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La Mujer Que Se Conformó Con Las Migajas


Enviado por   •  11 de Marzo de 2014  •  1.675 Palabras (7 Páginas)  •  264 Visitas

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La mujer que se conformó con las migajas

Escrito por Pilar Herrera

(MATEO 15:21-28; MARCOS 7:24-30)

Introducción

Jesús había estado muy ocupado ministrando a la gente y haciendo muchos milagros. Había mucha presión sobre él desde muchos frentes. Algunos querían hacerle rey, luego estaba Herodes el que mató a Juan que también quería tomar a Jesús para matarle. Estaban los escribas y fariseos (Mateo 15:1-20), que intentan pillarle en cualquier error de doctrina. Luego están las multitudes que le seguían y no le dejaban descansar. Quiso apartarse e ir al otro lado del mar de Galilea (14:22), subió a un monte (14:23), después fue a Genesaret y otra multitud le siguió. Se encontraba cansado y quería apartarse a un lugar tranquilo con sus apóstoles por eso fue a la región de Tiro y Sidón, así que dejó la tierra de Israel para ir a tierra de gentiles. En Marcos 7:24 nos dice que Jesús no quería que nadie supiese que estaba allí Él no fue allí a ministrar porque como ya veremos más adelante, su misión era a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Sin embargo la gente de Tiro y Sidón habían oído de Él y muchos vinieron a que les sanara (Marcos 3:8). Creo que muchas de estas personas creyeron en él. En Mateo 11:21 dice que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que hizo en Israel, se hubieran arrepentido mucho antes que ellos.

La mujer sirofenicia y su problema

Aquí es donde aparece una mujer cananea, sirofenicia, una griega, Marcos dice que era extranjera. Este término se usaba para diferenciar a los gentiles de los judíos. Ella era gentil. Los habitantes de Tiro y Sidón eran dados a la idolatría y no se llevaban muy bien con los judíos. No sabemos ni su nombre ni el de su marido ni el de su hija.

Aparece como una madre que sufre por la aflicción de tener una hija poseída por un demonio. Seguro que tenía cierto conocimiento de Jesús por como se dirige hacia Él v.22, “Señor, Hijo de David”. Le pide misericordia porque estaba atormentada y apenada por el problema de su hija.

La gran fe de la mujer

Este pasaje es una ilustración de una fe que salva. En Mateo 8:5-13, Jesús por primera vez le dice a alguien, a un centurión romano que tenía mucha fe. Y aquí a la mujer también le dice que su fe es grande. Es interesante que los dos, tanto el centurión como la mujer ninguno son judíos, sino gentiles.

Esta mujer no está en el pacto, es una pecadora pagana. Ella viene sin derechos ni privilegios, lo contrario de los judíos, que se consideraban hijos de Abraham, hijos del pacto.

Está desilusionada de sus ídolos, no son capaces de ayudarla en su necesidad, por lo tanto viene a Jesús creyendo en su mente y en su corazón que Él sí puede ayudarla.

Jesús le dice que su fe era grande ¿por qué?

1) Su fe era grande porque tenía tan poco sobre lo cual podía construirla. En otras palabras, era pagana, fuera del pacto, de la ley, de las Escrituras, y en una región fuera de Israel. Por lo tanto basada en la cantidad de información que tenía, su fe era grande. No como los judíos que tenían todo, las promesas, la Palabra de Dios, los profetas, etc. Sin embargo, o no tenían fe o su fe era muy pequeña para todo el conocimiento que tenían.

Estoy seguro que me están escuchando muchas personas a través de las ondas sonoras de Radio María, unos tendrán mucho conocimiento de la Palabra de Dios y otros poco, pero a todos quiero preguntar ¿cómo es tu fe? Cuanto más conocimiento tengas, mayor debería ser tu fe, pero ¿es así? O sigues con una fe débil y fluctuante.

Esta mujer puso su fe en la persona correcta, esta es la primera característica de la gran fe. Puso su fe en el objeto correcto.

2) En esa grande fe hay un elemento de arrepentimiento. En 1ª Tesalonicenses 1:9, Pablo les dice “os convertisteis de los falsos dioses a Dios verdadero”, es dar un giro de dirección. Es volverse del pecado a Dios. Ella gritaba “Ten misericordia de mí”, ¿qué significa misericordia? Estoy aquí a pesar de que no merezco nada. El que busca misericordia tiene un sentido de indignidad. Ella no demanda nada, al revés, viene buscando misericordia, no lo merece.

Hemos de considerar que “el arrepentimiento es el acompañante inseparable de la fe. No hay un verdadero arrepentimiento que no venga de una fe en Cristo, y no hay una fe verdadera en Cristo que no esté teñida con arrepentimiento”. La fe y el arrepentimiento van juntos de la mano.

La mujer tiene una gran fe, que implica arrepentimiento también. “No soy digna, ten misericordia de mi”. Le llama y le reconoce como el rey y le trata como tal con reverencia.

Nosotros los cristianos tenemos que cuidarnos de cómo tratamos

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