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Autoridad en la sala de clases

MarcelafreEnsayo20 de Noviembre de 2019

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Escuela Normal Superior Justo José de Urquiza

Profesorado de Educación Primaria

Espacio curricular: Practica

Docente responsable: Prof. Fernando Dehaes

Estudiante: Sampayo Elina

División: 1° A

Lo que ocurre en las aulas con la autoridad y la autoritariedad.

Al pensar en el docente de la escuela tradicional y el de la actualidad, nos  surgen varias preguntas frente a  qué ocurre con la autoridad de uno y de otro en el aula. Además de preguntarnos ¿Qué es la autoridad, se otorga o se impone, es lo mismo que autoritarismo? En el siguiente ensayo intentaré resolver estas dudas y lograr aclarar el dilema sobre qué está pasando con las aulas en referencia a la autoridad.

Para comenzar deberíamos tener en claro que es la autoridad,  según Max Weber es la forma de que el poder de unos se haga legítimo ante otros, el mismo se logra a través de el reconocimiento  por parte de quien percibe la demanda. Retomando sus teorías se destaca que desde una base la autoridad nace del orden tradicional y religioso, teniendo más peso la religión que la forma política. Se analiza de esta manera dado a que no se tiene una forma democrática, si se piensa el porqué un individuo jurídicamente igual a otro deba someterse a sus órdenes, pero no recae solo en este análisis, el poder que los docentes tienen sobre los alumnos se puede dar por tres motivos, porque parece natural, debido a lo ante mencionado, por las tradiciones y lo que arrastran de generación en generación; por el carisma ligado a los rasgos de liderazgo que tiene el docente frente a la clase, o bien porque se entiende el orden social y las bases racionales ligadas a la autoridad.

Descifrando esto, podemos comenzar con una comprensión sobre el debilitamiento de la autoridad docente en la modernidad, esta nueva sociedad se despegó de la herencia tradicional y tiene una diferente visión sobre la democracia con respecto a la libertad, la religión dejó de ser un eje central para la toma de decisiones lo que crea que el criterio de autoridad pierda su color y sea más frágil.

El pasado se utiliza como base para mirar hacia delante y orientar el presente. La herencia cultural y la autoridad dejan de verse como algo establecido y que está bien, para pasar a ser un problema del momento.

¿Qué ocurre con la escuela en base a esto?

 La labor docente, así como cambiaron las tradiciones, ya no es la misma que en el pasado, sus actores ya no se ven motivados por la vocación “sagrada” y las prácticas pierden la seguridad en los docentes, aunque esto ocurra en la actualidad debemos aceptar que los problemas de comportamiento no sólo están presentes ahora.

En todas las épocas se ha encontrado esto como un problema principalmente en los jóvenes. Pero sucedía que el primer pilar para al orden social eran los padres; para ejemplificar, en Francia, los padres de niños desobedientes acudían a las autoridades públicas para encarcelar a los jóvenes por un tiempo, como forma de castigo hacia la falta de respeto, además el apoyo de los padres hacia la escuela era esencial, las bases de respeto y valores eran impartidas desde la casa y aumentadas en las escuelas.

El rol social ya no les marca pautas sobre el respeto a los niños, otro ejemplo es el que acontece hoy en día en las aulas, al entrar el docente, los niños siguen haciendo disturbios por no reconocer a la autoridad que tiene en frente, en consecuencia el docente antes de comenzar la clase debe utilizar recursos para devolver el orden, lo que recae en que la institución o el sistema ya no se hace responsable sobre estas circunstancias, si no que el trabajo se individualiza en las capacidades que debe desarrollar el docente.

Tenemos que tener en cuenta que este declive de autoridad también hace referencia a la persona dentro de la docencia, por ejemplo, si el docente es mujer, de talla pequeña, con una voz baja y dicta la clase de música va a ser diferente a un profesor hombre, con voz grave y fuerte, que además tiene un carácter no muy simpático, que dicte la clase de matemáticas, este análisis puede tomarse desde dos posturas, la maestra puede tener su clase ordenada ligado a su carácter y capacidad de organización, así como el docente de matemáticas puede tener su clase desordenada por falta de carácter para poner orden, otra vez caemos en que todo tipo de autoridad recae en la personalidad del docente y no únicamente en los rasgos personales.

¿Cómo solucionar esta problemática?

Los docentes utilizan dos métodos, recaen en el pasado de una forma nostálgica y hasta inventan una idea propia sobre que lo ocurría, lo terminan utilizando para lograr la autoridad pero cayendo en una forma autoritaria de mandato, en cambio otros docentes y en su mayoría, encuentran la forma de añadir como elemento, su personalidad y muchas veces lo hacen desde el lado del humor y la vulgaridad aún así teniendo en cuenta que puede sobrepasar lo correcto y hasta a veces jugarles en contra.

Entendiendo esto entonces retomamos el concepto de que la institución no realiza una colaboración con esta individualización de trabajo docente, la solución viene ligada no a la retracción al pasado institucional, si no con el trabajo en conjunto del colectivo docente y de la institución, poner reglas necesarias sería el primer paso para volverse solidarios en el tema, establecer normas y reglas disciplinarias por el conjunto docente, que deben ser respetadas en todo momento; lograr que la autoridad se practique sin demasía y de manera común en la institución, junto con una puesta en común de los problemas que atacan a los docentes más frágiles, para buscarle una solución; en base a la puesta en común y a comparar que los problemas son en forma colectiva y no individual los docentes lograran tener más seguridad en su labor, la actividad que puede realizarse para penalizar o valorizar el comportamiento puede ser con puntajes, a cada alumno se le otorga un puntaje, a medida que el comportamiento mejora o empeora, se le sustraen o suman puntos, lo que facilita la labor de la sanción con argumentos y no al punto del desborde del docente.

Otro aspecto a tratar es sobre la evaluación y selección social, en el pasado los colegios estaban determinados para diferentes clases sociales, por un lado la media y alta y  por el otro la clase social baja, hoy están distribuidas por colegios privados y públicos logrando una desigualdad y separando a la sociedad, diferenciando de esta forma malos alumnos de buenos, donde a los “buenos” se los orienta año tras año a una posibilidad social de acceder a una educación universitaria de calidad, mientras que a los más desfavorecidos se los orienta a educaciones basicas o cortas.

El futuro de los alumnos se ve condicionado por las calificaciones que obtengas durante las evaluaciones, si bien quienes estén dentro de las posibilidades de acceder a una educación de mejor calidad por una cuestión económica, se ven limitados por las notas que obtienen, por lo que el alumno se ve obligado a  pasar por ciertas evaluaciones que ponen en juego su destino social, por ende cada alumno se ve responsabilizado por el destino que le toca a partir de estas evaluaciones.

El examen se convierte  en una situación dramática, la percepción de la familia sobre las calificaciones recae en la decepción e incluso en la culpabilidad al tener malos puntajes, las puntuaciones son hoy más importantes que ayer y preocupan más a los estudiantes con destino incierto que a quienes tienen un futuro formado por su familia. Pero ¿qué tiene que ver esto con la autoridad?

El dramatismo de la prueba recae muchas veces en la autoridad que tiene el docente, muchos padres culpan al docente de la falta de autoridad y en consecuencia a ello a las malas notas de sus alumnos, como así sobrepasan la autoridad del docente desvalorizando su trabajo, otro ejemplo es el de los estudiantes cuando reciben una mala valoración y despectivamente la tiran a la basura, y el docente entendiendo de forma equivocada que es una falta de respeto e interés por la evaluación, los sanciona creando de esta forma un ciclo de tensiones que va sumando el alumno.

¿Cuál sería la solución a esto?

En principal, lograr que la escuela sea más justa evitando las desigualdades y unificando las clases sociales. Aunque esto ya fue aplicado dentro de la publicidad sobre la excelencia de los colegios para la selección de los mismo por parte de los padres, puede modificarse un más.

Retomando el caso de los docentes dentro del aula, la autoridad crea la relación entre los alumnos, el fracaso y la orientación entre las buenas y malas clases dentro de los colegios, en las cuales se centra la principal acción de la indisciplina.

Debemos pensar además,  el cambio que presenta en un estudiante el paso de un colegio a otro, que puede tener más o menos peso sobre la presión educativa y en otros casos directamente no tengan gran sentido las notas.

Retomando lo antes dicho, la escuela se volvió un lugar de selección social, pero además se entiende que por más excelencia que tengas los alumnos se ven condicionados por una sola nota, esta se vuelve específica ante las reglas del juego social, lo podemos ejemplificar con un juego de cartas, todos pueden tener buenos puntajes durante la partida, pero solo uno va a ser el ganador, sin tener en cuenta lo que ocurra con los demás durante el juego. Lo mismo se desarrolla en torno las calificaciones y al encasillamiento de los alumnos haciendo alusión a las mismas, independientemente de su nivel de capacidad obtenido durante el año escolar, lo que limita su acción. Sin importar si el nivel académico aumente o no, solo una pequeña cantidad de estudiantes serán los “ganadores”.

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