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La Salvacion


Enviado por   •  1 de Mayo de 2012  •  3.251 Palabras (14 Páginas)  •  916 Visitas

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INTRODUCCION

La salvación es un tema muy importante de tratar para un cristiano y aun así para un inconverso porque es el mejor tema del que se puede tratar para predicar a una persona.

La salvación espiritual hace referencia a la salvación del alma, por la cual el alma se libraría de una amenaza eterna (castigo eterno o condenación eterna) que la esperaría tras la muerte.

Sólo Dios puede quitar el pecado y liberarnos del pago del pecado (2 Timoteo 1:9; Tito 3:5). Somos salvados por la fe. Primero, debemos oír el evangelio las buenas nuevas sobre la muerte y resurrección de Jesucristo (Efesios 1:13). Después, debemos creer confiando totalmente en el Señor Jesucristo (Romanos 1:16). Esto incluye el arrepentimiento, un cambio de mentalidad acerca del pecado y de Cristo (Hechos 3:19) y el confesar el Nombre del Señor (Romanos 10:9-10).

La idea de salvación se basa en que existe un estado de no salvación, del cual el individuo (o la humanidad) necesita ser redimido. Para la mayoría de los cristianos católicos y protestantes, éste es el juicio de Dios sobre la humanidad debido a su culpa en el pecado original (debido al Lapso o "caída" de Adán) y a otros pecados actualmente cometidos por cada individuo o conjunto de individuos, ya que se reconoce pecado en todos.

Dios salva al creyente del poder del pecado ahora. "Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romanos 6:14). Esta es la obra de santificación presente por el Espíritu Santo en el creyente a medida que crece en nuestro conocimiento de la Palabra de Dios. La clave de esta salvación presente es contar la obra finalizada de Cristo.

LA SALVACIÓN

El concepto de salvación eterna, salvación celestial o salvación espiritual hace referencia a la salvación del alma, por la cual el alma se libraría de una amenaza eterna (castigo eterno o condenación eterna) que la esperaría tras la muerte.

En teología el estudio de la salvación se llama soteriología y es un concepto vitalmente importante en varias religiones. El cristianismo acepta la salvación como la liberación de la esclavitud del pecado y de la condenación, resultando en la vida eterna con Dios dentro de su Reino. El sacrificio de Cristo hace que se le denomine Salvador.

¿De qué somos salvados?

En la doctrina cristiana de la salvación, somos salvados de la “ira”; esto es, del juicio de Dios al pecado (Romanos 5:9; 1 Tesalonicenses 5:9). Nuestro pecado nos ha separado de Dios, y la consecuencia el pecado es la muerte (Romanos 6:23). La salvación bíblica se refiere a nuestra liberación de las consecuencias del pecado, y por lo tanto, implica la remisión del pecado.

¿Quién realiza la salvación?

Sólo Dios puede quitar el pecado y liberarnos del pago del pecado (2 Timoteo 1:9; Tito 3:5).

¿Cómo salva Dios?

En la doctrina cristiana de la salvación, Dios nos ha rescatado a través de Cristo (Juan 3:17). Específicamente, fue la muerte de Jesús en la cruz y Su subsiguiente resurrección lo que logró nuestra salvación (Romanos 5:10; Efesios 1:7). La Escritura es clara, en que la salvación es el bondadoso e inmerecido regalo de Dios (Efesios 2:5, 8) que sólo está disponible a través de la fe en Jesucristo (Hechos 4:12).

¿Cómo recibimos la salvación?

Somos salvados por la fe. Primero, debemos oír el evangelio las buenas nuevas sobre la muerte y resurrección de Jesucristo (Efesios 1:13). Después, debemos creer confiando totalmente en el Señor Jesucristo (Romanos 1:16). Esto incluye el arrepentimiento, un cambio de mentalidad acerca del pecado y de Cristo (Hechos 3:19) y el confesar el Nombre del Señor (Romanos 10:9-10).

Una definición de la doctrina cristiana de la salvación sería: “La eterna liberación espiritual que Dios concede a aquellos que aceptan sus condiciones de arrepentimiento y fe en el Señor Jesús.” La salvación únicamente se obtiene a través de Jesucristo (Juan 14:6; Hechos 4:12), y depende sólo de Dios para su provisión, garantía y seguridad.

VISIÓN CRISTIANA DE LA SALVACIÓN

La salvación es uno de los conceptos espirituales más importantes en el cristianismo, junto con la divinidad de Jesucristo y la definición del Reino de Dios.

Tradicionalmente, entre los cristianos, una meta principal es obtener la salvación. Otros sostienen que la meta principal del cristianismo es cumplir la voluntad de Dios, aceptando su reinado, o que los dos conceptos son equivalentes. En muchas tradiciones, obtener la salvación es sinónimo de "ir al cielo" después de la muerte, mientras que muchos también enfatizan que la salvación representa un cambio de vida mientras se permanece en la tierra. Varios elementos de la teología cristiana explican por qué la salvación se necesita y cómo se llega a obtener.

La idea de salvación se basa en que existe un estado de no salvación, del cual el individuo (o la humanidad) necesita ser redimido. Para la mayoría de los cristianos católicos y protestantes, éste es el juicio de Dios sobre la humanidad debido a su culpa en el pecado original (debido al Lapso o "caída" de Adán) y a otros pecados actualmente cometidos por cada individuo o conjunto de individuos, ya que se reconoce pecado en todos.

LA SALVACIÓN DE LA FUERZA DEL PECADO

Dios salva al creyente del poder del pecado ahora. "Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romanos 6:14). Esta es la obra de santificación presente por el Espíritu Santo en el creyente a medida que crece en nuestro conocimiento de la Palabra de Dios. La clave de esta salvación presente es contar la obra finalizada de Cristo.

Jesús oró por todos los creyentes cuando Él dijo, "Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad" (Juan 17:17).

"Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, pero para nosotros que hemos sido salvados es el poder de Dios" (1 Corintios 1:18). Tenemos que “ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor" (Filipenses 2:12). Estamos por llevarla a cabo hasta su conclusión definitiva. Trabajemos en lo que Dios ha trabajado. "Porque es Dios quien obra en vosotros, tanto en la voluntad y el trabajo por su buen gusto" (v. 13).

"Pero

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