MARKETING
OSCARRAFAEL13 de Abril de 2013
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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ASUNCION
FACULTAD DE MARKETING
LA TRATA DE PERSONAS:
UNA INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA
VISION REGIONAL Y VISION NACIONAL
SUSANA RAQUEL CRISTALDO CABRAL
SEPTIEMBRE 2012
DEFINICIONES
Es de suma importancia distinguir entre trata de personas y tráfico ilícito de migrantes, dos conceptos que menudo se confunden, aun cuando son bien distintos. Comenzaremos por la definición de “trata de personas” (art. 3 del Protocolo contra la trata):
“Por "trata de personas" se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.
Se trata sin duda de una definición compleja, que consta de tres elementos fundamentales para distinguir “trata” de “tráfico”, a saber:
Una actividad: la captación, reclutamiento y traslado de una persona por parte de agentes;
Unos medios: a los cuales recurren los agentes para captar, reclutar y trasladar a la personas. Esos medios, que son los que hacen de la trata un fenómeno distintivo, son el fraude, al engaño, a la coacción, la coerción, la utilización de fuerza, violencia o amenaza física o psicológica;
Una finalidad o propósito, que distingue a la trata, y que es la explotación (económica u otra) de la persona que fue captada o reclutada mediante esos medios engañosos o coactivos.
El cuadro a continuación nos permitirá comparar la relevancia de las siguientes dimensiones en la trata y el tráfico de personas: coacción, violaciones a los derechos humanos, migración irregular, explotación, actividad ilegal, y trabajo en negro.
CIFRAS DE LA TRATA DE PERSONAS
No hay una cifra exacta que nos permita saber cuántas personas son víctimas de la trata en el mundo. Sólo disponemos de estimaciones aproximadas:
Según cifras del Programa de Población de las Naciones Unidas, cerca de 4.000.000 de personas son víctimas de trata cada año.
La mayor parte de las víctimas son mujeres, niñas y niños.
Entre el 10 y el 30% de mujeres tratadas son menores de edad.
Según la OIT, más de 12.3 millones de personas padecen situaciones laborales similares a la esclavitud.
Se estima que anualmente la trata mueve $12.000 millones de dólares, con bajos riesgos y grandes ganancias para las redes de tratantes.
Se calcula que una mujer víctima de trata para la explotación sexual en Europa, cualquiera sea su origen, produce aproximadamente, y como mínimo mil dólares al día al explotador, que rara vez ha invertido más de dos mil dólares.
En América Latina, 2 millones de niños, niñas y adolescentes son víctimas de la explotación sexual comercial o laboral (mendicidad).
LA TRATA COMO PROCESO
Ahora analizaremos las etapas del proceso: la captación o reclutamiento, el traslado (nacional o internacional) y la posterior explotación en el lugar de destino.
El reclutamiento o la captación puede ocurrir de dos maneras: mediante engaños, o mediante el secuestro liso y llano. Esta última modalidad tiende a ocurrir en países o regiones donde ha habido graves crisis sociales, políticas o humanitarias, donde hay poblaciones desplazadas, y una ausencia crítica del Estado y sus instituciones. En ciertas regiones del mundo existe la compra y venta de personas (especialmente de mujeres, niños y niñas) que tienen precios establecidos consuetudinariamente, igual que el ganado. Podemos afirmar que tanto los secuestros como la compra y venta son minoritarios en relación con las ofertas fraudulentas de trabajo.
Cuando el reclutamiento ocurre mediante engaños, alguien –un conocido, un pariente, o incluso un reclutador profesional, que recorre regiones buscando candidatos- se acerca a la víctima potencial, ofreciendo un empleo en otra ciudad, o en otro país. Si se trata de una mujer, la oferta falsa de empleo suele ser como mesera, en servicio doméstico, cuidado de niños, como bailarina, etc. La variedad depende de cuáles sean las regiones de origen y de destino, y de lo que la potencial víctima pueda saber de ellas. Cuando hay una migración internacional de por medio, muchas veces el reclutador asiste en la financiación del viaje (generando una deuda antes de partir) y en la documentación. En este último ítem, es frecuente que las personas ingresen con una visa de turista creyendo que las habilita para realizar el trabajo que el reclutador les prometió.
Puesto que el trabajo que ofrece el reclutador implica necesariamente un traslado, es el mismo reclutador quien lo gestiona, y a menudo forma parte de los “honorarios” que debe pagarle la potencial víctima. Entre las prestaciones o servicios que ofrece el tratante o sus intermediarios (entre ellos el reclutador), los más frecuentes son:
Documentación, si es necesario cruzar una frontera internacional. Si por cuestiones de visados la documentación de viaje no puede ser fácilmente obtenida, los tratantes a menudo tienen relaciones con redes de falsificadores, lo que ya demuestra la criminalidad internacional involucrada en la trata;
Transporte, en cualquiera de sus formas (por tierra, aire o mar), legal o ilegal, con corrupción de funcionarios de frontera y funcionarios nacionales;
Alojamiento y colocación en el puesto de trabajo originalmente ofrecido, y una supuesta protección durante el proceso.
Naturalmente, estos servicios del tratante generan una deuda que la víctima deberá cancelar, y que es uno de los pilares de la coacción para la explotación de la persona en el destino final. Si la víctima rechaza la amenaza asociada a la deuda, la coacción física y psicológica entra en juego inmediatamente y con enorme violencia. Esta violencia (golpizas, violaciones masivas, amenazas a la vida de la familia en el lugar de origen, etc.) destruye toda resistencia y es ejemplificadora de lo que le ocurre a quien quiera rebelarse contra el sistema. Así, las víctimas terminan aceptando el trabajo, por ejemplo: ser prostituta, recibir veinte clientes por día, y entregar todo el dinero al tratante con tal evitar sufrimientos mayores a su familia en el lugar de origen.
La totalidad de este proceso (reclutamiento, traslado, lugares de explotación) involucra una diversificación de las tareas de la trata por parte de distintos actores: hay reclutadores, transportadores nacionales o internacionales, hay proxenetas, dueños de locales, de comercios, etcétera. Dentro del sistema de explotación no debemos olvidar a los funcionarios públicos corruptos en las fronteras (agentes migratorios y de policía) y en la fiscalización de los lugares donde las personas son explotadas (cabarets, talleres, explotaciones agrícolas, etc.). La corrupción de funcionarios nacionales es una de las herramientas utilizada por los tratantes para llevar adelante su negocio. No olvidemos que los tratantes son más rápidos que los Estados, más rápidos que los gobiernos y tienen más recursos que los Estados, que los gobiernos y que los organismos intergubernamentales.
Esto pone en evidencia que hay toda una “gestión” de la trata: no hay un traficante aislado, un reclutador aislado, un proxeneta aislado, sino que son parte de una organización criminal, a menudo internacional. Está comprobado que estas organizaciones criminales internacionales son las mismas que actúan en el tráfico de drogas, en el tráfico de armas, en el robo de automóviles y en la mendicidad organizada. Desde el punto de vista “empresarial” –ya que se trata de ganar dinero– la trata de personas les multiplica el dinero mucho más rápido que el resto de las actividades, y además tienen menos riesgos si tratan/trafican mujeres que si trafican drogas. Casi en cualquier lugar del mundo -y sin duda en cualquier frontera del mundo- el que es detenido con drogas irá a la cárcel, y en algunos casos será castigado con pena de muerte.
Pero hasta hace algunos años, para los tratantes de personas no había castigo porque no había legislación; sólo la víctima iba a ser detenida y deportada por infringir la ley migratoria (en el caso de trata internacional) o por ejercer la prostitución, según los países. Ahora se han logrado algunos cambios: tenemos instrumentos internacionales, los países están comenzando a adecuar sus legislaciones nacionales, y hemos puesto el foco en la víctima: la víctima no es el criminal, los criminales son quienes están detrás de ella. Como víctimas de un proceso criminal, requieren un trato diferente: requieren protección y asistencia por parte de las autoridades.
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