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Trabajo Práctico Final: Neurosis Obsesiva.


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2016  •  Trabajos  •  2.438 Palabras (10 Páginas)  •  418 Visitas

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Trabajo Práctico Final: Neurosis Obsesiva

  • Cátedra: Bentancour

Hipótesis: 

Los mecanismos de defensa sirven para combatir las conductas propias de la neurosis obsesiva. De este modo, el sujeto logra un mayor bienestar y una mejor calidad de vida.

Resumen:

     Para comprender mejor este trabajo, es necesario mencionar al aparato psíquico ideado por Sigmund Freud, explicando cómo intervienen sus tópicas en la neurosis obsesiva.

Definimos obsesiones como ideas, pensamientos que surgen en la mente del afectado de forma involuntaria, generando acciones como método de sastifacción.  Una vez producido esto, el sujeto desarrolla mecanismos de defensa, como la negación, la racionalización, por citar algunas.

Introducción:

     En el presente trabajo nos enfocaremos en la neurosis obsesiva, enfocándonos principalmente en cómo surge, y cuáles son los caminos usados por el sujeto padecido para defenderse de esta neurosis. Usaremos como base teórica los conceptos del psicoanálisis desarrollados por Sigmud Freud, y de esta manera trataremos de responder: ¿De qué forma influyen los mecanismos de defensa en un sujeto con neurosis obsesiva?

Palabras clave: Neurosis - Psicoanálisis - Mecanismos de defensa – Obsesión – Acciones involuntarias

Marco Teórico:

     El concepto surgió gracias a Sigmund Freud, que desarrolló trabajos sobre el psicoanálisis en donde hacía referencia a la histeria y a los trastornos obsesivos. El psicoanálisis es la ciencia creada por Freud con el objetivo de estudiar los fenómenos inconscientes de la mente y de la personalidad. A continuación, explicaremos el funcionamiento del psicoanálisis.

     Freud separó en dos tópicas[1] (psicoanálisis), la primera en que se establece una distinción fundamental entre inconsciente, preconsciente y consciente, y la segunda que distingue tres instancias: el ello, el yo, el superyó.

     En la primer tópica, respecto a la parte consciente, Freud afirma que las representaciones conscientes son todo lo que se registra a través de los sentidos (lo que se ve, se escucha), así como también, lo que pasa en la mente del sujeto, (deseos, sentimientos, emociones, etc). Esta sección, genera una moralidad, coherencia en las acciones (por ejemplo: una persona no saldrá en manga corta en pleno inverno).

     Siguiendo con la primera tópica, el segundo nivel es el pre consciente, es la mediadora entre la consciencia y la inconsciencia, percibe los pensamientos o deseos que en un momento determinado no son conscientes, pero que pueden pasar a esa instancia. Funciona directamente ligado con la consciencia, ya que cuando esa información no percibida al 100% necesita usarse, los mecanismos de búsqueda de la consciencia hacen que esos datos pasen a su dominio. Es importante destacar que este espacio esta comandado por el principio de satisfacción, que tiene por finalidad evitar el displacer y procurar el placer.

     El tercer nivel es la parte inconsciente del sujeto, allí se encuentran todos los contenidos, emociones, deseos, ideas, vivencias y conflictos reprimidos por parte de la consciencia y de la pre consciencia ya que producen un sufrimiento, displacer, a la persona. Para evitar esta disconformidad, el sujeto reprime estos recuerdos en este nivel, permaneciéndolos ocultos.  

     A medida que avanza el psicoanálisis, Freud crea la segunda tópica del aparato psíquico, una nueva forma de abarcar todo lo descubierto enriqueciendo y modificando lo expuesto en la primera, pero sin anularla. Se trata de la división del aparato psíquico en tres instancias, el Ello, el Yo, y el Superyo.

     Todos los sectores del Ello son inconscientes, ignora los juicios de valor, el bien y el mal, y la moral, únicamente trata de satisfacer sus necesidades instintivas, al igual que lo expuesto anteriormente en el sistema inconsciente, según el principio de placer, solo busca satisfacción inmediata  al margen de cualquier valor moral. Dinámicamente está compuesto por los impulsos innatos, agresivos y sexuales y por los deseos reprimidos.

     Respecto al “Yo”, tiene como función principal la de regular los impulsos de la persona, de modo que no entre en conflicto con sus valores morales. El Yo surge por la influencia del mundo exterior sobre el Ello. El Ello al verse obligado a mantener un equilibrio con la realidad exterior adquiere cierta especialización en sus relaciones con este, surgiendo de este modo el Yo.

     El Superyo es la parte inconsciente de la personalidad que controla las actividades conscientes. Su papel viene a ser el de juez o censor del Yo. Su acción se manifiesta en la conciencia moral, en la autocrítica que la persona aprendió gracias a su cultura y su educación. Algunas veces el Superyo concuerda con el Yo, generando una autovaloración positiva, sin embargo, cuando el Superyo se transforma en el enemigo del Yo, en el sujeto surge la sensación de culpa y remordimiento

     Según el psicoanálisis, el correcto equilibrio de estas tres instancias de la personalidad asegura la estabilidad psíquica mientras que la desproporción entre los elementos del aparato psíquico supone a la aparición de una neurosis, provocando obsesión, ansiedad, etc. La causa de síntomas es tan amplia, que el psicoanálisis no los lee como indicativos de un diagnóstico, sino que une diagnóstico con tratamiento simultáneamente.

     Con el fracaso del Yo de mediar entre los impulsos instintivos del Ello (inmorales),  y las demandas del Superyo, surgen los síntomas. Es decir, aparecen en un intento de reconciliar la relación entre el Ello, el Yo, y el Superyo. De esta manera, en la neurosis obsesiva, la angustia se libera en forma de ideas y/o conductas compulsivas y repetitivas, que se pueden manifestar como conductas abiertas (lavarse las manos) o encubiertas (contar), con el objetivo de liberar al yo de las pulsiones provenientes del ello. En la mayoría de los casos el individuo se ve impulsado a la necesidad urgente de realizar esa acción para reducir el malestar que lleva asociado una obsesión. Aunque no siempre consiga su objetivo, la no realización de la conducta le causa un malestar incluso mayor (George, 1991).

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