Teoria Del Desarrollo Moral
mila2528 de Noviembre de 2013
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Niveles de razonamiento moral.
En su tesis doctoral, Kohlberg estructuró el desarrollo moral en tres niveles de razonamiento, según la relación entre el yo y las reglas y expectativas morales de la sociedad
Expondremos ahora las características generales de cada nivel, señalando la edad en que puede comenzar a darse. Subraya¬mos puede puesto que en la práctica suele ser mucho después; ade¬más, si en psicología evoluti¬va toda cifra no sirve más que de orientación, aún más en nues¬tro caso, en el que puede darse un estadio cog¬nitivo y no darse el estadio mo¬ral equivalen¬te.
3.3.3.1. Nivel preconvencional.
Aquellos que están situados en este nivel se sienten como individuos respecto a los demás. Es la llamada "perspectiva indi¬vidual con¬cre¬ta": se busca ante todo, defender los propios intere¬ses del individuo, evitando los riesgos y castigos, atendiendo siempre a las con¬secuencias inmediatas y materiales de los ac¬tos. No se intere¬san por lo que la sociedad entiende como correc¬to, puesto que las normas se con¬side¬ran externas al yo. A este nivel corresponden el estadio primero (moralidad heterónoma) y el segundo (hedonismo instrumental). Puede empezar a darse a partir de los cuatro años.
3.3.3.2. Nivel convencional.
La perspectiva social de este nivel es la de un miembro de la sociedad, igual al resto de los miembros de la sociedad. Por ello, se actúa en función de las expect¬ativas de la sociedad o los pequeños grupos (confesión religiosa, partido político) y se aspi¬ra a desempeñar bien el propio rol, a fin de proteger los intere¬ses de la sociedad y los propios y mantener el sistema social. La diferencia entre este estadio convencional y el preconvencional es que no se cumplimiento de las normas a fin de evitar el castigo, sino que se está convencido de ellas y se tiene motivación propia para cumplirlas. A este nivel corresponden el estadio tercero (de conformidad con las expectativas y las relaciones interpersona¬les) y el cuarto (el de mantenimiento del sis¬tema social y la con¬cien¬cia). Entre este nivel y el siguiente se situaría el nivel lla¬mado "transicional", incorporado años más tarde, del que nos ocu¬paremos más adelante. Este nivel puede empezar a darse a par¬tir de los doce o trece años.
3.3.3.3. Nivel postconvencional.
En este nivel, el individuo va más allá de la sociedad y de las normas establecidas por ella. En efecto, el bien ya no se re¬duce a lo que la sociedad espera de nosotros o dictan las leyes (nivel convencional). La ley sólo ha de cumplirse cuando protege los derechos humanos. El individuo se propone la construcción de principios morales autó¬nomos que permitirían llegar a una sociedad ideal y por la aceptación del contrato social, aquel compromiso general que adquirimos, por el hecho de vivir en sociedad, de man¬tener y respetar los derechos de los demás. Se aprecia cierta similitud, en lo que se refiere a la perspectiva social, con el nivel precon¬vencional, en cuanto que se juzga el bien y el mal desde fuera de la sociedad. Sin embargo, hay una clara diferencia: mientras que el individuo del preconvencional razona en base a intereses individuales, el individuo del nivel postconvencional pone como referencia a la totalidad del género humano, más allá de la propia sociedad o grupo, para llegar a reconocer derechos uni¬versales. En este nivel se sitúa el estadio cinco (moralidad de contrato social y de los derechos del indivi¬duo) y, de existir, el estadio sexto (principios éticos universales). Alcanzar este nivel (cualquiera de los dos estadios) supone el grado más alto de mo¬ra¬lidad. Sobre la edad en que comienza a construirse hay quien opina que a partir de los trece años, cuando se ha alcanzado la plenitud del proceso de ope¬raciones formales. Sin embargo, ya hemos seña-lado que el al¬cance de un estadio cognitivo no implica necesaria¬mente que se alcance el estadio moral correspondiente y que sólo un 14 % de ado¬lescen¬tes y adultos en los Estados Unidos al¬canzan el nivel post¬conven¬cional. Los estudios emp¬íricos, más fiables que la sim¬ple especu¬lación teórica, señalan una edad de 22 o 23 años¬. Lo que sí es seguro es que una vez co¬mien¬za, su pro¬ceso de con¬stru¬c¬ción se pro¬longa el resto de la vida.
3.3.4. Exposición de los estadios.
Dentro de cada uno de los tres niveles anteriores, Kohlberg señaló dos estadios. Expondremos su teoría básica (la que expuso en su tesis doctoral), señalando los cambios a los que fue someti¬da, a raíz de las críticas y de los estudios empíricos. Nos fija¬remos, entre otros, en estos aspectos: perspectiva social (rela¬ción del individuo con la sociedad e imagen que tiene de ella); qué es lo que mueve al individuo a hacer el bien; qué concepto tiene de bien.
También señalaremos en cada estadio moral el estadio cogni¬tivo de la teoría piagetiana que le corresponda. No olvidemos que una de las limitaciones de Piaget que hemos señalado y que se propone superar Kohlberg es la no correspondencia entre esta¬dios morales y estadios cognitivos. Esta correspondencia no la señaló Kohlberg al principio de su teoría (1958), sino en 1973, el momen¬to de su primera revisión importante.
3.3.4.1. Estadio 1: Moralidad heterónoma.
En esta etapa, que se corresponde con el periodo preopera¬torio del desarrollo cognitivo de Piaget, desempeña un papel muy importante la indife¬ren¬ciación de los ámbitos físico y psíquico que hace situar la mo¬ra¬lidad como inma¬nen¬te a las accio¬nes (rea¬lismo mo¬ral); de tal con¬fusión se deriva que se valore a las personas en función de sus cualidades físicas (de modo que el bien consiste en la obediencia del débil al fuerte y el castigo del fuerte al débil) y que se busque la aplicación estricta y ¬lite¬ral de las normas, atendiendo a las con¬secuencias materiales de los actos y procuran¬do evitar el castigo. Un buen ejemplo es la eva¬luación del dilema A1 de este niño de ocho años: "El Sr. Martí¬nez no debe robar la medicina por¬que está prohibido". A la pregun¬ta del psicólogo acerca del por qué está prohibido contesta el niño: "Porque te pueden meter en la cárcel"
Otra característica de esta etapa es el egocen¬trismo cog¬ni¬tivo, que dificulta al niño el considerar la postura moral de otra per¬sona y también la incapacidad de reconocer posturas diver¬sas en un pro¬blema moral ni conflictos de intereses (piensa el niño que todos tienen la misma pos¬tura, a saber, la suya). Aún no se posee reversibilidad en el ra-zonamiento: si planteamos a un niño situado en esta etapa el dile¬ma A3, nos contestaría que Juan tiene obli¬gación de darle el dinero a su padre porque aquél es el que manda. Una persona de razona¬miento algo más avan¬zado contestaría que tam¬bién el padre tiene obligaciones con su hijo. Sobre este egocen¬trismo, no deja de sorprender la apreciación que hacen Mª José Díaz Aguado (profe¬sora en la Universidad del País Vasco y recono-cida investigadora en el campo de la psicología moral) y su cola¬boradora Concepción Medrano: el egocentrismo del razonamiento mo¬ral del niño es aún más acusado cuando se trata de dilemas morales de carácter real, de la vida del mismo entrevistado. Así, un niño cuyo razonamiento en dilemas hipotéticos corresponde al estadio dos, manifiesta una actitud del estadio uno en un suceso de su vida: "El otro día unos niños me quitaron el bollo y me dió mucha rabia" ¿No debían qui¬tarte el bollo? "No" ¿Por qué? "Porque no hay que quitar, hay que pe¬dir" Y tú, ¿qué hiciste? "Decírselo a la se¬ño¬rita para que los castigara".
3.3.4.2. Estadio 2: Hedonismo instrumental.
El estadio uno entra en crisis desde el momento en que el niño se da cuenta de que existen los conflictos de intereses: cada persona tiene sus propios intereses y los propios pueden no coin¬cidir (e incluso ser opuestos) respecto a los de otros. En efecto, el comienzo de superación del egocentrismo marca el inicio del periodo piagetiano de operaciones concretas, con el que se halla correlacionado este segundo estadio.
La característica principal del periodo cognitivo de opera¬ciones concretas es la llamada "re¬versibilidad", que los niños aprenden muy bien con los juegos tipo "Meccano" o de construccio¬nes, en los que el constructo puede deconstruirse. En el terreno moral, el individuo que se sitúa en el estadio dos es capaz de dar la vuelta al problema y verlo desde la perspectiva inversa. En el caso del dilema A3, el individuo del estadio dos contesta: "Juan no debe darle el dinero a su padre, porque el dinero es de Juan. Juan se lo ha ganado. Si el padre quiere irse de pesca, que tra¬baje y gane su propio dinero". Surge, al hilo de esa reversibi¬lidad, un particular concepto de justicia entendida como intercam¬bio de favores y resumida en la archiconocida máxima "Haz a los demás lo que esperas que te hagan", basada en la creencia de que los demás también actúan egocéntricamente. El conflicto de intereses al que nos referíamos unas líneas más arriba se resuelve por medio de un intercambio: la solución que un individuo de este estadio da al dilema A1 es la siguiente: "Enrique debe robar la medicina por¬que su mujer le puede devolver el favor algún día".
Esta reciprocidad concreta y simple muestra una orientación hedonista e individualista de los actos. El objetivo de la persona es defender sus intereses y garantizando la satisfacción de sus necesidades, permitiendo que los demás hagan lo mismo, según la máxima "Vive y deja vivir". Ana (10 años) considera que no es ne¬cesario
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