El Hombre Espiritual
charlexs19 de Agosto de 2012
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El hombre espiritual
CONTENIDO
1. Introducción
2. Prefacio de la segunda edición
3. Prefacio
4. Preámbulo
5. Lista de palabras importantes
Primera sección: introducción con respecto al espíritu, el alma y el cuerpo
1. El espíritu, el alma y el cuerpo
2. El espíritu y el alma
3. La caída del hombre
4. El camino de la salvación
Segunda sección: la carne
1. La carne y la salvación
2. El cristiano carnal
3. La cruz y el Espíritu Santo
4. La jactancia de la carne
5. La actitud que el creyente debe tener frente a la carne
Tercera sección: el alma
1. Cómo ser libres del pecado y de la vida del alma
2. La experiencia del creyente anímico
3. Los peligros de la vida del alma
4. La cruz y el alma
5. El creyente espiritual y el alma
Cuarta sección: el espíritu
1. El Espíritu Santo y el espíritu del creyente
2. El hombre espiritual
3. La obra espiritual
4. La oración y la guerra espiritual
Quinta sección: el análisis del espíritu: la intuición, la comunión y la conciencia
1. La intuición
2. La comunión
3. La conciencia
Sexta sección: andar según el espíritu
1. Los peligros de la senda espiritual
2. Las leyes del espíritu
3. El principio de que la mente ayude al espíritu
4. La condición normal del espíritu
Séptima sección: el análisis del alma (1): la parte emotiva
1. El creyente y las emociones
2. El amor
3. Los deseos
4. Una vida centrada en los sentimientos
5. Una vida de fe
Octava sección: el análisis del alma (2): la mente
1. La mente, un campo de batalla
2. La condición de una mente pasiva
3. Cómo ser libre
4. La ley de la mente
Novena sección: el análisis del alma (3): la voluntad
1. La voluntad del creyente
2. La pasividad y sus peligros
3. Conceptos erróneos de los creyentes
4. El camino a la libertad
Décima sección: el cuerpo
1. El creyente y su cuerpo
2. La enfermedad
3. Dios es la vida del cuerpo
4. La victoria sobre la muerte
INTRODUCCION
Esta obra consta de diez secciones distribuidas en tres tomos. Se comenzó a escribir a finales de 1925, y se concluyó en junio de 1927.
La siguiente explicación, dada por el autor acerca del carácter del libro, fue tomada de un anuncio que él publicó en el número 3 de la revista El testimonio actual:
“Esta obra da énfasis a la realidad espiritual. Por lo tanto, el contenido de cada tomo puede ser verificado por la experiencia; ninguna porción está en el ámbito de la teoría.
En la actualidad, lo que más desalienta a los creyentes que desean progresar en la senda espiritual es no encontrar la forma de hacerlo. Como resultado, buscan a tientas, su condición es inestable y se estancan en las mismas encrucijadas año tras año sin saber qué camino deben seguir. El autor de este libro se hallaba en la misma condición. Debido a eso, en este libro se recalca una dirección clara con respecto a la senda apropiada. El propósito de cada capítulo es dirigir a los creyentes en la dirección correcta. Por lo tanto, todos los que buscan a Dios con corazón sincero, podrán avanzar. Casi todos los capítulos empiezan presentando la posición del pecador y avanzan paulatinamente hacia la cumbre de la vida espiritual.
“El libro en su totalidad tiene un enfoque muy amplio, pues en él se da respuesta a los interrogantes que los creyentes tienen con respecto a la vida espiritual. Por ejemplo, se explican clara y detalladamente asuntos difíciles, tales como escuchar la voz de Dios y entenderla. Después de leer este libro, los problemas espirituales más relevantes quedarán resueltos.
“La regeneración, la salvación, la santificación, el negarse al yo, el ser llenos del Espíritu Santo y de poder, el bautismo del Espíritu Santo, la comunión, la oración, el estudio de la Biblia, la identificación con la muerte de Cristo, la carne, la vida del alma, las emociones, las experiencias sobrenaturales, los milagros, el discernimiento de las lenguas, la intuición, la conciencia, la revelación de Dios, la obra espiritual, la guerra contra Satanás, los espíritus malignos, la posesión demoníaca, el libre albedrío, la renovación de la mente, la pasividad, la consagración, los afectos, la sensación de ser ferviente o de estar frío, el cuerpo, la enfermedad, la manera de escapar de la muerte y muchos otros temas, son explicados de manera profunda y al mismo tiempo con sencillez.
“Si un creyente desea seguir el camino espiritual, debe leer este libro. Si alguien desea ayudar a otros a que vean su condición, no puede perderse este libro.
“Todo aquel que lea este libro encontrará luz incluso en temas que ordinariamente son pasados por alto. Aun un asunto tan conocido como es la regeneración, se podrá entender de una manera que antes habría sido inimaginable”.
PREFACIO DE LA SEGUNDA EDICION
Damos gracias al Señor porque desde que publicamos este libro en el otoño de 1928, creyentes de muy diversos lugares lo han estado solicitando. En un lapso breve la primera edición se nos agotó. Muchos nos han comunicado francamente la liberación que han experimentado por medio de la verdad contenida en este libro. Esto nos muestra que lo que Dios nos encomendó no ha sido en vano. Verdaderamente tenemos que agradecerle al Señor por la manera en que los hijos de Dios han recibido este libro.
Desde entonces, en estos dos años no hemos podido ofrecer este libro en su forma completa, como juego de tres tomos. Originalmente, yo no tenía la intención de que se imprimiera la segunda edición, pensando que dos mil ejemplares en circulación eran suficientes. Al mismo tiempo, me oponía a publicar apresuradamente otra edición porque quería ver el resultado de poner en práctica las verdades contenidas en este libro. Pero durante los últimos dos años se han solicitado varios centenares de ejemplares de este libro. También vimos, por muchos testimonios, que las verdades contenidas en este libro se pueden practicar, que pueden liberar al hombre y que los hijos de Dios las necesitan. Por consiguiente, no podemos posponer más la reimpresión de este libro.
Esta edición no difiere mucho de la primera en cuanto a la enseñanza y a la verdad. Sin embargo, debido a que he recibido más luz y he obtenido un nuevo conocimiento con respecto a cosas que aún no estaban claras cuando escribí la primera edición, decidí incluir en esta edición muchos cambios y adiciones. Para llevar a cabo la obra de redacción, pedí ayuda al Señor, y traté de conservar, hasta donde fue posible, la terminología utilizada usada en las Escrituras.
Estamos conscientes de que en muchos casos nuestras terminología difiere de la que se usa en la Biblia. Por ejemplo, utilizamos el término “redención” con relación a la obra completa que el Señor Jesús llevó a cabo en la cruz, pese a que el significado bíblico de la palabra “redención” se limita exclusivamente a la acción de cubrir el pecado.
Existen muchos términos que nos parecen correctos, pero que al examinarlos a la luz de la Biblia, son inexactos. Por ejemplo, hemos oído las expresiones “vencer el pecado”, “crucificar el yo”, “crucificar la vida del alma” y sabemos a lo que ellas se refieren. Pero en la Biblia no se encuentran estas expresiones. La Biblia no habla de “vencer el pecado”, sino de “ser libres del pecado”. El fin de la salvación no es que venzamos al pecado, sino que nuestro viejo hombre sea crucificado y que seamos librados del pecado y de su poder. (Cuando se usa la expresión “vencer los pecados”, se alude a la experiencia individual.) De igual manera, la Biblia no dice que debemos “morir al yo”, sino que debemos “negarnos a nosotros mismos”. “Uno no puede crucificar el yo”, pues éste es quebrantado cuando tomamos la cruz. Esto se debe a que nuestra personalidad se halla en el yo y no puede ser crucificada. Una vez que el yo muere, nuestra persona muere. El yo es nuestra propia persona. Por lo tanto, solamente podemos negarnos al yo y tomar la cruz para ponerle fin. El significado de llevar la cruz no es morir, sino estar dispuesto a morir. De la misma manera, la Biblia no dice que debemos crucificar la vida del alma, sino que debemos perder la vida del alma, pues si nuestra vida natural fuera crucificada, nuestra vida física también terminaría.
Esto no significa que en la primera edición no estábamos conscientes de estas diferencias. Creemos que si los principios y hechos espirituales son correctos, la terminología no es tan importante. Al hacer cambios, aun en esta edición, no hemos tratado de corregir esas disparidades. Pero recientemente el Señor nos recordó que debemos ser más cuidadosos en este asunto. El nos ha mostrado cómo un término impreciso puede producir una verdad inexacta y cómo la exactitud en la terminología es importante. Por supuesto, preferimos tener la realidad espiritual que la terminología exacta. Pero cuando tenemos la realidad espiritual, también vale la pena que tengamos la terminología precisa. Además, una terminología exacta nos proporcionará más luz. Debido a esto, en muchos casos hemos cambiado la terminología. Espero que podamos hacer lo mismo en las demás publicaciones.
Quisiera que los lectores prestaran atención al efecto específico y personal que la verdad produce en nosotros. Por esta razón no he mencionado muchas
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