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Religion Y Sociedad


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2012  •  2.387 Palabras (10 Páginas)  •  710 Visitas

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RELIGION Y SOCIEDAD

Si buscamos el principio rector que guíe las relaciones entre las autoridades religiosas y la sociedad civil, lo encontraremos en el respeto por la dignidad humana. Es el respeto por la persona humana, por cada persona humana, lo que debe iluminar toda actividad, tanto dentro del campo religioso como del civil. Podremos tener diferentes enfoques, según se enfatice más la dignidad humana por razones religiosas, mientras que otros tendrán un punto de vista puramente secular del ser humano. Pero, de todos modos, este principio puede tomarse como una guía en común.

La dignidad humana es la base del derecho a la libertad religiosa. Por esto, es importante recalcar las enseñanzas del Concilio Vaticano II acerca del mismo en su Declaración “Dignitatis Humanae”, donde los diferentes roles de las religiones y del estado reciben una atención especial.

En primer lugar DH nos define la libertad religiosa: “Todos los hombres serán inmunes a todo tipo de coerción por parte de otros individuos, grupos sociales o cualquier poder humano, para que, dentro de los límites permitidos, nadie se vea forzado a actuar en contra de sus convicciones, ni a nadie se le prohibirá actuar de acuerdo a sus principios sobre cuestiones religiosas, tanto en lo privado como en lo público, solo o en compañía de otros” (DH2).

Queda claro que este derecho no trata solamente de un tema privado. Nada le puede quitar a la persona humana su libertad interior, pero, dada la naturaleza social de los hombres, se hace necesario expresar esos actos externamente. Por lo tanto, negar el libre ejercicio de la religión dentro de la sociedad, sería una injusticia hacia la persona humana (cf DH 3).

Por otro lado, este derecho tiene sus límites. La definición que hemos trascripto más atrás, contiene la salvedad “dentro de los debidos límites”. Estos límites serán impuestos por los justos requerimientos del orden público. El derecho a la libertad religiosa, que incluye la libertad de expresión y el derecho a propagar sus enseñanzas, no pueden ir contra los derechos de los otros. Por lo tanto, “al divulgar las creencias y las prácticas religiosas, todos y en todo momento, debemos tratar de evitar cualquier acción que pueda sugerir algún tipo de coerción o persuasión indigna o deshonesta” (DH 4). La autoridad civil tiene el derecho de intervenir para evitar que se ejerzan formas indebidas de presión sobre las personas para que adopten una nueva creencia.

El equilibro entre la libertad religiosa y el control civil es algo delicado. Es muy comprensible que existan tensiones. Las autoridades civiles pueden tender a interferir con las legítimas actividades de las instituciones religiosas, al mismo tiempo, pueden sentir que las religiones interfirieren en asuntos de naturaleza política, como algo en lo que no deberían interesarse. Podemos examinar brevemente estos dos aspectos.

Presentamos algunos ejemplos acerca del tratamiento del gobierno con las religiones o temas religiosos, que pueden ser considerados como una interferencia:

- En Francia, en el siglo XIX, se dictaron leyes anticlericales que restringían la actividad de la iglesia, en especial dentro del campo educativo. Esto provocó que muchas de las congregaciones religiosas se auto exiliaran para poder ejercer su ministerio en otros lugares.

- Más recientemente, el gobierno belga, en la necesidad de tener un interlocutor musulmán (por la adjudicación de subsidios y por otros problemas que se estaban presentando) obligó a las diferentes comunidades musulmanas del país que eligieran sus representantes a un consejo directivo central. El gobierno fue el que determinó los colegios electorales. Aunque la intención era la de ayudar la comunidad musulmana, la acción adoptada puede considerarse “ultra vires”.

- En forma similar, en Francia, y luego de muchas negociaciones, el gobierno pudo organizar un Consejo para el culto musulmán (Conseil du culte musulman). En este caso, también, se eligieron los delegados y fue el gobierno quien decidió que esto se realizaría en base a la dimensión de las mezquitas existentes en el país. Esta solución privó al 80% de los musulmanes que no asisten a las mezquitas, de poder opinar acerca de los problemas de su comunidad.

- Tenemos otro ejemplo, también de Europa, el año pasado, en que Italia tenía la presidencia de la Unión Europea, el Ministro del Interior convocó a sus pares para discutir acerca del diálogo interreligioso. El propósito de esta reunión no fue tanto para mejorar dicho diálogo, sino más bien, para tomar medidas en común acerca de la “guerra contra el terrorismo”. Lo religioso fue considerado más que nada como un elemento negativo.

La ingerencia de la iglesia en la política, muchas veces provoca quejas.

- Hace unos años, los obispos de Inglaterra y Gales publicaron un documento acerca del “Bien común”. En dicho documento los obispos se limitaron a exponer la doctrina social de la iglesia. Sin embargo, los miembros del partido Conservador los criticaron aduciendo que favorecían a los Laboristas.

- Actualmente, en los EEUU se debate acerca de cómo piensa la gente sobre la intervención de la iglesia en el terreno público.

Las instituciones religiosas tienen un papel importante dentro de la sociedad. Deberían ser capaces, cuando fuera necesario, de hacer oír su voz acerca de las políticas del gobierno. Para que esto sea posible, los líderes religiosos deben ser libres. No deben estar demasiado cerca de las autoridades del momento, de otro modo podrían, sentirse amordazados. Esto puede observarse muy bien en el caso de los líderes musulmanes en los países de este credo. Los que ostentan posiciones oficiales, el Mufti o el Imán, de las mezquitas más importantes son designados por el gobierno. Por lo tanto, para estos religiosos es muy difícil criticar a los mismos que los han nombrado. Quizás esto también suceda en Inglaterra, donde el Arzobispo de Canterbury es elegido por la Reina, siguiendo las recomendaciones del Primer Ministro. Sin embargo, hemos visto que muchos de estos obispos no dudaron en hacerse oír contra los gobernantes del momento. Tenemos el caso, por ejemplo, del Dr. Rowan Williams que se opuso terminantemente a la guerra con Irak, firmando un documento en conjunto con el Cardenal Arzobispo de Westminster.

Si las religiones han de jugar un papel importante en la política del gobierno ¿cuáles deberían ser las bases para dicha intervención? Según mi parecer, debería haber un principio subyacente: la dignidad de la persona humana. Sería interesante

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