Practica Docente Reflexiva

La Práctica docente Reflexiva “Un mecanismo para aprender y desarrollarse de manera continua”

Marco Antonio Medina López

Los temas de reflexión y el análisis en la conducción del aprendizaje, ha sido considerado uno de los elementos esenciales para mejorar la calidad de la educación, esto es , mediante de la aplicación de diversas teorías psicopedagógicas, tales como el constructivismo y el cognoscitivismo; se ha tratado de llevar al alumno al descubrimiento de su propio aprendizaje. Sin embargo, al llegar los alumnos a niveles universitarios se denota ampliamente una carencia de todo ese aprendizaje que debió de tener después de años de estudio.

Debido a esto, es imperante hacernos una serie de cuestionamientos sobre la efectividad de dichas teorías, con el fin de que los alumnos desarrollen las características de aprendizaje que deseamos que tengan.

Así, surge el interés de abordar desde otro punto, la necesidad de desarrollar en el educando la capacidad de reflexión y análisis; ¿cómo? Pues partiendo del desarrollo de las competencias profesionales para la formación continua, por parte del profesor, considerando que la reflexión y el análisis solo pueden lograrse si el docente mismo es un ser crítico, pensante y reflexivo; habilidades que primeramente le conducirán a reflexionar sobre su desempeño en el aula, con sus alumnos, así como de percibir la necesidad de prepararse en forma constante para desempeñar el rol que le corresponde de manera eficiente.

Para abordar estas dos premisas “pensar y reflexionar” necesitamos definirlas. Cuando evocamos algo a nuestra mente, estamos pensando. El pensamiento es algo espontáneo que nos permite advertir o percibir algo que está sucediendo o está por suceder. La reflexión es aquél proceso que nos conlleva a meditar sobre algo. Si juntamos estas dos palabras, estaremos hablando de un pensamiento reflexivo.

A principios del siglo XX Dewey hizo contribuciones fundamentales en función de la práctica reflexiva, fue uno de los primeros teóricos que consideró a los maestros como profesionales de la educación con la capacidad de desempeñar papeles muy activos en el desarrollo de los programas educativos

Dewey se preocupaba fundamentalmente en formar personas capaces de pensar con criterios propios y bien fundamentados. Consideraba que se debería educar para la promoción de un pensamiento reflexivo. Aunado a ello, el profesor también debería actuar de manera reflexiva, examinando críticamente su práctica, identificando problemas y algunas ideas para ser puestas en práctica, con el propósito de garantizar el aprendizaje de los estudiantes y cita:

“cuando comenzamos a preguntarnos por la veracidad de algo, cuando tratamos de probar su autenticidad y de ver que garantías hay de que los datos existentes señalen realmente la idea sugerida, de modo tal que justifique la aceptación de esta última”.

Dewey menciona que “la reflexión” no implica tan sólo una secuencia de ideas, sino una con-secuencia, esto es, una ordenación consecuencial en la que cada una de ellas determina la siguiente como su resultado, a su vez, apunta y remite a las que le precedieron. Y presenta como fases del pensamiento:

1. Un estado de duda

2. Un acto de busca de vacilación, de dificultad mental en que se origina el pensamiento de caza, de investigación, para encontrar algún material que esclarezca la duda, que disipe la perplejidad. Se considera que la reflexión no consiste en una serie de pasos o procedimientos que serian utilizados por maestros, es mas bien considerada como una forma holística de atender y responder a los problemas, involucrando de forma sustantivas a los autores involucrados, por ser un proceso que va mas allá de los procesos racionales y lógicos.

La reflexión es considerada la piedra angular para modificar la práctica, y busca que los maestros reflexivos aceptan con frecuencia la realidad cotidiana y encuentren alternativas para solucionar problemas. El pensamiento reflexivo implica la consideración activa, persistente y cuidadosa de cualquier creencia o práctica tomando en cuenta las razones que la sostienen y las consecuencias que puede tener a futuro.

Actualmente se distinguen tres clases de reflexión: Reflexión sobre la práctica, Reflexión en la práctica y Reflexión para la práctica

Las dos primeras como claramente de índole reactiva y se distinguen entre ellas sólo por el momento en que se lleva a cabo, pero ambas giran en torno a un hecho específico que obliga al docente a reaccionar y respecto al cuál actúa con cierta rapidez o inmediatez. Por otra parte se puede considerar que la reflexión para la práctica es algo distinta puesto que viene a ser el resultado deseado de los dos tipos de reflexión previos. Se reflexiona no para volver al pasado o tomar conciencia del proceso metacognitivo que se experimenta, sino para orientar la acción futura, es decir por un motivación moral práctica y orientada a las alternativas de actuación. Y es así de tal manera que la reflexión para la práctica hace que el maestro se anticipe a los problemas, necesidades o cambios que él prevé en el ámbito de su intervención educativa.

De esta manera asumimos la reflexión, como un proceso interno, “que puede producirse mediante una reflexión sobre la acción o en la acción, que en algunos casos puede plantearse como un proceso individual”. Ese proceso requiere ser aprendido y ejercitado para que se constituya en una actitud y habilidad permanente por lo que es necesario crear “profesionales reflexivos…” ¿Pero qué es un profesional reflexivo? Donald Schön es a quién se le atribuye este concepto y propone un modelo educativo que promueva una práctica reflexiva, basada en aprender haciendo, con un apoyo y acompañamiento sistemáticos de un profesor/tutor que retroalimente al aprendiz.

Formar prpofesionales en la reflexión proporciona varias ventajas:

1. La realización consciente de una práctica reflexiva permite al profesor aprender de su práctica y en consecuencia, reforzarla potencialmente y aprender sobre ella.

2. Al desarrollar una práctica reflexiva, se puede descubrir, desvelar y articular mi actuación con la visión del aprendizaje que se derive de esa reflexión. Como uno mismo desarrolla una práctica reflexiva, se puede hablar de ella desde el punto de vista de quien la conoce bien.

3. Hacer accesibles a los estudiantes la práctica reflexiva, se les permite ser más conscientes de sus propios enfoques del aprendizaje ,y así, promover

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