Espiritualidad

III. 5. La libertad

Diego Allen-Perkins Avendaño

Breves orientaciones generales para el estudio de los contenidos

Conceptos clave: espíritu, comunicación, capacidad unificante, acto teantrópico, absolutización.

A lo largo del estudio de los capítulos precedentes de Antropología ustedes ya tienen un conocimiento fundamentado del modelo antropológico de Fernando Rielo, distinguiendo los distintos niveles que componen a la persona humana y cómo se establece la comunicación entre dichos niveles.

En este capítulo el interés reside en cuál es el “papel” que desarrolla el espíritu, en tanto capacidad unificante y de comunicación con el Sujeto Absoluto; todo ello enfocado al análisis de un concepto vital para el ser humano, tal y como es el de la libertad.

En el libro de texto (páginas 98 a 106) se realiza un recorrido por las diferentes concepciones de la libertad en distintas corrientes históricas y filosóficas. Es importante que ustedes conozcan las concepciones señaladas en orden a caracterizar y contextualizar con mayor profundidad la propuesta antropológica de Rielo. En todo caso, en este punto se establecen algunas de las características principales de estas corrientes, recogidas en el libro de texto:

· La libertad como necesidad o como sujeción a leyes de destino o naturales: esta idea está presente en nuestra concepción sobre la libertad desde el nacimiento de la filosofía griega hasta la actualidad. Entender de esta forma la libertad conduce a asumir que el comportamiento del ser humano se encuentra determinado o sujeto a leyes inexorables en su existencia, es decir, tiende a negar el principio de libertad en tanto capacidad de elección responsable. Muchas de las teorías antropológicas contemporáneas se sustentan en un determinismo que indica que el comportamiento del ser humano es únicamente dependiente del contexto social y cultural en el que desarrolla su acción. En otras palabras, a contextos semejantes, se tendrán comportamientos similares. Existe de esta forma un sentido existencial determinado, en el que se confunde la identidad personal con la personalidad y, asimismo, con la definición (esencialidad) de la persona. Esta forma caracteriza el comportamiento del ser humano como delimitado, encerrado en sí mismo, de acuerdo a categorías sociales y culturales permanentes, compartidas por todos los miembros de un determinado grupo social y cultural en oposición a las de otro/s grupo/s.

· Intelectualismo y voluntarismo: esta propuesta tiende a negar la libertad al entender que el comportamiento humano no se encuentra referido a ningún sistema o categoría. ¿Cuál será la referencia válida para determinar si se actúa libremente o no, la propia persona, la sociedad en su conjunto? Son reflexiones que encierran una negación a la capacidad de trascendencia que tiene el propio ser humano y tienden a invalidar el aspecto relacional de su comportamiento, el cual ustedes ya han estudiado.

Respecto a este último punto, una reflexión muy interesante que recoge el libro de texto es la del concepto de “absolutización”. En texto anexo, pueden encontrar la definición del concepto en palabras de Fernando Rielo.

De acuerdo a lo anterior y frente a estas perspectivas, el modelo antropológico de Fernando Rielo sitúa la libertad en la profundidad del espíritu. El espíritu, como ustedes ya conocen, asume y unifica las funciones contempladas en los niveles del ser humano, dándoles unidad, dirección y sentido; y, junto con ello, posibilita la comunicación con el Sujeto Absoluto.

La libertad, entonces, podría definirse como la capacidad de “decir sí o no a esta comunicación divina, acogiéndola en nosotros o rechazándola, y de orientar nuestra acción según esta respuesta. El acto fundamental de la libertad, por tanto, es la aceptación o la negación de la comunicación con Dios” (De Angelis y Zordan, 2014: pp. 99). En este punto ya se está definiendo cuál es la referencia que se establece para determinar si un acto será libre o no.

En segundo lugar, el libro de texto indica que el acto de la libertad ejerce responsabilidad. Esto es claramente observable de acuerdo a la definición de libertad dada en el párrafo anterior, de lo cual se deduce, ¿cómo será la respuesta que dé el espíritu humano a esta capacidad de comunicación? La respuesta, nuevamente, se recoge en el libro de texto cuando vuelve a introducir el concepto de acto teantrópico: el espíritu creado en la persona humana, al no permanecer pasivo ante el Sujeto Absoluto, produce una respuesta activa, sinérgica y relacional, partiendo de la iniciativa del Sujeto Absoluto.

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