Teorías Del Desarrollo Moral
juva3024 de Octubre de 2013
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LAS TEORÍAS SICOLÓGICAS DEL DESARROLLO MORAL Y SUS IMPLICACIONES EN EL QUEHACER EDUCATIVO
ESTUDIANTE:
Lic. Julián Valencia Valencia. Pbro.
DOCENTE:
Psicóloga Especialista:
Nhora Lerma
ASIGNATURA:
Psicología y Conciencia Moral
FUNDACIÓN UNIVERSITARIA JUAN DE CASTELLANOS
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
HUMANIDADES, FILOSOFÍA Y ARTES
ESPECIALIZACIÓN EN
ÉTICA Y PEDAGOGÍA
BUGA – 2013
Introducción
En el presente trabajo se ha buscado recoger a modo de resumen el contenido fundamental de algunas de las teorías sicológicas sobre el desarrollo de la moralidad, sin dejar de hacer alguna alusión a sus debilidades o inconsistencias.
En un segundo momento, se procura articular los contenidos de las teorías sicológicas con la labor de los educadores, desentrañando desde ellas las consecuencias lógicas y pertinentes. No se desciende a un nivel muy práctico sino que se busca el nivel de los criterios, que puedan iluminar las prácticas mucho más contextuales, diversas y poco predecibles.
Finalmente, se aventuran unas conclusiones que no sólo se refieren al ámbito de la educación y a sus retos iluminados por las teorías del desarrollo de la moralidad que hemos abordado, sino donde también se aluden algunas pequeñas reflexiones desde lo confesional, sobre las implicaciones para el educador católico.
1. TEORÍAS PSICOLÓGICAS DEL DESARROLLO MORAL:
1.1. Jean Piaget, de la heteronomía a la autonomía
El investigador ginebrino (1896/1980) responde a la pregunta por la formación de la conciencia moral en los niños, desde su perspectiva genética del desarrollo cognitivo, es decir, al tiempo que se despliegan las estructuras o estadios de la inteligencia desde el sensoriomotor (0-2 años), pasando por el pre-operacional (2-7 años) y el de las operaciones concretas (7-11 años) hasta las operaciones formales (11 años en adelante), simultáneamente se va generando la conciencia de lo moral en dos momentos principales: el de la heteronomía y la autonomía.
Según Piaget:
“La etapa heterónoma (llamada también, moralidad de represión) se caracteriza por juicios simples y rígidos en los cuales los niños tienden a ser egocéntricos y no logran identificar una alternativa neutral. Ellos creen que las reglas son inalterables y que el comportamiento o es bueno o es malo. La segunda etapa, la autónoma, se manifiesta en la madurez cognitiva del niño. A medida que el niño madura tiende a ser menos egocéntrico al interactuar con otros niños y con los adultos. Su percepción rígida y absoluta de la moral cambia y piensan que las reglas han sido creadas por individuos y que se pueden cambiar” .
En cuanto a la conciencia de la regla que es quizá el aspecto donde más claramente aparece todo el constructo moral del niño, Piaget considera los siguientes tres estadios:
Un primero estadio donde la regla es motriz, se sigue inconscientemente, aún no es colectiva; en un se segundo estadio la regla se percibe como sagrada, inmodificable, proveniente del adulto, inalterable y cualquier intento en tal sentido el niño lo ve como una transgresión; y un tercer estadio, donde la regla se ve como fruto del consenso y que puede cambiar mediante acuerdo.
“De esta forma la regla colectiva es en primer lugar, algo exterior al individuo y por consiguiente algo sagrado, después se interioriza poco a poco y aparece en esta misma medida como el libre producto del consentimiento mutuo y de la conciencia autónoma”.
Como críticas al planteamiento de Piaget, podríamos mencionar, en primer lugar, el hecho de haber llevado a cabo sus investigaciones con niños proclives a las normas; en segundo lugar, la ausencia de precisión en la relación entre desarrollo intelectual y moral y finalmente, el que sólo haya establecido dos fases de configuración de la moralidad, sin estadios, pus la clasificación de los estadios “egocéntrico”, “autoritario”, “recíproco” y “equitativo” corresponden al planteamiento de Kay.
En resumen, Piaget enfatizó lo cognitivo hasta descuidar lo motivacional. La capacidad creciente de autocontrol es la que determina el paso de la heteronomía a la autonomía. Otra crítica es no estar atento a las diferencias individuales en razón de contextos y circunstancias diversas. A esto, Piaget respondió que en tal caso no habría sido posible determinar unívocamente los estadios.
1.2. Laurence Kohlberg, perfeccionando los estadios piagetianos del desarrollo moral:
Este investigador estadunidense (1984/1992), partiendo del pensamiento piagetiano y con miras a concluir dicho enfoque en lo concerniente al desarrollo moral, después de estudiar las diferencias en la racionalidad de los niños, en relación con dilemas morales, identificando estas diferencias mediante múltiples encuestas dentro de su proceso de indagación, llegó a concluir que una persona resuelve los dilemas éticos de acuerdo a su nivel de razonamiento moral. Describió el desarrollo de la moralidad en seis etapas que corresponden a tres niveles distintos del razonamiento moral.
En el primer nivel denominado Pre – convencional (de 4 a 10 años) el niño interpreta las reglas y las obedece por temor al castigo o por deseo de recompensa. El papel protagónico de este nivel corresponde al control externo y el enclave para el juicio moral son las necesidades del yo; las etapas que corresponden a este nivel son la de la modalidad heterónoma (orientación de la obediencia por temor al castigo) y el de la orientación instrumental relativista (las reglas se cumplen pero desde una perspectiva utilitarista).
En el segundo nivel o nivel convencional (10 a 13 años) el niño/adolescente se mantiene en las expectativas de su grupo familiar, de su sociedad y nación, por cuanto tienen un valor para sí mismo(a), pero no considera las evidentes o inmediatas consecuencias que esto conlleva.
“La actitud no es solamente de conformidad a las expectativas personales y al orden social, sino de lealtad a ellas, de apoyar, de justificar y activamente mantener el orden, así como de identificación con las personas o grupos involucrados en dicho orden. Se enfocan en los problemas morales desde la perspectiva de un miembro de la sociedad, tomando en consideración lo que el grupo o la sociedad espera del individuo como miembro u ocupante de un rol” .
Las dos etapas de este nivel son: la orientación de concordancia interpersonal (niño bueno o niña buena) y el segundo: la orientación de ley y orden (imperativo del deber y el respeto a la autoridad).
Por último, en el tercer nivel: Post-convencional o de principios (a los 13 años, en la edad adulta temprana o nunca). Los problemas morales reciben un enfoque distinto, con criterios que anteceden a la sociedad o la superan. En tal sentido:
“El sujeto se distancia de las normas y expectativas ajenas y define valores y principios morales que tienen validez y aplicación más allá de la autoridad de personas, grupos o de la sociedad en general, y más allá de la identificación del individuo con tales personas o grupos. El juicio moral parte de aquellos principios que deben fundamentar las reglas sociales. Este nivel marca el logro de la verdadera moralidad; el control de la conducta ahora es interno. Aquí se encuentran los dos últimos niveles que son, primero: la orientación legalista o de contrato social y segundo: la orientación de principios éticos universales”
1.3. Carol Gilligan: “en una voz distinta”.
Esta psicóloga y filósofa estadunidense (1936), de orientación feminista, es ampliamente conocida por su libro In a different voice: psychological theory and women´s development en cuyo contenido difiere de la interpretación que Kohlberg hiciera del supuesto desarrollo moral diferenciado de niños y niñas, proponiendo la ética del cuidado en contraste con la ética de la justicia.
Si bien Gilligan ayudó a Kohlberg en algunas de sus investigaciones, posteriormente le haría fuertes críticas a su modelo teórico. Dicha postura, se inició a raíz de las conclusiones de Kohlberg según las cuales las niñas, dado que en su investigación no superaban el nivel convencional, carecían de una cierta fortaleza moral.
En su obra responde a Kohlberg manifestando que los menores de distinto sexo piensan de modo distinto, pero que esto no significa que las mujeres tengan menos capacidad para el razonamiento moral, lo que sucede es que las mujeres privilegian las relaciones con los demás, en las cuales depositan un alto sentido de responsabilidad manifestada en el cuidado y todo esto por encima del cumplimiento abstracto de deberes y derechos. En parte los avances que hoy ha logrado la educación diferenciada provienen del pensamiento de autores o autoras como Gilligan. También hay que decir que el trabajo de nuestra autora ha alimentado el feminismo pacifico.
Si bien el planteamiento de Gilligan ha tenido bastante acogida, también ha recibido duras criticas, entre las cuales destacan aquellas que cuestionan sus fundamentos metodológicos y experimentales pues al parecer la muestra de casos estudiados no era estadísticamente representativa.
1.4. William Damon,
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