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SERVICIOS (MINISTERIOS) EN LA ASAMBLEA LITÚRGICA


Enviado por   •  27 de Agosto de 2017  •  Tutoriales  •  1.402 Palabras (6 Páginas)  •  156 Visitas

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SERVICIOS (MINISTERIOS) EN LA ASAMBLEA LITÚRGICA

Actualmente existen en la Iglesia tres tipos de ministros litúrgicos:

  • Los ministros ordenados: el obispo, el presbítero y el diácono.
  • Los ministros instituidos: el lector y el acólito.
  • Muchos otros ministros que van surgiendo según la vida y las necesidades de cada parroquia o comunidad: lectores, acólitos, comentaristas o animadores, cantores e instrumentistas, sacristanes, equipo de acogida, ministros extraordinarios de la comunión eucarística, ministros del bautismo, testigos cualificados de la celebración del matrimonio, dirigentes de la celebración dominical sin sacerdote, ministros de bendiciones, animadores del Vía crucis y de la novena de Navidad, etc.

Todos ellos ejercen un verdadero ministerio litúrgico, cada uno según su función. Cuanto más viva y participativa es la comunidad, más servicios y ministerios surgen para acompañar el crecimiento de la comunidad y la diversificación de sus celebraciones litúrgicas.

Cuando hablamos de asamblea litúrgica no debemos pensar sólo en la misa, sino también:

  • en la celebración dominical de la palabra;
  • en la celebración de todos los sacramentos (bautismo, confirmación, penitencia, matrimonio. orden sacerdotal, unción de los enfermos);
  • En la celebración de los sacramentales (rezos por un difunto, procesiones, bendiciones...);
  • en la liturgia de las horas (oración de la mañana, de la tarde, de la noche...);
  • en las numerosas formas de celebración de la palabra (Vía crucis, novenas, círculos bíblicos, etc., que muchas veces se transforman en celebración de la palabra...);
  • en las oraciones realizadas en común al comienzo o al final de una reunión de grupo o movimiento, etc.

No nos es posible analizar en este librito todos los ministerios que actúan en todos los tipos de celebraciones. Vamos a recordar los que encontramos con más frecuencia: la presidencia de la asamblea; el animador/a o comentarista: el equipo de acogida: los cantores e instrumentistas: los lectores, los acólitos y los ministros extraordinarios de la comunión eucarística, los responsables de la participación de los niños, el sacristán o sacristana, el velador o veladora y el equipo de limpieza y ornamentación.

1. la precedencia de la asamblea litúrgica

Para  animar a un pueblo en fiesta

En la misa y en la celebración de los sacramentos, el presidente de la asamblea es el obispo o el presbítero (en el caso del bautismo y del matrimonio también el diácono u otro ministro o ministra cualificado/a). Representa en la asamblea reunida a Cristo, Cabeza de su Iglesia, que viene para salvamos y transformamos, nos representa ante el Padre e intercede por nosotros. Por eso ocupa su lugar frente al pueblo, en la silla del presidente, y debe sugerir una presencia viva de Jesucristo por su modo de comunicarse, por sus gestos, su tono de voz, su atención a las personas, por el anuncio de la palabra relacionada con las circunstancias concretas de la vida de la comunidad, por la denuncia de lo que impide el crecimiento del Reino, por su modo de dirigirse al Padre en oración, por su manera de distribuir la comunión. etc.

Sin embargo, como "cabeza" no puede estar desligado del "cuerpo": no celebra solo, no celebra para el pueblo o en favor del pueblo. Es todo el pueblo el que celebra. El presidente debe, pues, celebrar con el pueblo, sintiéndose parte del pueblo. Debe escuchar la palabra, cantar, rezar, comprometerse con Jesucristo junto con todo el pueblo, y ayudar al pueblo a hacer lo mismo.

Existen otras muchas celebraciones que pueden hacerse incluso sin la presencia de un obispo, sacerdote o diácono. La liturgia de las horas u oficio divino, las celebraciones de la palabra, las celebraciones penitenciales, los velorios u otras celebraciones con motivo de fallecimientos, varias celebraciones de bendiciones (Vía crucis, novena de Navidad. etc.) normalmente son presididas por otro ministro o ministra de la comunidad: el/la ministro/a de la palabra, o el/la ministro/a extraordinario/a de la comunión eucarística, o un acólito o una catequista o, a falta de todos ellos, por otra persona, o incluso por un pequeño equipo coordinador.

2. Los animadores, animadoras y la participación del pueblo

El comentador o comentadora surgió en la época en que la liturgia se celebraba aún en latín. Hacía las lecturas en la lengua vernácula, comentaba explicaba e introducía algunos ritos y momentos de la celebración.

Esta función se hizo oficial con la Instrucción de Música Sacra y Sagrada Liturgia (1958) Y fue asumida en el documento conciliar: "también los ayudantes, lectores, comentaristas y componentes del grupo de cantores desempeñan un verdadero ministerio litúrgico" (SC 29). La IGMR, en el número 68, dice lo que debe hacer el comentador:

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