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Estudio De Juan 1


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  1.146 Palabras (5 Páginas)  •  348 Visitas

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Capítulo 1

Juan 1:1 y 2

El Logos se puede traducir comúnmente como “palabra” o “verbo” para los que usamos la Biblia versión Reina-Valera. Es término usado por Juan es una palabra que hace referencia al ámbito total de consciencia, voluntad y existencia eterna manifiesta en Dios.

El Logos era un término conocido por ambas partes de la congregación, tanto por los gentiles como por los judíos vueltos al cristianismo, Juan daba por sentado que los lectores de toda clase entenderían perfectamente la esencia de esta palabra.

“En el principio”. El apóstol Juan comenzó su evangelio de una manera diferente a los otros tres escritores de los evangelios, siendo guiado por el Espíritu Santo el siervo de Dios empezó con una narración similar al libro de Génesis esto trasmite que el Verbo no fue creado, siempre ha existido, siempre ha sido, no tiene principio, ni fin, es eterno.

“El Verbo era con Dios” o “El Verbo estaba cerca de Dios”. El escritor sagrado pone al Logos en la misma posición que Dios, esto es que el Verbo tiene todos los atributos divinos, todas las características de Dios, no es ni superior ni inferior a él sino que comparte su esencia, y denota una asociación, trabaja junto con él.

“El Verbo era Dios”. El discípulo amado no puede terminar su primer pasaje sin aclarar todas las dudas, descarta totalmente la posibilidad de una doctrina politeísta, debido a que los gentiles estaban saliendo de unas culturas politeístas que les parecía común ver semidioses vueltos hombres, aclara que el Logos es parte misma de Dios, que es con él, que es el mismo Dios pero el Logos es otra persona.

Juan 1:3

“Todas las cosas por él fueron hechas”. Todo el mundo fue hecho por la palabra de Dios “Y dijo Dios”(Génesis 1:3), esto es el Logos actuando, el Logos creador de todas las cosas, cooperando con el Padre en la creación. Explicando que todo procede de él y que tiene potestad sobre todas las cosas.

Juan 1:4

“En él estaba la vida”. El Logos no solamente es el creador de todo lo que existe, sino que también en Él se encuentra la existencia de todo, sin él nada vive. Jesús no es solamente un medio para obtener vida, sino que la vida es permanecer en él, es estar con él, caminar con él, seguirlo a él. En él sigue estando la vida.

“La luz de los hombres”. Jesús dijo de sí mismo “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12). El apóstol nos trasmite que sin el Logos caminamos a oscuras, vivimos bajo tinieblas, que es solamente por el Logos que nosotros podemos ver, solamente viviendo en él podremos realmente caminar en luz. Las tinieblas no puede permanecer ante su presencia, un hombre no puede permanecer ignorando la verdad de Dios después de toparse con el Logos. No podemos permanecer indiferentes ante la clara verdad de Jesús.

Juan 1:5

La palabra tinieblas abarca todo aquello en lo que no hay luz. Significa ausencia de luz. Pero las tinieblas no pueden permanecer donde hay luz, por más grande que sea la oscuridad una pequeña luz puede iluminar, y estas tinieblas no la pueden ahogar. Este es Jesús, nadie puede tratar de ahogar esta verdad, nadie puede callar su mensaje, Él siempre brillará y su luz será visible. Los creyentes somos mandados a ser luz en medio de las tinieblas, somos agentes de brillo de la gloria de Dios. Venimos a ser las ventanas por las cuales la luz de Jesús puede llegar a todo lugar, en cada lugar donde se encuentre un hijo de Dios se debe ver claramente una luz que a pesar de que estas tinieblas quieran opacarlo y destruirlo, la luz se mantendrá marcando la clara diferencia.

Juan 1:6

Aquí se refiere claramente a Juan el Bautista, ya que el apóstol Juan como veremos más adelante nunca se identifica a sí mismo de esta manera, sino como “el discípulo que Jesús amaba” o simplemente como “discípulo”.

Los tiempos de Jesús fueron tiempos de cautiverio, donde la nación de Israel se encontraba sometida por el imperio romano. Durante estos días de tribulación pareció en la tierra de los judíos alrededor de Jerusalén y Galilea un admirable predicador llamado Juan. Era hijo de un sacerdote. Había crecido en el campo y andaba vestido con las ropas corrientes de los hombres del campo. Juan vivía entre los pobres del pueblo.

El pueblo se había sentido muy atraído hacía él. Salían a él Jerusalén, y toda Judea y toda la provincia del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán. Los judíos no eran el tipo de gente que sale en multitudes al desierto de Judea para oír a cualquiera.

Juan 1:7

Alguien ya había testificado acerca de Juan el Bautista, alguien ya había profetizado su venida y su mensaje. Este mensaje era que la luz, el logos, el verbo iba a tomar forma de hombre para darse en sacrificio en expiación por los pecados.

Juan 1:8

El apóstol Juan, a fin de evitar cualquier confusión aclara que Juan el Bautista era solamente aquel que prepararía el camino, era quien hablaría sobre aquel que habría de llegar.

Juan 1:9

La revelación de Dios había sido parcial por medio de toda la historia de la humanidad, se había revelado de diferentes maneras, eran pequeños destellos de luz. Fue Jesús “La luz verdadera” la que vino a ser la revelación plena de Dios, a darnos conocimiento completo de la esencia misma del Padre, para que a través de esta revelación podamos darnos cuenta de nuestro pecado, de lo lejos que estamos de Él y que solamente Jesús es el puente que nos puede unir con Dios de nueva cuenta.

Juan 1:10-11

El pasaje más triste de todos los que se encuentran en la Biblia, el rechazo natural del hombre ciego a la luz de Dios. Tan maravillosa revelación, tan grande verdad frente a sus ojos y no fueron capaces de verlo como lo que es, el Hijo de Dios.

“A lo suyo vino” Lo suyo se refiere al mundo en general, Jesús no vino únicamente por los judíos, sino que llegó a la tierra para ser Salvador de toda la humanidad, para que todo hombre y mujer de cada generación tuviera salvación por medio de Él. Pero el mundo entero lo rechazó, vemos que Jesús se presentó a todo tipo de gente y siempre encontró oposición. Y esto sigue siendo igual en nuestros tiempos sigue viniendo a lo suyo, sigue revelándose a toda la humanidad y esta no le recibe, sigue oponiéndose a tan majestuosa verdad.

“Y los suyos” Los suyos realmente eran los judíos, aquel pueblo que Dios siempre separó, lo tuvo bajo su cuidado y protección, ellos tuvieron a Cristo en medio de ellos, tenían todas las profecías para darse cuenta de quién era Él, de su misión. Pasaron cientos de años esperando su llegada y cuando lo tuvieron lo rechazaron por no ser lo que ellos esperaban, pero era lo que ellos necesitaba.

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