Liderazgo Juvenil
11916 de Mayo de 2013
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MAESTRÍA EN PLANEACIÓN Y GESTIÓN EDUCATIVA
MÓDULO: Habilidades Directivas Para La Gestión Educativa.
ALUMNA: Lic. C. del Carmen Vázquez Pérez.
DOCENTE: Dra. Laura Andrea Couvert Rojas.
FEBRERO 2013
LIDERAZGO PARA JÓVENES
“El hombre nació para ser líder, pero en el proceso de adaptarse a las complejidades de su mundo, con frecuencia se inhibe”
Bertha E. Madrigal Torres
INTRODUCCIÓN
Este ensayo tiene por objetivo aumentar la capacidad de liderazgo en los jóvenes, con el fin de fortalecer su potencial creativo y canalizar su energía en propuestas de innovación y emprendimiento que beneficien su comunidad y su vida personal.
Pretende entregar herramientas para que los jóvenes se desenvuelvan en un mundo cada vez más complejo (familia, trabajo, colegio, etc.) desarrollando su capacidad emprendedora, elevando su autoestima y capacidad de autocrítica, potenciando su creatividad y aprendiendo un modelo de comunicación efectiva, a través de experiencias de naturaleza lingüística, corporal y emocional.
Probablemente seas de esas personas a las que todavía les sorprende mucho que le digan que tienen capacidades de liderazgo. Pero antes de que lo niegues por no considerarte a ti mismo una persona líder, déjame presentarte una definición de liderazgo.
Se entiende por liderazgo “la capacidad de movilizar a otras personas para luchar por aspiraciones compartidas”, de manera que, si alguna vez has logrado movilizar la voluntad de alguien para trabajar por algo en común, entonces muy probablemente sí cuentes con el potencial para convertirte en una persona líder.
El inconveniente de la palabra “liderazgo” es que proviene de una tradición empresarial donde las personas líderes son consideradas como las más capaces, las superdotadas y las únicas que mandan, lo que, además de ser muy individualista, suele concentrar la atención en el “carisma” de las personas y no en sus habilidades. Quizá por esto muchas personas valiosas y con capacidades para el liderazgo se niegan a reconocerse como líderes, pues consideran que es mejor el trabajo en equipo o compartir los esfuerzos y la toma de decisiones que seguir a ciegas a un ser todopoderoso. No obstante, la idea de liderazgo que quiero compartir contigo es muy distinta. Se trata de reconocer que existen personas que son capaces de mover a otras a la acción y también se trata de reconocer que existen distintas formas de liderazgo.
Además, quiero descartar cuanto antes la idea de que se nace con cualidades innatas para el liderazgo, ya que la experiencia nos ha enseñado que las personas líderes no nacen sino que se hacen, es decir que se requiere cierta formación y mucho trabajo para lograr un buen liderazgo.
Si ya superaste el primer golpe a tu ego y, luego de la explicación anterior, ya te consideras a ti mismo una persona líder, entonces podemos continuar planteando las características o cualidades básicas de una líder. Por supuesto, si son capaces de mover a la acción, las y los líderes siempre tienen personas que los siguen, que los secundan, ya sea porque saben cómo dirigirse a la gente, en qué lenguaje hacerlo, o porque saben ganarse su confianza y ponerla a trabajar en proyectos comunes.
Así pues, podemos afirmar que el bien más preciado de una persona líder es su equipo, ya que éste la complementa y, a la vez, favorece el surgimiento de nuevos liderazgos.
Pero una persona líder no es sólo una manipuladora que dice qué hay que hacer y qué no. Hay otras características que la hacen ser precisamente una líder, y éstas son:
• Compromiso. Además del compromiso específico con la organización o causa que promueve, una líder debe tener un compromiso inequívoco con el cambio social y una visión clara del futuro por el que lucha.
• Honestidad. Misma que, suavizada con un poco de tacto (no siempre es bien visto ser honesto), resulta ser la mejor política.
• Actitud positiva. El mundo está lleno de problemas y de gente negativa que no tiene la menor intención de ayudar a resolverlos. Las personas líderes deben irradiar una actitud entusiasta y propositiva, con énfasis en las soluciones posibles antes que en las dificultades y el derrotismo.
• Seguridad en sí misma. Esto no significa que una persona líder tenga que saber de todo, sino que tiene suficiente seguridad para pedir ayuda y para admitir sus debilidades. Una persona segura puede admitir por igual reconocimientos, sin caer en la venalidad, que las críticas, sin derrotarse.
• Confianza en la gente. Una persona que juega un papel de liderazgo debe tener gusto por la gente y confianza en lo que le pueden dar. Una líder que desprecia a quienes le rodean no podría movilizar a la acción ni a sus propios músculos.
• Dar prioridad al equipo. Aprender a desarrollar un equipo supone no sólo reconocer los talentos y las limitaciones de las y los colaboradores, sino que también requiere adquirir una perspectiva sobre los elementos subjetivos y culturales que cruzan las relaciones humanas de trabajo y de poder, y que inciden en el éxito o fracaso de la interrelación de la dirigencia y su grupo.
• Autoconocimiento. Ejercer el liderazgo supone antes que nada ponerse de acuerdo con uno mismo, reconocer nuestras características y utilizar en forma constructiva la propia personalidad. La tarea de auto estudiarse aquí y ahora en el campo de las relaciones intergrupales es compleja, pero necesaria. Asumirse como líder exige, además de un entrenamiento en la dinámica grupal, también un trabajo sobre el narcisismo. Un trabajo en la propia subjetividad. Conocer las motivaciones que actúan cuando se asume un papel o posición que implica dirigir a otras personas, saber qué sentimos al estar en el papel de líder y aprender de los propios conflictos es el mejor camino para indagar lo que afecta a las relaciones entre “dirigentes” y “seguidores”.
• Desconfiar de las instituciones que no rinden cuentas claras a la gente. Una persona líder es alguien que siempre pregunta el porqué de las instituciones y mantiene un saludable escepticismo ante lo que no se dice.
En cuanto a las habilidades de las personas líderes, éstas pueden variar según el cargo que cada líder ocupe (no hay que olvidar que un liderazgo no es sinónimo de puestos directivos sino un conjunto de prácticas y comportamientos), aunque generalmente las más útiles son:
• Saber escuchar. Una persona líder debe saber cómo incorporar las preocupaciones y sugerencias de la gente con que trabaja. Ésta es una de las razones por las que la gente confía en ella.
• Diplomacia. La forma de decir las cosas suele ser importante, lo mismo si se trata de una reunión interna de grupo que si se trata de una discusión pública o de un debate con alguien de opiniones contrarias a las nuestras. Esto no significa que se tenga que andar por las ramas: se puede ser una persona directa y, al mismo tiempo, tener tacto.
• Reclutamiento. Ésta es una habilidad indispensable que, si no se tiene, se debe adquirir con prontitud. Sus resultados son la medida de la capacidad del liderazgo: “Dime cuánta gente te sigue y te diré quién eres”.
• Organización personal. Las personas líderes deben contar con buenos sistemas de seguimiento de las reuniones y de sus compromisos con la gente. Frecuentemente se les disculpa porque están muy ocupadas o con una agenda a reventar, pero eso es tanto como reconocer que no cuentan con la ayuda adecuada, que no confían lo suficiente en las personas como para delegar ciertas tareas, o bien que han tomado una responsabilidad mayor de la que pueden cumplir.
• Formarse constantemente. Las personas líderes deben hacer un esfuerzo constante de actualización que implica leer, formarse e informarse, conocer lo que está pasando. Una persona líder está en la punta y usa esa información para resolver problemas, para adelantarse a situaciones, para proponer soluciones distintas, para explorar nuevas alternativas. Esto implica, a su vez, tener un alto grado de autodisciplina y control.
• Nunca perder de vista los objetivos. El trabajo de las personas líderes se debe guiar por objetivos realistas y observables. A veces se tienen demasiadas actividades, aunque no siempre se tiene claro en qué medida se dirigen hacia la consecución de ciertos objetivos.
La mayoría de las organizaciones ciudadanas democráticas desarrolla sus propios liderazgos como resultado de su propio proceso de constitución y crecimiento. En muy pocos casos echan mano de líderes procedentes de otras organizaciones y, en caso de hacerlo, tardan un buen tiempo en adecuarse a un contexto diferente. Algunas de las cosas que pueden resultar atractivas para las personas que tienen el potencial de ser líderes es aprender nuevas habilidades, un ambiente donde se les respete y a la vez realicen una actividad emocionante y socialmente necesaria, donde incluso tienen la oportunidad de hacer historia o iniciar, personalmente, una nueva carrera en el terreno de que se trate.
Otro aspecto básico para el desarrollo de los liderazgos es contar con una división del trabajo efectiva. Ésta es indispensable para facilitar y asegurar el cumplimiento de cada tarea e implica reconocer que nadie
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