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Trastornos Del Desarrollo En El Niño


Enviado por   •  26 de Marzo de 2014  •  1.648 Palabras (7 Páginas)  •  438 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Los trastornos son caracterizados por retrasos y alteraciones cualitativas en el desarrollo de las áreas sociales, cognitivas y de comunicación, así como un repertorio repetitivo, estereotipado y restrictivo de conductas, intereses y actividades. En la mayoría de casos, el desarrollo es atípico o anormal, desde las primeras edades siendo su evolución crónica. Sólo en contadas ocasiones las anomalías se presentan después de los cinco años de edad.

Algunas hipótesis avalan la existencia de "un espectro sobre las manifestaciones clínicas del Autismo" que abarcarían desde los casos más severamente afectados y acompañados de una deficiencia mental severa o profunda, a cuadros donde la deficiencia mental sería ligera o moderada, a otros, con una inteligencia límite o normal. La conducta en estos pacientes también se mostrará en diferentes grados pero siempre vinculada a la alteración en la capacidad para establecer relaciones sociales, a la ausencia de empatía y el desarrollo de un repertorio conductual estereotipado y limitado sólo a ciertas áreas de su interés.

TRASTORNOS DEL DESARROLLO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Un número significativo de niños presentan síntomas y/o signos en áreas de la conducta, la motricidad, el aprendizaje, el lenguaje y la comunicación, que corresponden a cuadros bien definidos en su expresión clínica: retardo mental, trastorno de la atención con o sin hiperactividad, torpeza motora, dislexias y discalculias, trastornos en el desarrollo del lenguaje y trastornos del espectro autista. Persisten aún ciertas controversias respecto de la etiología y los abordajes terapéuticos de estos trastornos, analizadas por el doctor Natalio Fejerman en obras anteriores.

En este sentido, los dos últimos capítulos de este libro constituyen buenos ejemplos de las dificultades que se pueden presentar para delimitar los “territorios y fronteras” en el diagnóstico, dejando traslucir la amplia experiencia del autor para reconocer enfermedades neurológicas que se manifiestan inicialmente con síntomas psiquiátricos, así como trastornos psicológicos que simulan enfermedades orgánicas. En esta obra, Natalio Fejerman y un grupo de líderes de opinión en sus áreas de especialización analizan en profundidad y con rigurosa actualización bibliográfica cada una de las patologías relacionadas con el desarrollo de niños y adolescentes.

Los trastornos del desarrollo son defectos congénitos que causan problemas de por vida en el funcionamiento de una parte o un sistema del cuerpo. Incluyen:

• Trastornos del sistema nervioso que afectan la función del cerebro, la medula espinal y el sistema nervioso. Causan retraso mental, incluyendo el síndrome de Down y el síndrome X frágil. También causan trastornos en el aprendizaje y la conducta, tales como lo es el autismo.

• Trastornos sensoriales, que pueden causar problemas con la vista y el oído

• Trastornos metabólicos como la fenilcetonuria, que afecta la forma en que su cuerpo procesa los materiales que necesita para funcionar

• Trastornos degenerativos, como lo es el síndrome de Rett, que pueden aparecer solamente cuando los niños crecen y causarles problemas físicos y mentales

La mayoría de los trastornos del desarrollo no tienen cura, pero con frecuencia pueden tratarse los síntomas. La terapia física, del habla y ocupacional puede ayudar. Las clases de educación especial y el asesoramiento psicológico también pueden ayudar.

Entre los trastornos del desarrollo podemos mencionar

Atención y memoria

Se encuentra muy dispersa o contrariamente es muy selectiva para áreas de interés muy concretas (partes de objetos con los que realizan alguna manipulación improductiva y de forma reiterada). A pesar de ello suelen estar atentos a los detalles del entorno pero sin poder interpretar los significados más abstractos de las cosas. Existen unas capacidades especialmente elevadas en cuanto a memorización, y aptitudes viso-espaciales, no obstante, la memoria, funciona de forma irregular en sus rendimientos viéndose muy influenciada también por el interés que pueda despertar en el niño la actividad concreta.

Capacidad intelectual

Alrededor de un 40% de los niños con T.G.D. tienen un C.I. (Cociente Intelectual) por debajo de 50 (Retraso moderado, severo y profundo). Un 30% estaría alrededor de 70 (retraso ligero). En las escalas WISC, los resultados en área manipulativa son superiores a los de la escala verbal. Se obtienen resultados muy pobres en las escalas de Comprensión en los que se debe integrar y procesar la información. En las escalas de cubos y rompecabezas suelen asumir puntuaciones normales.

Afectividad y comportamiento social

La mayoría de los niños tienden a evitar el contacto ocular demostrando poco interés por la voz humana. Ya de pequeñitos no alzan los brazos a sus padres como indicación para ser levantados (no anticipan). No demuestran interés por la voz humana y parecen indiferentes al afecto no mostrando signos externos emocionales. El vínculo de apego no se establece como sería de esperar y no se produce la ansiedad de separación tan habitual en la primera infancia.

La ausencia de miedo ante peligros reales o imaginarios suele estar presente lo que unido a un alto umbral de dolor hace de estos niños muy vulnerables a sufrir accidentes de todo tipo. Por regla general hay rechazo a jugar con otros iguales y al establecimiento de relaciones sociales. A medida que crecen, a pesar de que pueden crear vínculos de afecto o aceptación con sus padres u otros (cuidadores, educadores...) seguirán con los problemas de relaciones con sus iguales.

La incapacidad comunicativa surge por no poder comprender que las demás personas tienen mente, inteligencia, sentimientos, etc...

Lenguaje y pensamiento

Las alteraciones del lenguaje son uno de los síntomas más significativos y van desde la ausencia de comunicación a una comunicación verbal anómala con alteraciones en la producción del habla en cuanto al volumen, tono, ritmo, entonación.

En la primera infancia, los niños con T.G.D, pueden desarrollar el hábito de tirar de la mano de algún adulto para acompañarlo hacia el objeto que desean. Raramente afirman o niegan con la cabeza para acompañar alguna respuesta verbal. Son también menos proclives a imitar las acciones de sus padres que los otros niños.

En cuanto a la comprensión del lenguaje, éste puede estar afectado en un grado variable, dependiendo en el lugar que se sitúe el niño en el amplio espectro del trastorno. Los individuos que cursan además con retraso mental, puede que nunca lleguen a desarrollar la comprensión del mismo. Los niños con dificultades menos severas pueden seguir instrucciones simples acompañadas de gestos y en un contexto inmediato y predecible. Los más competentes en esta área pueden llegar a entender buena parte de los significados de las construcciones verbales pero sin poder captar los matices más sutiles que se dan por ejemplo en las metáforas o con el uso del sarcasmo, entre otros.

Sensopercepción

Las respuestas frente a la diferente información sensorial que les llega a sus órganos son también anómala. Algunos niños parece que están sordos o tienen deficiencias visuales por lo que son objeto a edades tempranas de todo tipo de revisiones oftalmológicas.

Algunos niños pueden pasar largos períodos de tiempo tocando con las manos una determinada textura o efectuar estereotipias (acciones improductivas que se repiten sin ningún fin determinado) con objetos o partes de ellos (p.e. las ruedas de un coche de juguete). Las sensaciones táctiles son también experimentadas con los pies. La sensación de tocar diferentes superficies con los pies descalzos suele resultar de gran interés para ellos sintiendo probablemente sensaciones placenteras difíciles de comprender para nosotros. El juego obsesivo con la arena de la playa ya siendo pisándola o cogiéndola con la mano y dejando que se escape poco a poco entre los dedos, pueden ser actividades que les atraigan especialmente.

También pueden mostrar interés por sensaciones olfativas oliendo a personas u objetos.

Psicomotricidad

La parte psicomotora presenta también particularidades y déficits específicos. Junto a síntomas de hiperactividad y déficit atencional se registra una falta de iniciativa total. La conducta motriz no persigue ningún fin determinado o comprensible para el adulto. El desarrollo de la motricidad gruesa y de la habilidad para usar movimientos coordinados y finos en ambas manos puede llegar a ser adecuada lo que en combinación con unas buenas capacidades cognitivas pueden explicar la gran habilidad que demuestran, algunos de ellos, con las tareas viso-espaciales. Por contra son muy características las anomalías posturales y la conducta motora estereotipada (aleteo, andar de puntillas, etc...).

Niños y adolescentes pueden alternar a lo largo de la jornada períodos de cierta tranquilidad motora, sólo alterada por la realización de las estereotipias habituales, con conductas de huida o agitación sin motivo aparente o a causa de una sobre-estimulación sensorial al verse rota su rutina o visitar espacios o lugares novedosos. Sin embargo, en ocasiones, la aparición de estas conductas es poco previsible y no está sujeta a un motivo entendible para nosotros.

Trastorno impulsos. Conducta anómala

Son frecuentes los problemas en la inducción o mantenimiento del sueño o el despertar con movimientos de balanceo. De lactantes suelen ser fáciles de tratar mientras se les deje en su cama o en su habitación, siendo catalogados por sus padres de tranquilos, "muy buenos", que apenas dan un ruido. En algunas ocasiones, ocurre lo contrario, describiéndose niños inquietos, irritables, que se pasan el día chillando y que parecen necesitar pocas horas de sueño. Muestran auto-agresividad acompañando a crisis de agitación. Su alimentación es anómala y oscila entre el rechazo activo al intento de alimentarles, a consumir todo tipo de alimentos no comestibles (conductas de pica).

CONCLUSIÓN

Los trastornos del desarrollo suelen manifestar dificultades de tipo neurológico que se evidencian durante la niñez y la adolescencia.

Existen una serie de conductas que nos van a llevar a sospechar de la existencia de alguna de estas patologías. Una serie de signos y síntomas que nos obligan a hacer un diagnóstico diferencial y decidir si puede o no haber un trastorno tipo TGD. Son conductas que afectan a las diferentes áreas.

Hay una clara falta de interés por los juegos que pudieran indicar indicios de simbolización o interacción con otros niños. Dentro del juego simbólico sobre todo no aparece la atribución de estados mentales a los objetos, emociones (los muñecos no lloran, ríen…). Esto último lo hacen los niños en los últimos estadios evolutivos de la simbolización, pero en los autistas por ejemplo no aparecen. Este tipo de características está muy relacionado con lo cognitivo y lo social.

E- GRAFÍA

http://www.psicodiagnosis.es/areaclinica/trastornossocialesintelectuales/tgdcaracteristicas/index.php

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