Victoria absoluta sobre las enfermedades

Iglesia de Dios (Israelita)

Victoria absoluta sobre las enfermedades

Hno. Jacob M. Calderón Zambrano

“¿Qué es más fácil, decir tus pecados quedan perdonados, o decir levántate y anda? Pues voy a demostrarles que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados”.

Lucas 5:23-24

Sanar nuestra vida espiritual, es la encomienda más valiosa que tenemos como seres humanos. Por esta razón, nuestro Señor Jesús prioriza la sanidad espiritual sobre la física. Y no lo hace porque la sanidad física no tenga importancia, sino para demostrar un hecho muy importante: “La victoria verdadera y absoluta sobre las enfermedades, es la adquisición de la Eternidad”.

Para obtener esta sanación absoluta en nuestros cuerpos, es importante confiar plenamente en el amor y las promesas de nuestro Dios. Pero también es necesario transformar nuestras vidas a través de los mandamientos del Todopoderoso. Recordemos que la Bendita Ley, es la única herramienta que nos permite tener equilibrio, paz y cercanía con nuestro amado Creador.

El Apóstol Pablo, en su “Carta a los Romanos”, nos recuerda que la promesa fiel de nuestro Dios es mucho más poderosa que las aflicciones naturales y pasajeras de este mundo. Romanos 8:18

Cuando enfermamos tenemos la posibilidad de sanar o no sanar. Y esto no significa que el poder y el amor de Dios este limitado o que no tengamos fe en nuestro Padre Poderoso. Creemos que la voluntad de Dios es perfecta y que Él, en su magnificencia, determina nuestro tiempo en este mundo terrenal. 1 Samuel 2:6-8, Eclesiastés 8:8 

¿Pero qué podemos hacer cuando nuestros cuerpos desfallecen a causa alguna enfermedad?, ¿Cómo podemos enfrentar los padecimientos físicos mientras aguardamos la llegada de nuestro Señor en esta vida terrenal?, la Biblia, nos muestra tres cosas importantes que podemos hacer:

Uno: Oír atentamente la voz de Dios en los momentos de enfermedad para purificar nuestra alma.

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“Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” Éxodo 15:26

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Definitivamente escuchar la voz de Dios a través de las Sagradas Escrituras, es la mejor inversión que podemos hacer en esta existencia. La enfermedad es un buen momento para reestructurar nuestra vida espiritual, es ideal para considerar nuestra vulnerabilidad y es fundamental para retornar a los brazos seguros del Todopoderoso. En otras palabras, la enfermedad y la aflicción pueden propiciar la purificación de nuestras almas.

Mateo 5:3, Romanos 12:2, Salmo 26,

Este cambio de vida y pensamiento en momentos de angustia, parecería algo negativo; pero la realidad, es que este escenario, es un recurso Divino que nos permite perfeccionar nuestro hombre interior y con ello ser más honorables delante de la presencia del Creador. 1 Pedro 1:6-7, Job 7:17-18, Santiago 1:12, Proverbios 4:20-22

Dos: Reconocer a Dios a través de la alabanza en los momentos de enfermedad, nos traerá paz, fortaleza y bendición.

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“Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua; Yo alejaré de ti la enfermedad” Éxodo 23:25

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Reconocer el amor y la fuerza de nuestro Padre Dios a través de la alabanza, favorece nuestra posición ante el infortunio y la adversidad. Prueba de ello es el Rey David que, ante la persecución, la fatalidad y las situaciones complicadas; no dejaba de honrar con sus labios al Creador. Salmo 27:1-14

En muchos Salmos, el monarca de Israel expresa con inspiración y habilidad, los beneficios de la alabanza.  Él mismo da testimonio fiel, de cómo su ánimo, optimismo, ímpetu y valentía son potencializados cuando hay un reconocimiento alegre y pasional de la majestad del Todopoderoso. Salmo 103:1-5

Los Apóstoles por su parte, también tenían este buen habito y por eso cuando se encontraban en situaciones desfavorables pudieron encontrar la paz y la fortaleza. Hechos 16:16-40

Con estos ejemplos de grandiosa fe, podemos decir que la enfermedad, la adversidad y el caos allanan el camino para que podamos fortalecer nuestra relación con Dios. La alabanza al Padre Celestial nos prepara y nos alumbra para los escenarios más obscuros que podríamos enfrentar a lo largo de la vida terrenal. Salmo 36:7-10

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