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PSICOLOGIA Y METAPSICOLOGIA


Enviado por   •  13 de Junio de 2013  •  1.663 Palabras (7 Páginas)  •  331 Visitas

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PSICOLOGIA Y METAPSICOLOGIA

Definir la naturaleza del yo lleva muy lejos.

El YO en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. La noción del YO fue elaborada al correr de los siglos tanto por aquellos a los que llaman filósofos, como por la conciencia común.

La noción freudiana del YO, puede compararse con la Revolución Copernicana

Las nuevas perspectivas abiertas por Freud estaban llamadas a abolir las precedentes. Algo se produjo en términos teóricos, y reapareció una noción de yo absolutamente distinta de la que implica el equilibrio del conjunto de la teoría de Freud. Puesto que teoría y práctica no son separables, la relación analítica, la dirección de la práctica, vieron cambiar su orientación.

El hombre contemporáneo cultiva cierta idea de sí mismo, idea que se sitúa en un nivel semi-ingenuo, semi-elaborado. Su creencia de estar constituido de tal o cual modo participa de un registro de nociones difusas, culturalmente admitidas.

Alexandre Koyré en su conferencia de anoche, acerca de la función del diálogo platónico, precisamente a partir del Menón, puede insertarse sin artificio en la cadena de la enseñanza que aquí se va desarrollando. Las conferencias de los martes, llamadas con justicia extra-ordinarias, tienen la función de permitir que cada uno de ustedes cristalice las interrogaciones suspendidas en las fronteras de lo que desarrollamos en este seminario.

Pronuncié, destaqué, transformando las ecuaciones menonianas, lo que podemos llamar la función de la verdad en estado naciente. El saber al cual se anuda la verdad debe estar dotado de una inercia propia, que le hace perder algo de la virtud a partir de la cual comenzó a depositarse como tal, ya que muestra una evidente propensión a desconocer su sentido propio. No hay sitio donde esta degradación sea más evidente que en el psicoanálisis.

Esta ambigüedad del saber y la verdad se ve desde el origen (tomando a Platón como origen) en sentido en que se habla de origen de las coordenadas.

¿Quién es Sócrates? Sócrates es quien inaugura en la subjetividad humana el estilo del que brotó la noción de un saber vinculado a determinadas exigencias de coherencia, saber previo a todo progreso ulterior de la ciencia en cuanto experimental; tendremos que definir el significado de esa suerte de autonomía que adquirió la ciencia con el registro experimental. Sócrates advierte que en lo tocante a lo más precioso, la areté, la excelencia del ser humano, no es la ciencia la que podrá transmitir las vías que a ella conducen. Ya ahí se produce un descentramiento; a partir de esta virtud se abre campo al saber, pero esta virtud misma, en cuanto transmisión, su tradición, su formación, queda fuera del campo.

¿Qué pasó después de Sócrates? La noción del YO vio la luz.

Nunca puso estar ahí desde siempre. Pensamos en el origen del lenguaje: imaginamos que hubo un momento en que, sobre esta tierra, se tuvo que empezar a hablar. Admitimos, que hubo una emergencia. Lo nuevo que surge parece extenderse siempre en la perpetuidad, indefinidamente, más acá de sí mismo.

Nos parece que Sócrates y sus interlocutores debían poseer, como nosotros, una noción implícita de esta función central; que el yo debía ejercer en ellos una función análoga a la que ocupa en nuestras reflexiones teóricas, pero también en la aprehensión espontánea que tenemos de nuestros pensamientos, tendencias, deseos, lo que es nuestro y de lo que no es nuestro, de lo que admitimos como expresiones de nuestra personalidad.

La clase de personas que definiremos, por notación convencional, como los dentistas, están muy seguros del orden del mundo porque piensan que el señor Descartes expuso en el “Discurso del Método” las leyes y los procesos de la razón clara. Su pienso, luego soy es absolutamente fundamental en lo tocante a la nueva subjetividad, no es sin embargo tan sencillo como les parece a estos dentistas. Si es verdad en efecto, que la conciencia es transparente a sí misma, y se aprehende como tal, resulta evidente que el yo (je) no por ello le es transparente. No le es dado en forma diferente a un objeto. La aprehensión de un objeto por la conciencia no le entrega al mismo tiempo sus propiedades.

Las consideraciones de los filósofos nos llevaron a una noción del yo cada vez más puramente formal y, para decirlo todo, a una crítica de dicha función. El progreso del pensamiento se desvió de la idea de que el yo fuese sustancia, como de un mito que debe ser sometido a una estricta crítica científica. El pensamiento se embarcó en el intento de considerarla como puro espejismo, con Locke, con Kant e incluso con los psicofísicos. Ellos consideraron con el mayor recelo la función del yo.

Para calificar el descubrimiento de Freud hemos usado el término revolución copernicana. Los hombres siempre creyeron que la Tierra era una especie de planicie infinita. Pero en fin, pensaban que había cosas que estaban abajo, digamos en el centro, y que el resto del mundo se edificaba encima. Si no sabemos exactamente lo que un contemporáneo de Sócrates podía pensar acerca de su yo, así y todo había algo

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