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Esto Es Muy Complicado


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2012  •  1.089 Palabras (5 Páginas)  •  388 Visitas

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Introducción

La pedofilia es pornografía infantil, que es la reproducción sexualmente explícita de la imagen de un menor. Se trata, en sí misma de una forma de explotación sexual de los niños. Estimular, engañar o forzar menores a posar en fotografías o participar en videos pornográficos. Es ultrajarse y supone un menosprecio de la dignidad y autoestima de los niños. Esto significa que el cuerpo de un niño o niña carece de valor y les demuestra que su cuerpo está a la venta.

Esto afecta a miles de niños cada año y en la gran mayoría de los casos los agresores son personas que ellos conocen y en las que confían, por lo que muchas veces se hace difícil prevenirlos de este tipo de ataques.

Desde un punto de vista médico “La pedofilia es también llamada paidofilia y consiste en el placer sexual obtenido mediante actividades o fantasías sexuales con niños de, generalmente, entre 8 y 12 años, A la persona que padece pedofilia se le denomina pedófilo.” La pedofilia es parte de la personalidad del que la padece y se compone de aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de violencia, de control de las pulsiones, etc.

Objetivo

➢Investigar sobre este tema para darlo a conocer ya que está creando un caos total ante la sociedad con lo que realmente está pasando en nuestra sociedad.

➢ Saber cómo se da el Abuso Sexual a Menores.

➢ Que efectos Producen.

Síntomas de un pedófilo

La sintomatología esencial de este trastorno se define como fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que implican actividad sexual con niños (13 años o menos) durante un período no inferior a los seis meses.

Los niños suelen ser menores de 12-13 años y el individuo ha de tener por lo menos cinco años más que el niño para que sea considerado el trastorno. La persona ha actuado de acuerdo con estas necesidades o se encuentra marcadamente perturbada ellas.

Según el manual de diagnóstico de los trastornos mentales (DSM-IV) la pedofilia se encuentra dentro de la categoría de parafílias, ubicada dentro de la categorización mayor de "Trastornos sexuales y de la identidad sexual".

El manual indica que estas fantasías e impulsos sexuales provocan un malestar clínicamente significativo o un deterioro social, laborado de otras áreas de la actividad del individuo. Esto indica distinguir a su vez en el diagnóstico cuando se trata de una situación incestuosa, si es exclusivo (solo atracción con niños), si es hacia varones, mujeres o por ambos sexos.

Cómo es la pedofilia

Las conductas de la pedofilia van del simple exhibicionismo hasta la penetración. El adulto suele ganarse la confianza y el cariño del niño para luego llevar a cabo sus objetivos. Hay dos tipos de conducta que se presentan en el pedófilo, está la conducta sentimental homoerótica y la conducta agresiva heterosexual.

Los pedofilos no obedecen a un perfil psicológico determinado, pueden ser muy funcionales en algunos ámbitos y no son de personalidades extremas, son personas inmaduras emocionalmente y con poca capacidad de contactarse con el otro.

La pedofilia, como contrariamente se piensa, no es un problema de la sociedad actual sino que: “Han existido culturas que aceptaban el contacto sexual entre un adulto y un niño, como la de la antigua Grecia, donde era habitual que un hombre que podría ser un maestro, mantuviera relaciones sexuales con un niño”, afirma Carlos Torres Viera en su libro Parafilias.

Los sentimentales homoeróticos tienen poco interés por las mujeres, toda su capacidad sexual se concentra en los niños, concretándose bajo la forma de caricias que le provocan el orgasmo.

Los agresivos heterosexuales intentan satisfacer sus impulsos con niñas, con métodos que van desde la seducción a la violencia.

El de la pedofilia es un fenómeno complejo, con muchas caras, que puede incidir sobre las costumbres de la gente y que puede tener un impacto relevante sobre la personalidad en formación del menor aún no sexualmente autónomo y en busca de modelos de comportamiento. Para no agravar el perjuicio que un niño o una niña puede haber sufrido como consecuencia de prácticas sexuales con adultos, y para no cometer errores dramáticos, es bueno saber cómo intervenir, sea para esclarecer los hechos, sea para ayudar a superar una experiencia que no deberá nunca considerarse una fuente de secuelas irreversibles.

Se calcula que una de cada cuatro niñas y uno de cada ocho niños serán sexualmente agredidos antes de cumplir 16 años. En el 90 por ciento de las veces el abusador es un hombre y en más de un 80 por ciento de los casos será un conocido.

En la pedofilia no hay comunicación con el otro. El otro no existe como persona. Es un objeto. En este sentido el poder, dice Foucault en su libro El poder psiquiátrico, que: “Sólo hay poder porque hay dispersión, relevos, redes, apoyos recíprocos, desfases”.

Existen diferentes grados dentro de los comportamientos denominados perversos: voyeurismo y exhibicionismo, fetichismo, sadismo, bestialismo o zoofilia, necrofilia y pedofilia.

Una de las principales causas por las que se comente la pedofilia es: ”El mal aprendizaje hacia el sexo, ya que probablemente en su infancia los agresores también fueron violentados sexualmente, es por eso que las victimas buscan ser en esta ocasión los agresores. Y es de esta manera como se va formando una cadena destructiva para la sociedad”, dice Alfredo Vázquez Gonzáles en su libro Violencia Sexual.

Los agresores sexuales no siempre son los “viejos verdes” que imaginamos, son personas consideradas “normales” desde casi todos los puntos de vista. Muchas veces son personas respetadas, incluso aparentan firmes valores morales y religiosos y es por eso que se ganan la total y entera confianza de los padres o los familiares del menor.

Como se da el abuso.

Ante un círculo de silencio de padres, vecinos y niños que no quieren hablar, buenos son todos los esfuerzos posibles a través de los medios de comunicación para llegar a la detección precoz.

En Chile sabemos que existe un número indeterminado de niños abusados, pero no es posible distinguir a las víctimas de pedofilia, porque son silenciosos. Sólo en la medida en que se empiece a conversar, comenzará a prevenirse.

Pensamos que es el momento de decirles a los papás que la pedofilia puede pasar en sus casas, que entiendan que el abuso sexual de menores, generalmente, viene de parte de personas cercanas, no se trata de crear pánico ni desconfianza irracional, solo hablar del tema, solo prevenir.

Hay que educar a los niños, y eso pasa por el hogar en su primera instancia, luego por los profesores, por los médicos en sus controles periódicos con los niños y sus padres, por los periodistas, porque se hable del problema finalmente.

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