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Atención integral a la primera infancia

damaquialTutorial8 de Febrero de 2015

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Atención integral a la primera infancia

Plan de Cooperación para el Fortalecimiento y Extensión de la Educación Inicial en Iberoamérica

Marco general de la Propuesta

Introducción

La característica más destacable de la educación inicial contemporánea, entendiendo por ésta la atención educativa brindada a niños y niñas desde el nacimiento hasta su ingreso a la educación básica o primaria, es el papel cada vez más importante que este nivel de educación ha ido adquiriendo a lo largo de las últimas décadas en la estructura de los sistemas educativos. En efecto, la progresiva generalización del acceso de los niños al último año de la educación inicial (anterior a la básica o primaria) constituye un hecho corroborado por la legislación educativa de un cada vez mayor número de Estados.

Desde hace una década, los procesos de reforma y transformación de los sistemas educativos de la región incluyen, entre otros aspectos, modificaciones en su estructura y en la extensión de la obligatoriedad. Estas innovaciones han vuelto la mirada hacia el nivel inicial, un segmento del sistema educativo que por mucho tiempo se desarrolló al margen del conjunto y que hoy reclama particular atención por su importancia en la historia escolar de los sujetos, ya que representa un factor estratégico, aunque no el único, para garantizar la equidad, habida cuenta que los niños y niñas son «sujetos de derechos», y requieren de una educación que asegure el pleno desarrollo de sus potenciales desde su nacimiento

Equidad entendida como igualdad de oportunidades de acceso, permanencia y logros educativos. Por lo tanto, la educación inicial no sólo constituye un derecho sino una oportunidad.

En los primeros años de vida de los niños, etapa en la que se construyen los cimientos de su desarrollo humano, es de suma importancia contribuir cuidadosamente a la formación de su identidad cultural, su adecuada relación con el medio familiar y comunal, su sentido de pertenencia, sus valores y actitudes, su seguridad y autoestima, su personalidad, su propia lengua y su propia vida cultural. De ahí que, las políticas y los programas de educación inicial deben partir de la necesidad de atender a todos los niños, independientemente de su etnia, género, condición socioeconómica, religión o ideología.

La educación inicial constituye uno de los ejes más sobresalientes sobre el cual se debe impulsar una política social de carácter universal, no sólo para la consolidación de la equidad social sino también para el fortalecimiento de la relación Estado-sociedad. Este compromiso con el niño involucra en primer lugar a los padres, a los maestros, a la comunidad cercana y a la sociedad en su conjunto, ya que asegurar la satisfacción de sus necesidades (afectivas, físicas, sociales, cognitivas, expresivas) es un deber social para la construcción de una verdadera democracia. Al garantizar oportunidades equitativas de aprendizaje y desarrollo sienta las bases para el devenir futuro de la sociedad, concretando, efectivamente, los derechos ciudadanos.

Antecedentes y fundamentos generales

Aunque son evidentes los progresos realizados en América Latina (ha habido un notable crecimiento en la tasa neta de escolarización de niños de 0 a 6 años, desde un 2,4% en 1960 a cerca del 27% en el año 2000), esfuerzos que dan muestra de la importancia que adquirió para los gobiernos y de la necesidad de dar atención a este nivel educativo, aun así queda mucho por hacer; se requiere un incremento de las acciones dirigidas a garantizar una mayor cobertura con plena equidad y calidad.

Pero sabemos que para lograr avances en la educación inicial de la región el aumento de la cobertura es un componente indispensable, aunque no suficiente.

En este sentido se introduce la preocupación, en términos generales, por la calidad de este nivel educativo y la necesidad de generar estrategias que faciliten la formulación y la implementación de políticas específicas para la educación inicial que respondan a sus finalidades y funciones.

Precisamos validar modelos de atención, de gestión, de diseño y desarrollo curricular y de evaluación que sean compatibles y coherentes con los propósitos de las modalidades y con las características de los contextos y de la población atendida.

Se requiere favorecer políticas y programas específicos e integrales para grupos indígenas que valoren sus etnias y el desarrollo de sus culturas; es necesario cuidar, destacar y potenciar el aporte de sus culturas, y, dentro de éstas, el papel educativo de la propia comunidad, de sus líderes, de la familia y la mujer, al programar, desarrollar y evaluar propuestas educativas interculturales bilingües.

Por ello es urgente potenciar, sistematizar, evaluar y socializar experiencias de calidad que existen hoy en Iberoamérica y generar otras nuevas.

De los compromisos internacionales

La preocupación por la atención integral de la primera infancia se pone de manifiesto en los análisis realizados por las organizaciones educativas y en las recomendaciones derivadas de los encuentros internacionales, que señalan la importancia de una educación precoz y la relevante labor que cumplen la familia, la mujer y la sociedad civil en dicho propósito.

Las políticas y los compromisos internacionales son una expresión del consenso de los representantes políticos de los gobiernos; por lo tanto, podemos afirmar que el tema de la infancia está en casi todas las agendas políticas.

La Conferencia Mundial sobre Educación para Todos de Jomtien, foro en el que se señaló como objetivo prioritario «la extensión de la asistencia y de las actividades de desarrollo de la primera infancia» (EPT, 1990), ratificado recientemente en el Foro Consultivo Internacional celebrado en Dakar (WEF, 2000); la Convención sobre los Derechos del Niño (desde 1989) y los acuerdos asumidos en la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, dan evidencia de ello.

Por su parte, en Iberoamérica las máximas autoridades en educación han reconocido la idea de que el aprendizaje comienza al nacer y que es un «derecho del niño». Como consecuencia de ello, los ministros de educación declaran en la IX Conferencia Iberoamericana de Educación: «reforzaremos la educación inicial para favorecer un mejor desempeño de los niños en grados posteriores y como factor de compensación de desigualdades. En este sentido se mantiene el compromiso con la Convención sobre los Derechos del Niño y con los acuerdos asumidos en la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, reconociendo la importancia de las conclusiones de la 4ª Reunión Ministerial Americana sobre infancia y política social» (La Habana, 1999). El tema adquirió tal relevancia que la X Cumbre Iberoamericana, que se realizó en Panamá el 17 y 18 de noviembre de 2000, tuvo como tema central la situación de la infancia y la adolescencia y la manera de enfrentar solidariamente los problemas que las afectan.

En la declaración firmada en esta Cumbre, dentro del apartado de acciones para la equidad y la justicia social, los gobiernos se comprometen a «continuar impulsando políticas y programas nacionales que promuevan el desarrollo con equidad y justicia social, procurando asignar mayores recursos al gasto social, en especial en salud, educación, cultura y ciencia y tecnología», y coinciden en la necesidad de «realizar esfuerzos para que, a más tardar en el año 2015, todos los niños y niñas de Iberoamérica tengan acceso a una educación inicial temprana, y a la educación primaria gratuita y obligatoria, sustentada en los principios de no discriminación, equidad, pertinencia, calidad y eficacia» (Panamá, 2000).

Del desarrollo científico y pedagógico

Un aporte importante al desarrollo de la educación infantil en la región fue la difusión de los estudios científicos en las áreas de neurología y psicología cognitiva.

Los descubrimientos científicos han demostrado que los tres primeros años de vida son críticos y decisivos en el desarrollo del ser humano(1). Los cimientos del desarrollo de la inteligencia, la personalidad, el comportamiento social y el aprendizaje se forman a estas edades. Además, destacan que los programas orientados a los niños pequeños pueden acarrear grandes beneficios, no sólo en términos individuales e inmediatos, sino también en términos sociales, políticos y económicos a lo largo de toda su vida, ya que las habilidades que en ella se potencian revierten en la familia, la comunidad y la nación.

El nuevo concepto de infancia, que posiciona al niño como sujeto que vive, piensa, ama y sueña en comunidad, como una persona completa, sujeta de pensamiento, de afectos y de vida social, plantea otros desafíos a su educación.

En relación con lo expresado, se han ampliado los acuerdos con respecto a la función y a los propósitos de la educación inicial. Se la valora por sus posibilidades como potenciadora de los desarrollos de los niños. En ello radica la riqueza de su función propedéutica, ya que es potenciando desarrollos como se obtiene «preparación» para futuros aprendizajes. Sobre este último aspecto los datos de las investigaciones comienzan a revelar la tendencia a más altos logros en aquellos niños que han asistido a la educación inicial.

De los avances y desafíos en educación inicial de los países iberoamericanos

La educación inicial en la región ha aumentado su nivel de atención de forma sostenida en los últimos veinte años, y los Estados han asumido el reto de proporcionar educación a la primera infancia con el objetivo de universalizarla.

A pesar de que contamos con información estadística

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