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Cuando Dios llama a un discípulo


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2014  •  Trabajos  •  2.867 Palabras (12 Páginas)  •  206 Visitas

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1 - CUANDO DIOS LLAMA A UN DISCÍPULO

Orientaciones y herramientas para el predicador

Enseñanza principal

Dios llama a hombres y mujeres para que sean discípulos de Cristo. Es necesario creer que, si él nos ha llamado, nos capacitará para serlo.

Idea principal para predicar

Por la gracia y dirección de Dios en nuestras vidas es que hacemos las cosas que él desea que hagamos. Cuando Dios realiza el llamado, capacita. Ha usado a los jóvenes para perpetuar su verdad y los usará hoy también.

Invitación para tomar una decisión

Desafiar para llegar a ser un verdadero discípulo de Cristo.

Reafirmar a los miembros bautizados y animar a los que no lo son; acercar a ambos grupos a la experiencia del discipulado.

Anunciar la fecha del siguiente bautismo para iniciar a los nuevos discípulos que el cielo está llamando.

Animar a aquellos que en el pasado aceptaron el llamado, pero que en el camino perdieron su confianza en Jesús.

Presentar el privilegio de participar en la Gran Comisión y explicar que son llamados para hacer grandes cosas para el Señor.

CAMINANDO BAJO EL POLVO DEL RABÍ

Mateo 11:28-30

Introducción

Es muy común el olvidar: olvidamos citas, cumpleaños, pagos; sin embargo esos olvidos tienen sus consecuencias.

Un desafío relevante en la vida del cristiano es el de no olvidar. La educación en el pueblo de Israel tenía claros recordatorios para no olvidarse de Dios, y lo leemos en Números 15:37-41 (donde hay indicaciones del uso de las borlas y una cenefa o fleco en los vestidos para no olvidarse de la Ley de Dios).

Educación judía

Los hebreos orientaban la educación religiosa a la acción de enseñar y vivir, no a la de informar.

¿A qué edad comenzaba la educación de los hijos?

Los hijos menores de seis años eran atendidos en el hogar, para ser ingresados después en las sinagogas y ser educados por los maestros de la ley.

Las escuelas constituían el centro de la vida de la comunidad. Los niños eran expuestos al conocimiento desde muy temprana edad, e inspirados para conocer y vivir según la voluntad de Jehová.

Se preocupaban por cada generación y no deseaban que se olvidaran del Señor. Las enseñanzas y tradiciones subsistían gracias a la educación temprana de los niños.

Estaban orgullosos de sus enseñanzas. Tenían el Talmud. A los seis años aprendían el Pentateuco en la sinagoga local (casa del libro).

El rabí les daba miel mientras aprendían, y les recordaba que era un símbolo de las bendiciones de Dios: la disfrutaban como algo especial.

“Nunca olvidéis que la Palabra de Dios, como la miel, se disfruta. Probad y ved que Dios es bueno”, les decían. El niño lo aprendía de manera visual, auditiva y por medio del gusto.

De los 6 a los 10 años se memorizaba la Tora, (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Hoy día los niños aprenden y memorizan, pero otras cosas.

De los 10 a los 14 años sólo continuaban los mejores: pasaban a otra etapa de la educación, en la que habían de aprender hasta Malaquías, el resto de las escrituras hebreas.

Partiendo de los 13 y 14 años se les enseñaba a procesar la información de forma interactiva usando diferentes métodos. Uno de ellos era el de preguntas como “¿Cuánto es 2+2?” A lo que al alumno respondía: “¿Qué es 16/4?” De esa manera, los alumnos estaban demostrando que entendían bien. Un día un experto de la ley le preguntó a Jesús ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Y Jesús respondió ¿qué está escrito en la ley? (Lucas 10:25, 26)

Por esa razón Jesús respondía con preguntas las preguntas que se le hacían.

Cuando Jesús visitó el templo por primera vez, se quedó ahí sin que José y María lo supieran; estaba en la etapa de los doce años. Las autoridades religiosas se admiraban de la forma como Jesús hacía las preguntas.

Otro hecho que confirma el conocimiento que los judíos tenían de las Escrituras se registra en las palabras que María expresa en su encuentro con Elizabeth, conocido como el “cántico de María” o el Magníficat, (Lucas 1:46-53) que está compuesto de porciones del Antiguo Testamento que ella había memorizado en su infancia y juventud.

En la actualidad, los judíos todavía siguen aprendiendo de memoria.

¿Cuándo fue la última vez que un muchacho de 12 años te pidió que se le permita leer las Escrituras? Eso era lo que más deseaban hacer los jóvenes en esa época.

Jesús vivía en ese contexto educativo.

Después de cumplidos los 14 años, los jovencitos tenían la posibilidad de seguir estudiando al ser invitados por un Rabí, quien le transmitiría sus enseñanzas. Pero los privilegiados solo eran los mejores estudiantes.

Para los padres judíos era un sueño que sus hijos fueran educados y llamados por un Rabí, quien reproduciría su doctrina para perpetuarla.

Algunos rabíes, por la autoridad que tenían, habían llegado a hacer su propia interpretación de la Escritura (el Yugo Mateo 11:30), por lo que algunas veces llegaban a diferir con otros.

El Rabí llegaba a adoptar un sistema de vida propio, demostrando, con su testimonio, cómo se debía vivir lo que enseñaba, y esperaba que los discípulos reprodujeran su vida.

Estas autoridades religiosas tenían la posibilidad de permitir o prohibir. Jesús les dijo “yo os doy autoridad para…” (Marcos 6:7)

La filosofía de vida basada en su interpretación era conocida como su yugo. Era una enseñanza particular de un Rabí. Éstos solían tener una lista de exagerados requerimientos religiosos. En contraposición, Jesús dijo: “Mi yugo es fácil”, es de libertad, no de opresión. (Mateo 11:29)

El llamado

Cuando alguien quería seguir a un Rabí, el discípulo potencial se ofrecía diciéndole que su enseñanza

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