Mujer Modelo

Mujer modelo

El propósito del siguiente ensayo no es nada más que el de crear conciencia, abrir nuevas perspectivas o tal vez grietas en nuestro estereotipo femenino. Aunque por su asombrosa variabilidad es difícil hablar de ella, la mujer, en general, ha sido definida desde siempre como fragilidad, cariño, madre de familia, encargada del hogar, emociones y sonrisas en un paquete de belleza y luminosidad, y no todo eso es mentira, pero ¿Qué más es lo que existe dentro de eso?

Por fuera, el mundo espera de la mujer delicadeza, delgadez, grandes atributos, maquillaje, tacones, ropa cara y muchos adornos que al fin y al cabo son sólo un disfraz de algo que aparenta ser mucho mejor. La mujer en su faceta de inseguridad ha tratado de seguir aquella imagen poco realista y ha sido juzgada tanto por intentar parecerse a aquellas portadas de revista como por no hacerlo.

Dentro de una sociedad de valores tradicionales, el único papel que la mujer tiene dentro de ella es el ser madre y esposa, dependiente siempre al hombre. Si bien a partir del siglo XX su opinión comenzó a ser tomada en cuenta, no se ha podido eliminar por completo esa imagen machista en la mayoría de las personas, consciente o inconscientemente seguimos pensando que las mujeres están destinadas a ser amas de casa. El movimiento feminista poco ha ayudado a que la mujer tenga su lugar justo en la sociedad, pues bien, el movimiento feminista buscaba la igualdad de género no buscar la superioridad al hombre, pero el feminismo las obligó a convertirse en madres, esposas, profesionistas y seres multitareas al mismo tiempo. Y a pesar de que su papel anterior era muy cómodo, el que hoy están haciendo resulta mucho más satisfactorio.

La primera imagen de la mujer en la sociedad, indudablemente, es el de madre. Madre amorosa, y preocupada todo el tiempo por sus hijos, madre que se desvela y vive por su familia. La mujer posee todas estas cualidades que podemos poner en una sola: la entrega. La mujer es entregada a lo que hace por sobre todas las cosas, se entrega sin pedir nada a cambio y aún más lo hace como madre.

¿Qué mayor privilegio que el de ser madre? Como simples seres humanos que nunca hemos tenido un hijo, sólo es posible apreciar ese milagro desde fuera, y aunque un poco inalcanzable a nuestra comprensión, podemos imaginar que nada es comparable con ese sentimiento tan único de dar vida. Claro está que las mujeres podemos llegar a ser lo que queramos: médicos, terapeutas, biólogas, abogadas… pero si queremos tener la dicha de ser transmisoras de vida, única y exclusivamente tendremos que decidir ser madres algún día.

Podemos notar en el ensayo de Ethel Krause: “La mujer, ese tema…” , como las mujeres que trabajan como las que no trabajan se sienten insatisfechas, he aquí unos párrafos de su trabajo :

Las mujeres que trabajan... insatisfechas

Si observamos un poco a una mujer que trabaja fuera del hogar, vemos que exteriormente da siempre la imagen de estar autorrealizada, orgullosa de sí misma y permanentemente agobiada, como tratando de hacer ver a los demás, que ella sí está logrando exitosamente ser mamá, esposa y profesionista, eso que el mundo dice que es algo imposible de lograr.

Cuando se encuentra con una mujer que no trabaja, le dice que la envidia, con expresiones de este tipo: “qué rico que no trabajas, con razón tienes tu casa tan linda”, pero en su interior la crítica terriblemente: “se levanta

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