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Sobre el uso del juego en la terapia sistémica

CatherineCabreraEnsayo3 de Noviembre de 2015

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO

ESCUELA DE PSICOLOGÍA

DIPLOMADO EN INTERVENCIONES TERAPÉUTICAS EN INFANCIA

MODELO SISTÉMICO RELACIONAL

Y TERAPIA CON NIÑOS

Sobre el uso del juego en la terapia sistémica

        Integrantes

        Francesca Salucci Z.

        Loreto Vergara M.

        Nury Wilson C.

        Viña del Mar, Septiembre de 2015.

“Cuando un niño llega a terapia, se que ha perdido lo que alguna vez tuvo, y tenía derecho a tener, cuando era bebé : el uso pleno y gozoso de sus sentidos, cuerpo e intelecto y la expresión de sus emociones. Mi trabajo es ayudarle a encontrar y recuperar esas partes faltantes de sí mismo.”

(Violet Oaklander)


INDICE

        Pág.

Modelo Sistémico Relacional Y Terapia con Niños  ………………..        4

Antecedentes  ……………………………………………………………..        4

La Terapia con Niños. Aspectos Generales  …………………………        5

El Juego en la Terapia con Niños  …………………………………….        6

El Uso del Juego en la Terapia Sistémica  ……………………………        7

Conclusión  ………………………………………………………………..        8

Bibliografía  ………………………………………………………………..        9

Modelo Sistémico Relacional y Terapia con Niños

El presente documento tiene por objeto exponer elementos para la reflexión acerca de la Terapia realizada con Niños y del uso del recurso del Juego desde una aproximación relacional.

Con esta finalidad, luego de revisar algunas conceptualizaciones, se establecerán algunas conclusiones e implicancias prácticas de la visión que se plantea.  

Antecedentes

Durante la primera mitad del siglo XX nace un nuevo paradigma científico; a saber, el paradigma sistémico, mediante el cual la realidad ya no es observada de manera lineal (causa -> efecto), sino que entendida de manera circular; esto es, como un todo que no es igual a la suma de las partes, en tanto se plantea que el todo está en la parte y la parte, en el todo.

Aplicado este nuevo paradigma en la psicología, los años 50 fueron años de investigación sobre el contexto familiar del individuo, cobrando relevancia el concepto de familia.

Por su parte, los años 60 fueron años de reflexión sobre el contexto social de la familia y los años 70, de recuperación del individuo desde el punto de vista sistémico; esto es, se comienza a articular en un todo los niveles individual, social y familiar. (De Manuel Vicente, Carmen, 2009).

El Modelo Sistémico Relacional está basado en conceptos y aplicaciones de la Teoría General de Sistemas, la Cibernética, la Pragmática de la Comunicación Humana y los modelos construccionistas.

La premisa fundamental de este modelo radica en considerar al individuo no solo en su subjetividad, sino que también en función de sus interacciones y sus relaciones con los demás; a saber, se entiende que el comportamiento de un individuo no se da aisladamente, sino que tiene sentido dentro de un contexto o sistema relacional. (Andolfi, M., De Nichilo, M., en Bowen, 2010).

Conforme con lo anterior, el estudio de la familia constituyó una de las nuevas áreas de interés.

La Terapia Familíar es un movimiento que, al decir de Bowen (Bowen, M., 2010), se ha desarrollado como una extensión del psicoanálisis en la década de 1950, en el intento de encontrar estructuras cognitivas y métodos de terapia más eficaces que el enfoque intrapsíquico, en los casos de graves tratornos emocionales que afectan tanto al individuo como al contexto familiar en el que se halla inserto.

Para este autor, la familia es un sistema que sigue las leyes dinámicas de los sistemas naturales, en el sentido de que dentro de un sistema familiar toda persona tiene una función que la convierte en un segmento imprescindible de un todo más vasto. De este modo, los síntomas observables en un individuo constituirían las evidencias del trastorno emocional, físico y social.

De acuerdo con estos postulados y en relación al tema de este trabajo, resulta necesario precisar que esta teoría se centra en el niño no en solitario, sino que en su contexto social primario; es decir, su familia.

De este modo, para el trabajo terapéutico se considerará una visión amplia de familia, la cual requiere la consideración de diversos niveles de contexto : familia como sistema relacional, familia como parte de un sistema comunitario, familia como producto de procesos evolutivos y en evolución, familia como sistema con recursos para la adaptación y para el cambio y familia como sistema multigeneracional (contexto transgeneracional e histórico). (Astorga, Alejandro, 2003).

La Terapia con Niños

Aspectos Generales

La meta de una intervención sistémica es introducir un cambio significativo en la interacción de los miembros de la familia de manera tal que la rotación del síntoma en la fratría o en otros miembros del sistema se haga innecesaria.

Respecto a la terapia con niños es preciso señalar, en primer término, que el tema de la inclusión o exclusión de éstos en las sesiones terapéuticas ha sido tratado por distintos autores en el transcurso de la historia de la terapia familiar. La discusión se ha basado principalmente en el hecho de que quienes consultan son los padres y que lo hacen cuando observan algún problema o dificultad en sus hijos, o porque los profesores les han solicitado que consulten un psicólogo por alguna dificultad que ellos no pueden resolver. De este modo, los niños llegan a terapia traídos por sus padres porque son agresivos o retraídos, porque han sufrido algún trauma o porque están reaccionando mal a la separación de sus padres, entre otros motivos. (Oaklander, V., 2009)

En este trabajo nos centraremos en aquellos casos donde la inclusión del niño en la terapia resulta pertinente, ya sea para recoger información sobre el circuito de interacción familiar desde el punto de vista del niño o detectar la motivación del niño en relación al tema motivo de consulta, entre otros.

Un punto fundamental de mencionar respecto a la inclusión de los niños en terapia, es la dificultad de algunos  adultos para llegar a conocer y profundizar el mundo infantil a través del lenguaje verbal. Esta incapacidad muchas veces la traen los mismos padres o cuidadores que  consultan en terapia y la forma en que se expresan del niño es excluyéndolo. Al darse cuenta de ésto le solicitan al niño que sea él el que se incluya, sin brindar un facilitador y solicitándole que lo haga como lo haría una adulto. (Milicic, N., 2010)

Es allí en donde el terapeuta es el encargado de crear un ambiente en el cual el niño se incluya; esto es, que se sienta que puede participar de ese espacio y desarrollar en los padres habilidades que permitan que él lo haga desde su natural comportamiento infantil. “El terapeuta que trabaja en terapia familiar con niños debe promover un contexto en el que le sea posible al niño expresarse con su lenguaje preferencial y a los adultos comunicarse con él también en ese nivel” (Andolfi, M., 1984 en Aberg, S. et al., 2011).

Es primordial el manejo del terapeuta en incluir al niño en su totalidad, lo cual conlleva mirarlo en relación con sus padres y su contexto y no centrarse sólo en la problemática o en el síntoma que éste presenta. El cuidado debe ser aún mayor cuando el motivo de la consulta se relaciona con el ámbito escolar, en donde el niño ya ha comenzado a ser tratado como un problema y no como un individuo.

Trabajar con un niño y motivarlo a participar de la sesión empieza por lo más elemental; a saber, por respetar sus derechos como la persona que es. Y como persona tiene derecho a ser oído y que sean tomadas en cuenta sus opiniones, que se le considere como alguien que tiene cosas interesantes que decir. Como terapeutas, ésto lo hacemos cuando en sesión buscamos activamente su opinión sobre los temas que se tratan. (De Manuel, C., 2009)

Conforme con lo anterior, un elemento que pudiera favorecer que los niños participen activamente de la terapia es que sean parte de las decisiones sobre el encuadre y los objetivos, lo que permite que los niños se percaten de que sus gustos e intereses van a estar presentes en este espacio y, lo que es más importante, percibirá que sus padres también accederán a sus peticiones. Así, los padres conocerán nuevas facetas de sus hijos favoreciendo de esta manera la relación familiar.  

La participación de los niños junto a sus padres permitirá que lo que ocurra en sesión sea compartido por toda la familia. El foco terapéutico estará puesto en el “emergente relacional”  en el “momento presente” (Stern, D., 2004), tanto si “conversamos” como si “jugamos”, o tanto si los niños participan en el foco de las actividades de la sesión o se marginan de él.

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