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Psicología Pedagógica


Enviado por   •  24 de Agosto de 2014  •  4.725 Palabras (19 Páginas)  •  369 Visitas

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Psicología Pedagógica

Categoría:

Educación

1. Noción e historia. Noción. Si la educación (v.) es ante todo la actividad por la que el hombre es dirigido o se dirige hacia su perfeccionamiento o madurez, mediante la intervención de otros, esta intervención educativa podrá hacerse más eficaz si tiene en cuenta las conclusiones y criterios de las ciencias pedagógicas. La Psicología (v.), que estudia la actividad humana, está en condiciones de prestar -y de hecho ha prestado en este siglo- un notable servicio a la práctica educativa; una clara comprensión del proceso de aprendizaje dispone al profesor a afrontar los problemas, que le serán más fácilmente detectables. Se llama P. pedagógica o «Psicología de la educación» a la aplicación de la P. pura a los principios, leyes y formas de la actividad humana que afectan al proceso educativo; como ciencia aplicada, proporciona nociones, principios y técnicas al educador, que de este modo no queda en las solas manos de la simple intuición o experiencia asistemática. Las mejoras de la actividad pedagógica se deben en gran parte a la aplicación correcta, mas no rígida, de una acertada teoría psicológica.

Esbozo del desarrollo histórico. Hasta su constitución como rama definida de la psicología aplicada, la P. pedagógica conoció una fase de incipientes tanteos. Ya en 1856, se atisban los comienzos de una actividad pedagógica de carácter terapéutico en una institución austriaca; W. Preyer publica en 1882 un diario sobre el desarrollo de un niño; G. S. Hall -en 1883- y A. Meyer muestran su interés por aplicar la P. a la educación; desde 1890, A. Binet -que investigó los estadios que se dan en el desarrollo de la inteligencia- representa, junto con los norteamericanos I. McK. Catell y L. Witmer, los esfuerzos de la P. experimental por obtener aplicaciones pedagógicas; en la primera década del s. XX, se realizan investigaciones de interés, como las de E. Meumann -la memoria-, C. y W. Sterrt -el lenguaje-, G. Kerschensteiner y S. Levinstein -el dibujo-; dentro del conductismo (v.), E. K. Thorndike promueve la aplicación de la P. a la práctica educativa; ya en 1917, A. Fischer define el concepto y objeto de la P. pedagógica, que tras la I Guerra mundial conoce su mayor auge e influencia en la educación; K. Bühler, en 1911-18, aplica, juntamente con D. Katz, los métodos de investigación de la percepción a la P. infantil y de la adolescencia, campos que con A. Gessell y J. Piaget han conocido un enorme desarrollo (v. t. PSICOLOGÍA APLICADA, 2).

Situación actual y perspectivas. Junto al voluminoso caudal de conocimientos positivos sobre el niño y el adolescente se echa en falta en amplios sectores de la P. pedagógica una concepción filosófica concluyente sobre el fin de la educación (v.) y sobre el sentido de los fenómenos analizados. En este aspecto se observan tendencias discrepantes, cuyos polos podrían plasmarse en la cultura norteamericana, que insiste en considerar la educación -ya familiar, ya escolar- como proceso de socialización, y la cultura alemana, que ve en el proceso educativo un cauce para la realización individual; tales planteamientos influyen en la concepción de la autoridad (v.) del padre o del maestro, en la relación del educando con el educador (v.) y los coetáneos, en los objetivos de la educación intelectual y moral. Los intentos de establecer principios filosóficos a partir de la mera investigación positiva (Ch. Bühler, J. Piaget, B. F. Skinner) se hallan afectados por prejuicios metodológicos positivistas. Se propugna, como tarea futura para la P. pedagógica, la de plantearse, junto a las cuestiones técnicas, otras más fundamentales: los objetivos de la formación integral humana y los métodos adecuados para lograrlos. En esta tarea es innegable la necesidad de la P. racional (v. PSICOLOGÍA I), como clarificadora de nociones sobre la naturaleza, el fin y la actividad del hombre.

2. Fundamentos. La teoría de la personalidad. La opción que se adopte sobre el surgir, la conservación y el funcionamiento de la personalidad (v.) como totalidad, entre las muy dispares teorías que actualmente se sostienen, influye notablemente en la aplicación pedagógica ulterior. Una adecuada explicación de la personalidad humana ha de conceder su justo lugar a la creatividad espiritual, a la libertad moral, a la vinculación social con los semejantes, a la apertura a la trascendencia. Paralelamente, la concepción de fines representa un factor decisivo para la formación de la personalidad (Ch. Bühler); de tal modo que la dirección y el ejemplo educativos son exigencias inexcusables que la P. pedagógica debe tener en cuenta.

Los datos y normas de la psicología evolutiva. Las teorías sobre el desarrollo del individuo representan un punto importante de referencia para la P. pedagógica, tanto en sus aspectos colectivo como individual, familiar o escolar. En el desarrollo humano -concebido como intensificación cualitativa más que como aumento cuantitativo- intervienen la maduración, o despliegue de rasgos potenciales hereditarios, y el aprendizaje (v.), o adquisición de nuevas formas de conducta; la educación integral busca la madurez del individuo acorde con el estadio de desarrollo en que se halla, pues, dentro de las grandes oscilaciones individuales respecto a las normas generales, ni la precocidad ni el retraso son deseables; tales normas informan sobre el promedio de edad en que cabe esperar determinados resultados («tareas del desarrollo») en un individuo. Puede decirse que, dentro del primer año de vida, se adquieren todas las funciones psicológicas básicas; los periodos en que los niños adquieren sus primeros hábitos viene en gran parte determinado por las costumbres y opiniones acerca de las condiciones óptimas del desarrollo; posteriormente, la propia escuela fija los niveles de progresión en el aprendizaje (v. PSICOLOGÍA EVOLUTIVA; PSICOLOGÍA GENÉTICA). Las teorías sobre el aprendizaje. La comprensión teórica del proceso de aprendizaje es una base importante para la P. pedagógica, como fuente de eficacia para encontrar procedimientos mejores. De todos modos, las conclusiones de la P. experimental sobre el tema distan de ser definitivas y a veces no tienen en cuenta el factor personal más importante, la libertad y consiguiente responsabilidad. Los experimentos de B. F. Skinner extendieron los principios del condicionamiento clásico a respuestas obtenidas por refuerzo (teoría del condicionamiento operante); sin embargo, gran parte de la formación de hábitos humanos reviste tal complejidad que rebasa todo condicionamiento mecanicista; la concesión de una excesiva importancia a la naturaleza automática del aprendizaje se debe a un desorbitado acento en

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