Los estadios del desarrollo cognitivo de Piaget
Cami ParraTrabajo28 de Octubre de 2021
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INSTITUTO DE FORMACIÓN DOCENTE N° 12
ESPACIO CURRICULAR: APRENDIZAJE
PEI – COMISIÓN 2DO A
Prof. Gimena Fernández
Los estadios del desarrollo cognitivo de Piaget
Uno de los temas más divulgados y conocidos de la teoría psicogenética es el de la teoría de los estadios, por medio de la cual Piaget describe y explica la construcción progresiva de la inteligencia. Los estadios muestran cómo desde que le niñe nace, y a partir de su acción en los constantes intercambios con el medio, va construyendo los esquemas y estructuras que operan como instrumentos asimiladores para interpretar la realidad, esto es, para dotar de significado a los objetos de este mundo.
1er estadio: La inteligencia sensoriomotora.
El primer momento de este largo proceso, comprende a niñes desde el nacimiento hasta los 2 años de edad, y se caracteriza por la construcción de los primeros actos inteligentes a partir de la formación de esquemas y su coordinación. Esta inteligencia -denominada por Piaget como “sensorio-motriz”, le permite a le niñe resolver problemas prácticos y tiene una enorme importancia como base de los progresos intelectuales posteriores.
El repertorio conductual de un bebé recién nacide nos muestra una serie de reflejos de diverso valor: unos se irán perdiendo poco a poco (la reacción de sobresalto conocida como reflejo de Moro), otros que permanecerán a lo largo de la vida (estornudar, retracción de un miembro tras un pinchanzo), y otros que pasarán de ser acciones reflejas a actos voluntarios en apenas unos meses (conducta de agarrar, la succión). Estos últimos son para Piaget la base de todo el desarrollo intelectual posterior, al ser los esquemas sensoriomotores iniciales cuyo enriquecimiento y diversificación, provocados por la adaptación al medio, darán lugar al nacimiento de la inteligencia del niñe.
El reflejo de succión indica que le niñe no sólo succiona cuando el objeto que le alimenta o cualquier otro toca sus labios, sino que desde los primeros días succiona también en ausencia de toda estimulación externa, es decir, ejercita la succión al margen de la situación de alimentación y esto contribuye a la consolidación del esquema sensoriomotor inicial a través de la repetición.
La necesidad de repetición es característico del proceso de asimilación: dado que el reflejo de succión tiende a reproducirse, incorpora constantemente objetos que le sirvan como excitante, pero no sólo eso, sino que también le niñe sabe reconocer si ese objeto es el que lo satisface cuando tiene hambre. Así, aprende no sólo a reconocer el pezón, sino también a buscarlo en respuesta a las exigencias de l situación; tal respuesta también supone un esfuerzo de acomodación a través del cual se van a desarrollar nuevos patrones de conducta organizados en torno a la búsqueda del objeto de alimentación con los labios. Por otro lado, que le niñe pueda distinguir entre lo chupable-que-alimenta y lo chupable-que-no-alimenta es también un ejemplo de aprendizaje en función de la experiencia.
A partir del primer mes de vida, Piaget observa que le niñe comienza a realizar de forma involuntaria algo que le resulta agradable o atractivo. La función de asimilación hará que esto se reproduzca para conseguir el mismo efecto hasta que, por sucesivos tanteos, lo logre. Así, repetirá la conducta una y otra vez. Para Piaget, ahí está la esencia de la reacción circular: la conducta produce un efecto que luego se trata de reproducir una y otra vez. Además, suceden las primeras anticipaciones: se empieza a guiar por algunas claves (posturales, visuales, etc) que le permiten ir discriminando unas situaciones de otras y, en consecuencia, ir desarrollando anticipaciones (estar en brazos de la abuela, mirar a la madre y abrir la boca, gritar, llorar reclamando alimento). Aparecen además las primeras imitaciones (no en sentido estricto): si una persona adulta repite un sonido que el bebé ha emitido, éste tienda a repetirlo bajo el estímulo de aquel (le niñe repite conductas de las que ya disponía).
En el transcurso del 1er y 4to mes de vida se dan dos hechos centrales: la coordinación de modalidades sensoriales (coordinación de visión y audición le permite girar la cabeza en dirección a la fuente de sonido (la coordinación de presión y succión permitirá que las cosas que van a parar a las manos encuentren el camino a la boca), y la expectación pasiva (si ve a su madre pasar ante él/ella/elle, el bebé la seguirá con la mirada hasta el punto en que desaparece, y fijará su mirada allí).
Piaget agrega que, entre los 4 y 8 meses, las reacciones circulares empiezan a ser casi intencionales: el sujeto no se propone una meta, sino que provoca un resultado por casualidad y sólo luego busca la forma de repetirlo relacionando sus acciones con dicho resultado. Además, comienza a realizar imitaciones deliberadas y sistemáticas con sonidos y movimientos realizados por el modelo, ero sólo puede imitar las conductas que ve y oye por sí mismo.
En relación a la conservación del objeto se observan avances importantes: 1) le niñe empieza a anticipar las posiciones futuras de los objetos que se mueven (si tira un objeto a la izquierda, lo buscará en esa dirección, es decir, no se limita en verlo desaparecer) 2) si el objeto que tenía agarrado se desliza, intenta obtenerlo otra vez, realizando movimiento con su mano para intentar apoderarse nuevamente, y si no lo consigue fácilmente, abandona el intento; 3) se producen reacciones circulares diferidas: cuando un acontecimiento suscita su atención, interrumpiendo la reacción circular, pasada la secuencia llamativa, puede volver sin error al objeto inicial y a la reacción circular; 4) busca un objeto que se le esconde si se lo muestra parcialmente. Es importante aclarar que el objeto aún no es permanente, sigue ligado a las acciones y percepciones del niñe.
Entre los 8 y los 12 meses de edad, explica Piaget, se produce una coordinación entre los esquemas anteriores. Se acentúa la descentración de su propio cuerpo. Resulta de suma importancia, según Piaget, reconocer que se constituyen los primeros actos de inteligencia propiamente dicha, porque en ellas hay ya una intencionalidad clara: los hechos no se producen por azar y que luego trata de reproducirse, sino le niñe se propone una meta (por ejemplo, agarrar un objeto), y para su consecución pone los medios adecuados (apartar el obstáculo. En este sentido, hay una coordinación de los esquemas implicados: le niñe que sabía agarrar un objeto, y también desplazarlo, logra coordinar ambas. Hacerlo le es posible porque es capaz de desarrollar sus esquemas fuera de los contextos en los que los adquirió. Esta flexibilidad para usar los esquemas que ya se tenían en contextos y situaciones nuevas es lo que Piaget denomina “movilidad de los esquemas”.
Otro de los progresos importantes tiene que ver con la capacidad anticipatoria. Ahora éstas se complejizan: cuando la madre se levanta y se coloca la cartera, le niñe logra anticipar s partida, y por eso rompe en llanto; o cuando a la hora de comer tiene ante sí un plato de sopa por el que no tiene entusiasmo y un tupper lleno de uvas que le gusta, cierra la boca ante la cuchara que procede del plato y la abre ante la que procede del tupper.
Hay avances notables en relación a la conservación del objeto: empieza a buscar los objetos desaparecidos y ocultados (si se le esconde un objeto debajo de un almohadón, le niñe lo levanta y se apodera del objeto). Pero aún no es una conservación total del objeto, puesto que si la situación se complejiza, no continúa la búsqueda. También se observan avances en relación a la imitación: comienza a utilizar partes del cuerpo que no le son visibles (labios o boca), y empieza a realizar algunas imitaciones de acciones o sonidos nuevos, es decir, que no formaban parte de su repertorio.
Desde los 12 a los 18 meses, señala Piaget, surgen nuevos esquemas a partir de las experiencias cada vez más diversificadas e intencionadas. Se continúa complejizando la conservación del objeto. Cuando le niñe nos vea esconder un objeto, lo buscará correctamente. La única condición es que vea la trayectoria seguida. La dificultad se va a presentar cuando no vea ese recorrido y deba inferirlo: si un objeto se traslada con la mano cerrada debajo de un almohadón, y luego se pone la mano cerrada (ya sin el objeto) delante, tratará de separar los dedos para buscar el objeto y, al no encontrarlo, en lugar de buscarlo debjao del almohadón, mostrará su extrañeza. Además, se pueden observar progresos en la construcción del espacio. Le niñe sabe ir de n lado a otro, sabe volver por el mismo recorrido, y así construye lo que Piaget denomina “el grupo práctico de los desplazamientos”.
A partir de los 18 meses hasta sus 2 años, explica Piaget ses desarrolla la invención de nuevos medios a través de combinaciones mentales. Le niñe se encuentra con un problema para cuya resolución no le sirven los esquemas que dispone; las exploraciones sensoriomotoras de tanteo son ahora sustituidas por una especie de experimentaciones internas a través de las cuales le niñe inventa los medios adecuados. Por otro lado, las limitaciones previas respecto a la conservación del objeto se superan totalmente: le niñe tiene en cuenta tanto los desplazamientos visibles como los invisibles. El objeto es concebido ya como una entidad en sí mismo, sujeto a sus propias leyes de desplazamiento. El objeto ya es permanente. La imitación también tiene un importante adelanto: lo hace cada vez mejor, imita a objetos y a personas, y puede reproducir un comportamiento de un modelo que no está adelante.
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