay fuertes y para que los fuertes, puedan resaltar como Muy fuertes, deben entonces convertir a otros en Muy débiles. Y entre más desdichados sean éstos subordinados, más resaltara la fuerza autoritaria opresora.
“Pertenecer” “Poder” “Grupo” “Sumisión” “Ideología”…Bueno, si es que decidimos abrir un poco los ojos y osar hacer comparaciones poco frecuentes, hay muchas (bastantes) Micro-Pseudo-dictaduras urbanas, basta con que salgamos a la calle, a la esquina más cercana o hagamos un poco de memoria sobre aquellas noticias coloridas de no hace mucho, noticias en que los “punks” se peleaban con los “góticos”, o en las favoritas de la publicidad, cuando cierto tipo de gente, mataba a golpes a un homosexual (cosa que aún sucede, solo que como ya no es la cereza del pastel para desviar la atención del pueblo hacia noticias “picantes” que les distraigan de su realidad, entonces, las difunden menos)
El rechazar todo aquello que es diferente a nosotros, es típico nuestro. Nos gusta imponer… y reitero ¿Mediante un grupo? Obviamente resulta mucho más atractivo, porque ahora no somos nosotros solos contra uno o unos cuantos… es toda una ola de personas que nos respalda, y a las que, recíprocamente, respaldamos.
Sí bien, aquella evidentemente ya no es una causa personal… el movimiento se adapta a las personas así como las personas al movimiento; recurriendo por supuesto, al infalible elemento de la violencia, la forma fácil de deshacerse de los obstáculos, recurso al que el ser humano a demostrado recurrir con relativa frecuencia.
En nuestro querido país, por ejemplo, se habla mucho de democracia (¡Y qué bonito suena eso!), sin embargo, ¿Aquella democracia de la que tanto se habla no será más bien un poco utópica? Quiero decir, democracia ¿Dónde? Demócratas ¿Quiénes? ¿Alguien puede explicar, por favor, en dónde está todo aquello?
Regresemos nuevamente en el tiempo, nuestro tiempo, a aquel escandaloso 2 de Octubre del 68, en Tlatelolco y su Plaza de las Tres Culturas, lugar en que se decidió que matar estudiantes era mejor que proyectar a un México con fuertes conflictos internos y evidente descontento, a los países que estaban por llegar… ¿Acaso aquella fue una decisión democrática? ¿Es aquella una evidencia histórica de que en nuestro México, efectivamente hay una democracia?
Insisto… ¿Demócratas quienes? ¿Las ideas no ejercidas de una constitución bien hecha, pero que es implementada, solo en partes y por conveniencia de pocos? Oh… pocos… ¿Pero que no el poder de pocos estaba solo en una dictadura? ¿Y nuestra democracia? ¿Dónde queda?
¿A poco las campañas políticas, en las que hay símbolos, colores, líderes e incluso muertos, insisto, no se asemejan mucho al fenómeno de “Die Welle”? Digo; tienen uniformes, ideas y está claro su desprecio hacia otros ¿O aquellas pequeñas estrategias “demócratas” no son más que eso? ¿La opresión favoreciendo a unos cuantos, ocultando cadáveres de muchos? ¿El silenciamiento de los curiosos o indiscretos; los periodistas informados? ¿De los que tienen ideas diferentes? ¿En qué parte de todo éste alboroto se nos perdió nuestra querida democracia México?
El “querer pertenecer a algo” del ser humano, es tan fuerte, que éste sin más, decide llevarlo a extremos. El ser humano es una criatura extremista. La “obediencia” a una ideología que no es analizada del todo por quien decide obedecerla pero que sin más, la acata, pues el pertenecer a ella y llevarla a cabo, le hace sentirse poderoso. Le hace sentirse con el derecho de llevar a cabo actos despóticos.
Y en dadas situaciones, creo que es puro conductismo operante lo que los “hace” y “deshace”…desaprendiendo a la humanidad y reaprendiendo a la bestialidad. Analicemos un poco de ésta polémica película… En un principio las playeras blancas son un estimulo incondicionado; un estimulo que está ahí pero que no significa absolutamente nada: solo un color, una prenda de ropa… no hay más. Pudieron ser playeras azules o rojas. Pudieron ser inclusive pantalones… Pero ese blanco comienza a tomar poder, en base a las acciones de quienes las portan… al volverse grupo, al dejar de ser individuos para convertirse en La ola, ponen al servicio de los demás sus dones, habilidades, recursos… y al hacer eso comienzan a tomar poder, y a perder autonomía, valores, ética… ¿Una cosa por otra no? Y es que todo aquello, no es sino un simple código de comportamiento en una sociedad. Y el cambiarlo por la sensación de ser poderoso, y la satisfacción de comprobarlo frecuentemente, resulta para el ser humano… un canje bastante atractivo.
Para empezar Rainer Wenger comienza, por brindarles seguridad, evitar que entre ellos se agredan, crear lo que un grupo realmente es, haciéndoles ver el significado de lo que es un “grupo” en acciones, en deleite…
Se me hace muy importante el mencionar, aquella parte de la película, cuando una estudiante esta distraída (que raro: platicando con su compañero de atrás) y por ende, cuando Rainer Wenger le pregunta algo sobre su clase ella no puede
...