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Teoria Sexual


Enviado por   •  8 de Julio de 2012  •  2.830 Palabras (12 Páginas)  •  505 Visitas

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“Una teoría sexual” 100 años después

No es fácil reflexionar sobre este tema; ésta es una obra que está tan en la base de la teoría psicoanalítica que yo, y creo que todos los psicoanalistas, tomamos su contenido como algo dado, casi un hecho natural. Sin embargo, a pesar de ser un texto que todos los psicoanalistas hemos leído, salvo por aquellos que enseñamos la obra de Freud, no me parece que hoy sea demasiado leído ni citado (me refiero a que sea citado como explícitamente incluido en los desarrollos teóricos, no como una mención meramente formal). En tanto Freud fue descubriendo que en el contenido latente de los síntomas neuróticos se hallaban sistemáticamente recuerdos ligados a la vida sexual (primero de traumas, luego de deseos y fantasías), al mismo tiempo que fue viendo el lugar de la sexualidad en las manifestaciones psíquicas de la vida cotidiana (sueños, actos sintomáticos) además de las restricciones que a la vida sexual imponen las normas culturales con sus consecuencias en las neurosis actuales, se vio llevado a estudiar la vida sexual en sí misma, partiendo de sus fuentes biológicas hasta sus manifestaciones en la conducta y pensamientos humanos (estos últimos conscientes e inconscientes).

Pero el hecho que, creo yo, constituye una revolución en lo que hace a la constitución psíquica del ser humano es el descubrimiento de la sexualidad infantil; la sexualidad infantil, cuyo descubrimiento se hizo a través de una reconstrucción y rescate de los recuerdos sumergidos a partir de la amnesia infantil (la que inicia el período de latencia), es directamente observable en la conducta de los niños, en particular los menores de 5 ó 6 años, edad ésta en que no sólo se produce la amnesia infantil sino también una restricción de las manifestaciones de la conducta sexual infantil, en particular de la masturbación genital, la más directamente observable, pero que no excluye las manifestaciones orales o anales. Freud extendió el concepto de sexualidad a todas estas manifestaciones sexuales infantiles, que en el adulto se pondrán de manifiesto en los juegos sexuales preliminares del coito y en las perversiones, dejando el término de genitalidad para cuando intervienen directamente los genitales. Esta sexualidad infantil, que Freud calificó de perverso-polimorfa (extendiendo el término de perversión a las actividades infantiles pregenitales), son hechos normales y no, como se los consideraba habitualmente, conductas viciosas que habrían de ser reprimidas. Y estas actividades sexuales directamente corporales se acompañan de una curiosidad por las actividades corporales de los demás y en particular por las actividades sexuales, curiosidad que se pone de manifiesto en preguntas acerca de dichas actividades y de sus consecuencias, por ejemplo cómo nacen los niños con sus manifestaciones afectivas correspondientes: ternura, excitación sexual, celos, odio, etc. La represión de dicha curiosidad determinará posteriores dificultades en el área intelectual.

Dije que este descubrimiento es un hecho revolucionario porque hace que miremos a los niños de otra manera, escuchándolos más, lo que permite que se abra un ámbito de diálogo con ellos que haga que no sólo respondamos a sus preguntas sino que también aprendamos nosotros acerca de la perspectiva que cada uno de ellos tiene del mundo al mismo tiempo que de una lógica que, con los instrumentos que tiene el niño, es en general mucho más coherente que la que tenemos nosotros, víctimas muchas veces de nuestras propias represiones. Lamentablemente no siempre aprovechamos esta potencialidad de diálogo con los niños, pero, de todos modos, muchos de estos hechos son ya de conocimiento público, como por ejemplo casi todas las madres saben que si nace un bebé el hermanito mayor se pone celoso y, en general, hay un mayor acercamiento o por lo menos conocimiento de las emociones del niño. El hecho de que el niño sea escuchado, lo mismo que el niño que está en cada uno de los adultos, podría ser la base para que se produzca un cambio significativo en el ser humano; pero todavía falta mucho, hay multitud de niños que carecen de cosas mucho más elementales, como alimentación, salud, habitación, etc.: es necesario que sean satisfechos no sólo los instintos sexuales sino, antes que nada, los de autoconservación. Sin embargo este cambio puede evidenciarse en la literatura: comparemos los niños excelentemente observados desde la perspectiva adulta, que pintaron por ejemplo Dickens o Mark Twain, con ese sumergirse en la subjetividad del niño que vemos en Hermann Hesse o en Moravia.

Freud otorgó a sus “Tres ensayos...” junto a “La interpretación de los sueños” un lugar muy particular en su obra, el lugar que ocupa nada menos que el concepto de lo inconsciente reprimido: en “La interpretación de los sueños” se ocupa, a partir del fenómeno onírico, del funcionamiento de los procesos inconscientes en general y en “Tres ensayos...” se ocupa del contenido de lo inconsciente reprimido: la sexualidad infantil que culmina en el complejo de Edipo. La importancia que Freud les otorgó se manifestó en que a ambas obras les fue haciendo agregados a lo largo de su vida, de modo de mantenerlas al día. Strachey, en su edición crítica de las obras de Freud nos dio la posibilidad de ubicar temporalmente cada agregado. Todo desarrollo teórico, al ubicárselo en el contexto del conocimiento en que se produjo, si bien se relativiza en función de dicho contexto, adquiere su verdadero valor; al hacer Freud los agregados como correspondiendo todos a una misma totalidad, le hace perder su valor contextual y les da el peso de un valor absoluto, que la verdad quede asentada, y, en tanto tal, pierden algo de vida; de todos modos no dejan de ser conceptos fundamentales en la obra de Freud.

Y hay otro concepto que hace a la esencia del psicoanálisis: siendo ésta el descubrimiento de lo inconsciente reprimido (cuyo contenido nuclear es el complejo de Edipo), el concepto al que me refiero es el de represión. Generalmente, cuando dentro de la teoría psicoanalítica se habla de lo inconsciente se omite la palabra reprimido (Freud también lo hace); y tengo la impresión que pasa lo mismo en las teorías psicoanalíticas posteriores a Freud, en las que la palabra represión tiende a ser sustituida por escisión (o “splitting”), proyección (o identificación proyectiva) y cada vez se tiende a hablar más de pérdida de la capacidad de simbolización. No digo que estos términos sean usados en lugar de represión ni que no puedan tener un lugar tanto en la constitución del aparato psíquico como de las patologías, pero sí me refiero a la progresiva desaparición del término represión

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