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Espiritualidad


Enviado por   •  3 de Febrero de 2015  •  1.160 Palabras (5 Páginas)  •  213 Visitas

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EL AMOR COMO PRINCIPIO DE LA ESPIRITUALIDAD

El amor es un don que procede de Dios y sólo la persona que es espiritual ama verdaderamente. No se debe discriminar a nadie, pero se hace a menudo. Normalmente se siente un poco de amor por aquellos con los que se tiene alguna afinidad, los que pertenecen al mismo grupo, a la misma religión, al mismo país, al mismo club o a cualquier cosa que a uno le interese. Se siente un poco de “amor” hacia algo que se pueda llamar “mío”, pues casi todo el mundo ama de una manera selectiva. Esta selección es la que separa a unos de otros, y esta separación existe en cualquier parte de este planeta. Ella es el origen de toda la disensión y el conflicto entre las personas.

El amor puede ser de puertas para afuera, pues puede simularse. La mayoría de las personas son muy buenas simulando, dicen una cosa y piensan o hacen otra. Lo peor es que ni siquiera son conscientes de ello. Creen que es así como se debe actuar, que es convencionalismo, costumbre o tradición, y pocas hay que examinen a fondo sus pensamientos, palabras y obras.

Hay quienes aconsejan la “práctica del amor” para que éste aumente. Pero semejante práctica no es el camino más adecuado que una persona puede andar. Desear desarrollar el amor no deja de ser un deseo, y no existe ningún deseo que sea lícito, ni siquiera el deseo de amar. El verdadero y auténtico amor surge de la consciencia y de la atención que se concreta en obras justas y adecuadas. No es precisamente lo mejor desear el amor ni buscarlo. Quien lo desea simplemente desea y actúa movido por el egoísmo.

Sólo cuando seamos conscientes y nos conozcamos a nosotros mismos comprenderemos lo que nos ocurre a cada uno de nosotros. Superficialmente todos parecemos diferentes y manifestamos tener ideas e intenciones diferentes, superficialmente puede haber una gran diferencia entre las personas, pero en realidad todos estamos hechos con la misma receta, todos buscamos lo mismo y seguimos el mismo destino. Las diferencias que encontramos son superficiales y las provoca el ego.

Es necesario darse cuenta de las ideas y de las creencias que no son compasivas. La mayoría de las condenas genéricas del carácter de una persona, de su ética, de su inteligencia, de sus intenciones o de su valor social no son compasivas. No importa que se digan es voz alta o que se callen. El amor no impide valorar la inteligencia de una persona, su carácter, su atractivo u otras cualidades personales suyas. Tampoco impide comentar estas cosas con los demás. No obstante, cuando se valoren estas cosas o se comenten, el amor exige escoger con cuidado las palabras. Se puede llegar a la conclusión de que a una determinada persona le falta inteligencia, o de que alguien miente con frecuencia, pero quizás no sea necesario compartir con nadie estas conclusiones. Sólo se deben compartir cuando sea verdad, bueno y necesario, como por ejemplo cuando hay que proteger a una persona.

En algunas ocasiones es preciso hacer frente a las ofensas, hacer valer los propios derechos o actuar con determinada violencia. Hay momentos en los que es necesario protegerse a sí mismo o a las personas de las que se es responsable. Existen ocasiones, raras, en las que una persona debe recurrir a la violencia contra otra. Pero es posible hacer frente a las ofensas, hacer valer nuestros derechos, imponernos sobre alguien,

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