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Ensayo Santiago Cap 5., Versículos 2 Y 3


Enviado por   •  24 de Junio de 2015  •  1.485 Palabras (6 Páginas)  •  295 Visitas

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Ensayo: Advertencia a los ricos opresores

Del libro de Santiago capítulo 5, versículos 2 y3

La persona como tal, independiente de su situación socio-económica, cultural o lo que fuese, siempre tiene valor, y más para Dios quien ha puesto su imagen en el ser humano. Santiago nos recuerda esta semana la falta de valor de las riquezas, no la falta de valor del rico en tanto persona. Si el dinero no tendrá valor para cuando muramos, mucho menos lo tendrá para cuando el SEÑOR vuelva; por lo tanto, es bueno emplear nuestro tiempo en acumular tesoros que serán valiosos en el reino eterno de Dios.

1. LA INUTILIDAD DE LAS RIQUEZAS

Sus riquezas se pudrirán, y la polilla les comerá la ropa. El dinero que han estado juntando en estos últimos tiempos se oxidará, y ese óxido será el testigo que los acusará en el juicio final, y que los destruirá como un fuego (Stg 5:2-3).

¿Qué entendemos por riqueza?. Bueno eso dependerá de la cultura y de los tiempos en que uno viva. Hasta que no llegaron los españoles a América, el oro no fue causal de robo, explotación y muerte. En el tiempo que escribe Santiago, la riqueza consistía aparentemente en alimentos, ropa, y metales preciosos como el oro y plata.

Riqueza podrida.

Aunque el verso (en esta versión) se nota en tiempo futuro, lo que Santiago reprocha a los ricos es que hayan permitido que su riqueza se pudriesen. El verbo en realidad significa “echarse a perder” en una clara alusión a los alimentos. Como hoy hay quienes prefieren que los víveres se echen a perder, botarlos que compartir con quienes lo necesitan. En el mundo con una adecuada distribución de los alimentos, nadie debería pasar hambre.

Riqueza apolillada.

Lo mismo ocurre con la vestimenta. Hoy hay productos químicos que lo impiden, pero en tiempo de Santiago los ricos encontraban sus costosas prendas guardadas, comidas por las polillas. Pudieron vestir a los pobres con los vestidos guardados en sus roperos, pero prefirieron dejarlos apolillarse.

Amor al dinero

El dinero en sí no es el problema; los pastores necesitan dinero para vivir y sostener sus familias; los misioneros necesitan dinero para difundir el evangelio; las iglesias necesitan dinero para llevar a cabo su tarea con eficiencia. Es el amor al dinero el que conduce a lo malo y origina que algunos opriman a otros para quedarse con más. Pablo aconsejando a su discípulo Timoteo señala:

Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos. (1Ti 6:10).

La verdadera riqueza

Sin duda no es sencillo vivir por fe y no dejarse arrastrar por el sistema que controla el mundo. La fuerza que el mundo tiene para tentarnos a adoptar sus normas antes que las normas de Dios es tan sigilosa como efectiva, que sin darnos cuenta nos enredamos en su carrera alocada por un efímero exitismo. Pablo nos dice:

Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto. (Rom 12:2).

Recordemos que nuestro SEÑOR nos dijo que era la verdadera riqueza:

»No traten de amontonar riquezas aquí en la tierra. Esas cosas se echan a perder o son destruidas por la polilla. Además, los ladrones pueden entrar y robarlas. Es mejor que amontonen riquezas en el cielo. Allí nada se echa a perder ni la polilla lo destruye. Tampoco los ladrones pueden entrar y robar. Recuerden que la verdadera riqueza consiste en obedecerme de todo corazón. (Mat 6:19-21)

2. LA CONSTITUCION DEL POBRE.

Ustedes no les han pagado el sueldo a sus trabajadores, y el Señor todopoderoso ha oído las protestas de ellos. Ese dinero que no han pagado también los acusará delante de Dios. (Stg 5:4)

Hay que decirlo con todas sus letras; lo que están haciendo estos ricos es robar el dinero del pobre. Cuando no le pagan el sueldo, y con ello se enriquecen injustamente; Santiago dice que Dios está siendo testigo de ello, y no dejará sin castigo a quienes se aprovechen de sus hijos, ya sea porque son pobres o porque son cristianos o ambas cosas. Para estos ricos, Santiago no tiene una recomendación o advertencia como en el punto anterior, sino derechamente una condenación. Aunque es claro el abuso, que se muestra aquí, la razón

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