La Disciplina Cristiana

Consejos para los maestros padres y alumnos acerca de la educación cristiana; ELENA DE WHITE; Págs. 113 – 116; www.jovenesadventistas.org

INTRODUCCIÓN

En la labor docente es normal enfrentarse a estudiantes con diversas culturas, formas de pensar, caracteres y diferentes motivaciones. Es aquí donde el maestro cumple un papel importante, pues tiene como objetivo formar a estos grupos de jóvenes no solo en asuntos académicos, sino también en valores morales y espirituales que les ayuden a crecer en su formación de manera integral. Para lograr una buena formación integral en los educandos, que a su vez incluye el desarrollo de facultades intelectuales, espirituales, físicas y sociales, se necesita de carisma, vocación, entrega, paciencia, pero también se requiere de firmeza y de disciplina con fundamentos cristianos que se puedan aplicar en este caso en el contexto educativo.

EL ESTUDIANTE

Los alumnos son individuos que requieren de una formación académica y formación en otros aspectos desde temprana edad, por eso desde pequeños sus padres deciden alojarlos en instituciones educativas, en donde lograrán socializarse con otros individuos y en donde recibirán las bases importantes y decisivas para su desarrollo personal y para su desenvolvimiento en la sociedad. No se puede descartar que el hogar, la sociedad, los medios de comunicación, entre otros; se convierten también en entes que intervienen en la formación de los individuos.

Pero es la institución educativa un “segundo hogar” en donde por muchos años los estudiantes recibirán la orientación adecuada como parte de su formación, y en la que el alumno debe someterse a reglas y procedimientos disciplinarios necesarios para su crecimiento como persona y para la regulación de sus conductas.

No es de ignorar, que en buena parte la formación de estos jóvenes proviene del hogar; ya que es el lugar en donde estos adquieren los valores morales y la primera educación desde su nacimiento. Muchas veces los jóvenes traen a las escuelas la mala educación y los hábitos indeseados provenientes del hogar y de su interacción con el medio que los acoge, y es aquí donde el maestro tiene la dura pero importante tarea de tratar con la mente de estos niños, jóvenes y adolescentes; que aunque muchas veces aparentan dureza y malas costumbres, son vidas que con buena disciplina y tratados con paciencia y perseverancia, pueden ser alcanzados por la buena educación. “Toda disciplina debe comenzar en casa y seguir en el segundo hogar que es la institución educativa, pero la disciplina cristiana es obligación de la iglesia, enseñar a los padres y niños y luego ser afianzada en el hogar y en las instituciones educativas”. Ruth Veris

EL MAESTRO

Los maestros son los encargados de impartir los conocimientos académicos y el orden a través de la disciplina en el salón de clases. Los maestros tienen una responsabilidad sobre sus educandos, no solo en lo que concerniente a lo académico e intelectual, sino también en moldear positivamente sus personalidades y sus caracteres. El docente necesitará entonces bases cristianas y una preparación espiritual para inculcar sobre sus educandos una disciplina con buenos fundamentos que les ayuden a integrarse a la sociedad de manera sana y con valores sociales. La paciencia y el buen trato son indispensables para intervenir en los actos disciplinarios, de lo contrario solo habrá exasperación y una respuesta negativa por parte de los estudiantes afectados. “Los maestros han de ligar los alumnos a su corazón por las cuerdas del amor, la bondad y la estricta

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