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La Vocacion


Enviado por   •  24 de Agosto de 2013  •  Ensayos  •  1.431 Palabras (6 Páginas)  •  199 Visitas

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V o c a c i ó n

¿QUÉ ES LA VOCACIÓN?

La vocación es una luz que se enciende en la vida para iluminarla por entero: es una gracia, una iniciativa y una elección de Dios

La vocación lleva a una misión: llevar la Buena Noticia del Evangelio, a todos los hombres; acercar a todos los hombres a la plenitud del Amor y la Belleza; a la máxima felicidad, que es la unión con Dios.

Concepto: Se entiende por vocación (del latín vocare, llamar) la llamada de Dios para realizar una tarea que abarca la vida entera.

Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros, desde su Encarnación "por nosotros los hombres y por nuestra salvación" hasta su muerte "por nuestros pecados" (1 Co 15, 3) y en su Resurrección para nuestra justificación (Rom 4,25).

Cristo nos invita a seguirle y nos da ejemplo de entrega libre a la voluntad de Dios

Durante toda su vida, Jesús se muestra como nuestro modelo (Rm 15,5; Flp 2, 5):

- Él es el "hombre perfecto" (GS 38) que nos invita a ser sus discípulos y a seguirle:

- con su anonadamiento, nos ha dado un ejemplo que imitar (cf. Jn 13, 15);

- con su oración atrae a la oración (cf. Lc 11, 1);

- con su pobreza, llama a aceptar libremente la privación y las persecuciones (cf. Mt 5, 11-12).

DIOS NOS LLAMA A TODOS. ¿QUÉ SIGNIFICA LA EXPRESIÓN "VOCACIÓN UNIVERSAL A LA SANTIDAD"?

La vocación universal a la santidad significa que Dios nos ha elegido a todos en Cristo, antes de la creación del mundo, con una vocación común, que nos impulsa a ser santos.

Pablo VI: “Toda vida es una vocación”.

Catecismo de la Iglesia

‘Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad’. Todos somos llamados a la santidad: ‘Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto’ (Mt 5, 48). Para alcanzar esta perfección, los creyentes hemos de emplear nuestras fuerzas, según la medida del don de Cristo, para entregarnos totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo. Lo haremos siguiendo las huellas de Cristo, haciéndonos conformes a su imagen, y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. De esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra claramente en la historia de la Iglesia la vida de los santos.

Dios nos llama una a una, uno a uno, personalmente, por nuestro nombre

Dios no nos llama a granel, sino de un modo personalizado: desea que seamos todos santos –felices en esta tierra y en el Cielo, unidos a la Cruz de Cristo- recorriendo el camino irrepetible de cada una, de cada uno.

La vocación, por tanto, es al mismo tiempo comunitaria (todos tenemos vocación) y personal (yo tengo mi vocación, una vocación singular). No hay ninguna existencia dejada al azar, olvidada o sometida a un destino ciego. Todos —bautizados o no— somos enviados por Dios. Todos tenemos una misión específica en la tarea de la Corredención.

Cada persona es un misterio único de amor y de vocación:

“Todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte en este envío” (Catecismo de la Iglesia Católica, 864).

Dios propone un plan a cada hombre, pero no se lo impone: la libertad del hombre, al aceptar el plan divino, se conjuga misteriosamente con la gracia de Dios. De ese modo, el hombre acaba fortaleciendo y configurando su propia vocación:

“Hermanos, poned el mayor esmero en fortalecer vuestra vocación y elección” (2 Pedro, 1.10).

¿QUÉ SIGNIFICA LA EXPRESIÓN: DIOS ME HA DADO UNA VOCACIÓN?

Esa expresión significa que Dios, al darme una vocación, como a todo hombre, me concede la gracia necesaria y conveniente para llevarla a cabo, para cumplir su Voluntad: para aceptar y encarnar en mi vida la vocación que me ha dado, -mi vocación- por grandioso e inalcanzable que me pueda parecer ese panorama vocacional desde mi pequeña perspectiva, como le sucede a una persona que contempla un paisaje extraordinario.

Y significa que al darme una vocación, Dios me confía una misión concreta, irrepetible (una tarea de apostolado y de corredención, de ayudar a salvar a unas almas determinadas, con nombres y apellidos) que yo debo realizar durante mi vida, una

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