Resumen Bases Neurofisiológicas De La Motivación
selma9228 de Octubre de 2012
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BASES NEUROFISIOLÓGICAS DE LA MOTIVACIÓN
Motivación hace referencia a las causas de la conducta que han de buscarse, en la estimulación que el organismo recibe del medio ambiente, y de las condiciones de su medio interno. En la medida que los estímulos del medio externo no son suficientes para predecir todos los aspectos de la conducta es necesario atender a los estados internos. Puesto que éstos han sido más o menos inobservables, se ha recurrido a conceptos de carácter mentalista como deseos, estados o impulsos.
La motivación ha sido definida como una variable interviniente relacionada con estados internos del organismo, se trata de una inferencia realizada a partir de la observación de conductas específicas y de sus antecedentes y consecuentes.
Skinner consideró que la motivación era un término mentalista, con fuertes connotaciones teleológicas, ajenas al estudio científico de la conducta, ya que para formular la existencia de un impulso parecía necesario suponer la existencia de algo similar a una representación mental del mismo.
La conducta motivada puede ser considerada como el resultado de varios sistemas de control del organismo que le capacitan para interactuar con el medio ambiente. Según Wise una teoría científica de la motivación debe cumplir dos requisitos imprescindibles:
Diferenciar el conjunto de actividades motivadas de otro conjunto de actividades independientes de la motivación.
Definir los estados internos (necesidades, deseos, impulsos o aversiones), que se postulen como causas de la conducta de manera independiente de las actividades que pretenden explicar.
La psicología fisiológica se ha centrado en la identificación de las estructuras neurales que controlan las conductas motivadas, mientras que la psiconeuroendocrinología ha investigado qué sustancias y procesos químicos participan en su desencadenamiento, mantenimiento y finalización. Ladelimitación de las estructuras neurales y los procesos neuroquímicos que subyacen a su regulación permitirá la formulación de una teoría motivacional capaz de explicar los fenómenos estudiados, sin apelar a argumentos circulares ni presuponer acríticamente la existencia de estados mentales independientes de la actividad cerebral observable.
Teorías de la motivación y enfoques psicológicos
Las teorías de la reducción de la pulsión consideran que las conductas motivadas son debidas a un desequilibrio interno, las conductas motivadas tendrían como finalidad reducir los estados displacenteros producidos por las necesidades biológicas.
Cannon propuso una teoría local que situaba en el origen de las sensaciones displacenteras y, por tanto, en el origen de la conducta motivada la estimulación de puntos periféricos.
Hambre contracciones gástricas y sed (sequedad de boca)
Morgan formuló la existencia de un estado motivacional central, determinaría la cantidad de actividad motivada del organismo. Stellar propuso que la base anatómica de este estado se sitúa en el hipotálamo. La conducta motivada es función directa de la actividad en ciertos centros excitadores hipotalámicos, determinada a su vez por numerosos factores externos e internos que pueden agruparse en cuatro categorías:
Centros hipotalámicos inhibidores disminuyen actividad de centros excitadores.
Estímulos sensoriales que llegan al hipotálamo.
El medio interno información al hipotálamo a través de sangre y LCR.
La corteza cerebral y el tálamo excitar o inhibir al hipotálamo.
Teorías de la activación.- El concepto de activación, que Duffy definió como “el aspecto de intensidad de toda conducta”, vino a reemplazar al de movilización energética propuesto por Cannon, aportando una medida de psicofisiología para el concepto de impulso de Hull.
Donald O. Hebb definió la motivación como “la tendencia de todo organismo a producir actividad organizada”, resaltando el carácter activo (y no meramente reactivo) de los organismos y, por tanto, la espontaneidad como característica de la conducta motivada. Según estas teorías el organismo buscaría la estimulación necesaria para mantenerse en un nivel de activación óptimo para la acción.
Características de las conductas motivadas
La psicología estudia los distintos sistemas motivacionales, a los que se considera responsables de conductas concretas. Tienen diversas características: no se trata de conductas reflejas (desencadenadas inevitablemente por estímulos externos), son persistentes y propositivas (orientadas a la consecución de objetivos), son espontáneas y están sujetas a, o moduladas por, las condiciones internas del organismo (estados carenciales, ritmos biológicos, etc).
Todas las conductas motivadas “tienen la propiedad de que conducen al organismo hacia la recompensa y el reforzamiento”, tales conductas tienen en común que su regulación depende de la actividad del hipotálamo y del sistema límbico, así como de otras estructuras cerebrales, especialmente troncoencefálicas, estrechamente relacionadas.
Stellar y Stellar han diferenciado tres grupos: conductas autoregulatorias, conductas críticas para la supervivencia de la especie pero que no sirven para la homeostasis y conductas que no dependen de un estado predisponente del organismo aunque pueden estar influidas por él.
Conductas motivadas regulatorias
Las conductas de comer y beber juegan un papel crucial en la obtención y conservación de los recursos energéticos del organismo. El hambre y la sed que se desencadenan en respuesta a la carencia de sustancias como la glucosa, el agua o el sodio, se denominan primarias. El estudio neurofisiológico de estas conductas se centra en los estímulos internos que provocan tanto la fase apetitiva, como la fase consumatoria y la cesación de la conducta, implicando el funcionamiento de sistemas capaces de detectar necesidades del organismo y regular su satisfacción, poseen receptores que informan sobre el estado interno del organismo y componentes centrales capaces de recibir información y organizar la secuencia conductual que conduce a la obtención de los nutrientes y al inicio de y terminación de la ingesta.
Algunos estímulos externos y también factores sociales relacionados con el aprendizaje, pueden elicitar estas actividades sin necesidad de que existan desequilibrios homeostáticos que las justifiquen, en cuyo caso, hablamos de sed o hambre secundarias.
La sed y la conducta de beber
La sed primaria parte del mecanismo fisiológico que regula la hidratación del organismo, controla la excreción urinaria en función de la cantidad de agua y minerales disponibles en el cuerpo. La sed secundaria es aquella que se produce en ausencia de señales de déficit.
Mecanismos neurofisiológicos de la sed osmótica
La sed osmótica se desencadena cuando la hipertonicidad del fluido intersticial hace salir agua del interior de las células, produciéndose una deshidratación intracelular. Los osmorreceptores responden a diferencias de concentración entre su propio fluido intracelular y el líquido intersticial en que se encuentra.
Existen osmorreceptores, situados en las áreas preópticas y anterior del hipotálamo, que intervienen en la producción de la sed osmótica. La formación reticular a nivel diencefálico, también ha sido relacionada con este tipo de sed. Su lesión provoca déficits graves de la sed osmótica. Un segundo grupo de osmorreceptores estimulan la liberación de vasopresina u hormona antidiurética.
Mecanismos neurofisiológicos de la sed volémica
La sed volémica, hipovolémica o volumétrica se desencadena en respuesta a la disminución del volumen vascular y es medida por la activación de los barorreceptores auriculares situados en el corazón y por la concentración plasmática de angiotensina II. La hipovolemia supone pérdida tanto de agua como de sodio, por lo que la sed volémica conlleva un apetito de sal.
Saciación
La saciedad se desencadena mucho antes de que los líquidos ingeridos hayan restaurado los déficits que desencadenaron la conducta de beber. Receptores situados en la boca, la garganta, el estómago, el intestino delgado y el hígado modifican su tasa de disparo en presencia de agua. La acción de estos receptores es sumativa, ya que una misma cantidad de agua produce mayor saciedad si se administra oralmente que si se inyecta directamente en el estómago.
La saciedad de sodio no parece depender de los receptores orales, estomacales e intestinales. Parece que son los receptores hepáticos los que envían las señales de saciedad al cerebro cuando detectan suficiente sodio en la sangre proveniente del sistema digestivo.
El hambre y la conducta de comer
El hambre forma parte del sistema fisiológico que regula el aporte de sustratos energéticos y nutritivos (aminoácidos, vitaminas, minerales…). El carácter autorregulatorio de
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