Psicología y cultura de educación
lucilamuseroTarea3 de Noviembre de 2020
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- Desde el nacimiento, el crecimiento de los niños se organiza en distintas etapas o fases que son las responsables de determinar cómo será la personalidad del adulto en el que se convertirá.
El niño nace con un tipo de energía de naturaleza sexual llamada energía libidinal, que es la causante de que esté buscando pulsiones (placer) a través de las zonas erógenas de su cuerpo. Dichas pulsiones se presentan de diferentes maneras a lo largo de su vida y no son exclusivamente de índole sexual. En la primera etapa psicosexual, fase oral, el infante encuentra satisfechas sus pulsiones mediante el uso de su boca y labios para succionar, comer o morder lo que va encontrando, sean juguetes, mamaderas, el pecho materno, etc. La fase oral dura desde el nacimiento hasta los 18 meses; desde este momento y hasta los 36 meses, se da lugar a la fase anal. Aquí el niño se encuentra aprendiendo a controlar esfínteres. El placer se presenta en el momento en que logra realizar dicha tarea de manera satisfactoria. La siguiente fase es la fase fálica, donde el infante se da cuenta por primera vez de las diferencias anatómicas entre el cuerpo femenino y el masculino. Está fase toma parte entre los tres y los cinco años y se choca con el complejo de Edipo.
El complejo de Edipo constituye un paso fundamental en el desarrollo afectivo del niño. Este conflicto gira en torno al amor que siente el sujeto por uno de sus padres y el odio que experimenta hacia el otro. De la superación depende la formación del superyó. Para lograr superar este complejo, el niño necesita el apoyo de ambos padres. Para el niño, el padre representa el castigo y la amenaza de castración que lo aparta del afecto de la madre. Dicha amenaza, opera sobre el deseo y las fantasías del pequeño, quien experimenta gran hostilidad hacia su padre mientras manifiesta un gran amor por su madre. En el caso de la niña, el complejo de Edipo la separa de la madre, culpándola por no haberle dado un pene, y termina depositando en el padre el amor que sentía por la madre. En este caso, al no existir ninguna amenaza de castración, la niña llega a superar el complejo de una manera más lenta y laboriosa. En ambos casos, el complejo de Edipo se supera y deja como resultado el ideal del yo que regula el comportamiento y los deseos.
Seguido de superar el complejo, finaliza la fase fálica para pasar al período de latencia, el cual se trata de una pausa en el desarrollo sexual que se da de los seis a los once años. Aquí se produce una sublimación: el niño entra en la escuela primaria y la libido se adormece para dejarlo acercarse al mundo exterior. El niño encuentra placer al aprender las nuevas asignaturas y al relacionarse con sus pares. A partir de los doce años, el sujeto, ahora adolescente, atraviesa la última fase, la fase genital. En este período, las zonas erógenas se encuentran en los genitales y el placer lo encuentra en las relaciones sexuales con personas del otro sexo.
Los enunciados utilizados para construir el texto fueron el 4, el, 6 y el 8.
- Partiendo de la base de que Gestalt significa “forma”, lo que esta escuela postula es que la percepción es el proceso inicial de la actividad mental. Ver significa aprehender algunos rasgos salientes de los objetos.
Esta escuela sostiene que la mente tiene criterios/categorías para organizar datos ganados con la experiencia. Se enumeran ciertos principios, denominados leyes de la percepción, que son las que describen las maneras en que se pueden percibir y comprender los objetos. Entre ellas:
- Concepto de forma: se rescata la estructura misma del objeto. La forma constituye todo aquel conjunto de información relevante que permite representar el objeto.
- Pregnancia: tiende a organizar eventos externos dentro de ciertos parámetros encargados de garantizar la calidad de las representaciones psíquicas.
- Proximidad: los elementos próximos tienden a ser vistos como constituyendo una unidad.
- Semejanza o igualdad: tendencia a reunir elementos de igual clase, ya que resultan predominantemente atendida y captada.
- Tendencia al cierre: información que contribuya a la conformación del concepto de contorno es privilegiada por sobre aquella que no contribuye a darle bordes definidos a los objetos.
- Relación figura-fondo: el sujeto requiere de niveles de contraste para llegar a obtener información.
Siguiendo la línea del conductismo, el sujeto forma vínculos con los objetos que lo rodean (sean concretos o virtuales). Estos vínculos son los que contienen la información que el sujeto necesita para comprender los objetos que lo rodean, y de esta manera, formar su conducta respecto a los mismos.
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