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Psicosis Maníaco-depresiva


Enviado por   •  14 de Julio de 2014  •  2.386 Palabras (10 Páginas)  •  233 Visitas

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Psicosis maniaco - depresiva

La psicosis maníaco depresiva se caracteriza por las irregularidades del estado de ánimo, que se presentan como una alternancia entre la agitación maníaca (o exaltación) y los estados melancólicos (tristeza y depresión).

La psicosis maníaco depresiva o llamada según las clasificaciones actuales trastorno bipolar se trata de un trastorno caracterizado por la presencia de episodios reiterados (es decir al menos dos) en los que el estado de ánimo y los niveles de actividad del enfermo están profundamente alterados, de forma que en ocasiones la alteración consiste en una exaltación del estado de ánimo y un aumento de la vitalidad y del nivel de actividad (manía o hipomanía) y en otras, en una disminución del estado de ánimo y un descenso de la vitalidad y de la actividad (depresión). En esta psicosis el paciente oscila exageradamente de un polo (maníaco) a otro (depresivo) de modo irregular que no le permite integrar ambos extremos.

Los síntomas del trastorno bipolar o psicosis maniaco depresiva se manifiestan bajo las siguientes características:

- Estado de ánimo. Vive permanentes oscilaciones. Pasa de un humor exageradamente alegre a sentirse angustiado/a o viceversa. Existe la posibilidad de caer en una fase depresiva o maníaca. - Comportamiento cambiante Sus conductas son irregulares: no siguen una línea directriz previsible. Esto provoca resentimientos en distintas áreas de su vida. A veces son comportamientos explosivos.

- Actitud. Tienen un patrón de ir cansándose progresivamente debido al aburrimiento que le provoca la rutina. Necesita ser estimulado/a en forma permanente y creciente en caso contrario se siente aburrido y pierde todo interés. Lo mismo ocurre frente a situaciones nuevas. Al inicio de las nuevas propuestas tienen una fuerte intensidad que decae a poco de andar, como si en el transcurso del tiempo decayera la motivación.

- Vida afectiva. Es un área conflictiva cambia rápidamente de postura frente a sus afectos. Hay en la psicosis maniaco depresiva una necesidad permanente de búsqueda de diversidad de experiencias como forma de llenar el vacío que experimenta lo cual afecta su vida emocional Al iniciar una relación suele idealizar en demasía mostrando un entusiasmo exacerbado que rápidamente decaerá.

Poseen una gran propensión a destruir con sus comportamientos todo lo que construyen (vínculos, trabajos, etc.)

- Se sienten incomprendidos Están convencidos de que nadie puede saber lo que siente y piensa y que no hay quien pueda ayudarlo lo que los lleva a excluirse de una vida social activa.

Fantasía Tiene una tendencia a fantasear, sin embargo cambia fácilmente su interés, su foco de atención hacia otro centro de interés.

Psicosis infantiles

1 a 3 meses. Deben retenerse como sospechosos:

• La pobreza o la lentitud de adquisición en el terreno psicoafectivo.

• Los trastornos vasomotores, los signos irritativos persistentes o de reciente aparición.

• Anomalías tónicas a nivel del eje corporal (tronco rígido, cabeza colgante).

Estos 3 signos asociados son signos de alarma.

De 3 a 6 meses. El niño será sospechoso si manifiesta una persistencia total de los automatismos primarios que normalmente debería haber perdido.

Este hecho se acompaña a menudo de una falta de progresión de las funciones inherentes a esta etapa. El elemento mayor de presunción de anormalidad evolutiva sigue siendo la ausencia de la transformación del tono general del que ya se ha hablado; también se deberá prestar atención a una eventual fijación de los signos patológicos observados en la etapa precedente.

De los 8 a los 12 meses Es de importancia capital saber cómo ha quedado el niño tras la crisis que acaba de padecer. Los signos patológicos quizás han sido transitorios, indicándose una mejoría clara y segura; pero también pierde tratarse de una acentuación de los signos neurológicos, de una aparición de movimientos anormales que pueden ser detectados sobre todo en la boca, los dedos y las muñecas. También puede suceder que se empobrezca el interés, que las adquisiciones se detengan durante un tiempo, lo que puede hacer pensar en un esbozo de estancamiento. Sólo a partir de este período es cuando puede comenzar a hablarse de signos de certeza y orientar una reeducación motora y un reforzamiento del despertar psicoafectivo: obligar al niño a salirse de sí mismo y a que tome gusto por todo lo que le rodea para forzar un poco su desarrollo.

Durante el segundo año de vida los trastornos del lenguaje dominan este período, ya se trate de trastornos de articulación, de la fonación, de la construcción o del enriquecimiento del vocabulario que debe ser progresivo. Estos signos, por otra parte, suelen asociarse a otras anomalías neurológicas.

La destreza manual es muy reveladora y la ideación y la comprensión de las situaciones deben ser exploradas. Como puede suponerse se debería actuar con extrema cautela en la interpretación de estos signos.

Psicosis delirantes agudas

Las psicosis delirantes agudas se caracterizan por la eclosión súbita de un delirio transitorio, generalmente polimorfo en sus temas y manifestaciones.

La alteración de la conciencia

La lucidez (al menos aparentemente) se mantiene intacta y el enfermo continua comunicándose con los otros, suficientemente orientado, bastante bien adaptado al ambiente y con claridad en sus palabras. Y, sin embargo, existe una desestructuración de la conciencia, que el análisis clínico pone en evidencia, en forma de una especie de hipnosis o de fascinación por lo imaginario, de desdoblamiento de la experiencia actual, la cual parece como dividida entre el polo predominante del delirio y de la realidad, de donde deriva el doble carácter artificial y alucinatorio de las vivencias. Clínicamente, este estado de hipnosis delirante se reconoce por la distracción, el aire ausente, el ensimismamiento y las actitudes meditativas o de escucha, a través de las cuales el delirante manifiesta su incorporación a las peripecias del delirio que vive como el desarrollo de una experiencia de la cual es juguete, espectador y autor, y de la cual saldrá, después de su curación, como de una pesadilla o de una incomprensible fascinación.

La alteración

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