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Rios de agua viva


Enviado por   •  9 de Agosto de 2021  •  Reseñas  •  3.535 Palabras (15 Páginas)  •  461 Visitas

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RIOS DE AGUA VIVA   JUAN 7:37-39

INTRO

En medio de la fiesta: debate (7.10–36)

La alimentación de los cinco mil y la curación del paralítico (5.1–9; véase 7.23) había despertado el interés de la multitud. Debido a que Jesús sanó al hombre en el sabbat, los judíos dijeron que Él no venía de Dios. Le dijeron que estaba poseído por los demonios (v. 20) e incluso hablaron de matarlo; pero la hora de Dios todavía no había llegado (v. 30). En esa fiesta los judíos debatieron cinco temas diferentes con Jesús:

A. Su carácter (vv. 10–13).

Algunos decían que era «bueno», otros que era un «engañador». ¿Por qué estaban tan confundidos? Debido a que temían a los líderes judíos. «El temor del hombre pondrá lazo», advierte Proverbios 29.25. El carácter de Cristo era tan inmaculado que cuando al final lo arrestaron tuvieron que conseguir falsos testigos para que testificaran en su contra. Pilato, Judas y hasta un soldado romano, todos reconocieron que Él nunca cometió ninguna falta.

B. Su doctrina (vv. 14–18).

Los judíos se asombraron del conocimiento espiritual de Cristo, porque Él nunca había asistido a sus escuelas o estudiado con algún rabí. La educación es una bendición, pero es mejor que Dios nos enseñe a tomar prestadas las ideas de los hombres. Las doctrinas de Cristo vienen del cielo; las enseñanzas de los hombres vienen de su mente entenebrecida. Pablo nos advierte en contra de «la falsamente llamada ciencia» (1 Ti 6.20; véase Col 2.8ss). Juan 7.17 indica que el secreto para aprender la verdad de Dios es una disposición a obedecer. F.W. Robertson dijo: «La obediencia es el órgano del conocimiento espiritual».

C. Sus obras (vv. 19–24).

Pretendían defender la ley al acusarlo de trabajar en el día de reposo; pero mostraron que su deseo de matarlo era contrario a la misma ley que reverenciaban. ¡Qué inconsistente son las personas que se oponen a Cristo y rechazan su Palabra! Un hombre se puede circuncidar en el sabbat, ¡pero no se puede sanar! Como muchos en la actualidad, eran superficiales, juzgando por las apariencias y no por la verdad.

D. Su origen (vv. 25–31).

El versículo 27 no es una contradicción del 42. Los judíos sabían dónde nacería el Mesías, pero también sabían que su nacimiento sería sobrenatural (Is 7.14). En otras palabras, no sabrían de dónde sería Él (véase v. 28). El registro señala que Cristo nació de la virgen María, pero los judíos no querían creerlo. Juan 8.41 sugiere que acusaron a Jesús de haber nacido en pecado; la condición de María antes de que se casara con José fue tal vez lo que hizo que la gente dijera esto. En los versículo 28–29 Jesús afirma que el Padre lo envió y que si ellos conocieran al Padre, conocerían también al Hijo.

E. Su advertencia (vv. 32–36).

El «todavía un poco de tiempo» de que Cristo habló duró alrededor de seis meses. Es importante que la gente busque al Señor «mientras puede ser hallado» (Is 55.6). Muchos pecadores que rechazan a Cristo hoy lo buscarán mañana y Él se habrá ido de ellos (Pr 1.24–28). Los judíos ignoraban la verdad espiritual y pensaban que Él estaba hablando respecto a que los judíos serían esparcidos por todas las naciones. Como no estaban dispuestos a obedecer la verdad, no podían conocer la verdad; discutieron con Cristo y perdieron sus almas.

El último día de la fiesta: división (7.37–53)

El séptimo día de la fiesta era un gran día de celebración. (El octavo día era de «solemne asamblea»: Lv 23.36; véase Nm 29.35.) Cada mañana de la fiesta, a la hora del sacrificio, los sacerdotes sacaban agua en una vasija dorada del estanque de Siloé y la llevaban al templo para derramarla. Esto conmemoraba la maravillosa provisión de agua que Dios les dio a los judíos en el desierto. Este día séptimo era conocido como «El gran hosanna» y era el clímax de la fiesta.

No se requiere gran imaginación para captar lo que debe haber ocurrido cuando Jesús exclamó: «Si alguno tiene sed, venga a mí y beba» (v. 37), mientras los sacerdotes derramaban el agua.

Cristo era la Roca de la cual fluyeron las aguas (Éx 17.1–7; 1 Co 10.4). Fue golpeado en la cruz para que el Espíritu de vida se pudiera dar y satisfacer a los pecadores sedientos.

En la Biblia el agua para la limpieza simboliza la Palabra de Dios (Jn 13.1–17; 15.3); el agua para beber representa al Espíritu de Dios (Jn 7.37–38).

DISTINTAS REACCIONES A LA INVITACION

En lugar de prestar atención a la invitación de gracia para venir, la gente se puso a discutir y hubo división entre ellos. Algunos creyeron en Él, otros le rechazaron (véanse Mt 10.31–39 y Lc 12.51–52). Los soldados no pudieron arrestarlo porque su palabra penetró en sus corazones (v. 46). Debido a que los líderes judíos rechazaron a Cristo, cerraron la puerta de la salvación a otros, porque estos siguieron su mal ejemplo (Mt 23.13).

Nicodemo entra en el cuadro de nuevo y esta vez le vemos defendiendo los privilegios legales de Cristo.

Ríos de agua viva - Juan 7:37-39

(Jn 7:37-39) "En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado."

"En el último y gran día de la fiesta"

El evangelista nos lleva ahora hasta el octavo día, "el último y gran día de la fiesta" de los tabernáculos. La ley decía que en ese día se debía celebrar una "santa convocación" de gran solemnidad (Lv 23:35-36) (Nm 29:35). Esto hacía que fuera un día de mucho gozo y alegría, y más aun si tenemos en cuenta que durante esa fiesta se celebraba también el fin de la recogida de la cosecha.

"Jesús se puso en pie y alzó la voz"

En cada uno de los siete días de la fiesta que ya habían pasado, una comitiva de sacerdotes acompañados por mucha gente habían traído agua en un jarro desde el estanque de Siloé hasta el templo, y la habían vertido sobre el altar. Y aunque este rito concreto no se encontraba estipulado en la Ley, esto conmemoraba la maravillosa provisión de agua que Dios les dio a los judíos en el desierto y para simbolizar el derramamiento futuro del Espíritu Santo que tendría lugar cuando el Mesías viniera.

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