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Bases Sociológicas Contemporáneas De La Educación

abyrrdm16 de Noviembre de 2012

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BASES SOCIOLÓGICAS CONTEMPORÁNEAS DE LA EDUCACIÓN.

3ª. Parte del Ensayo

Introducción

A fines de la década del 60, surgen en un específico sector del medio académico una serie de publicaciones tendientes a revisar las ideas históricas en relación con la educación, desde una perspectiva ideológica, filosófica y pedagógico-crítica. Estos estudiosos: Michael Apple, Theodor Adorno y Liklas Luhmann, se preguntan acerca del rol constitutivo –y por ende de la responsabilidad de la educación en un determinado accionar social y político.

En este trabajo, nos interesará entonces analizar cada uno de los componentes del fenómeno educativo y así reflexionar sobre cuestiones ligadas a la educación, con los maestros, con la sociedad y con los alumnos; así mismo algunas otras ligadas con expresiones y acciones de discriminación como menciona Michael Apple, ideas expresadas en diferentes momentos de la historia y evolución de la educación.

Primeramente trataremos su concepto de educación y posteriormente sus propuestas para mejorar el proceso educativo.

Palabras claves: currículum, represión, emancipación, sistemas, transformación.

. . . . .

Michael Apple

Michael Apple es considerado uno de los grandes críticos teóricos modernos que más ha escrito acerca de la deconstrucción y que ha analizado profundamente el sistema educacional. En sus ideas podemos destacar palabras como la educación, el currículo, la pedagogía y la transformación de todo el sistema educativo de su país.

Los fundamentos de la teoría educacional de Michael Apple están basados en el humanismo y su visión posmodernista está enriquecida con el pragmatismo, el constructivismo, el reconceptualismo y el reconstruccionismo. (educación por siempres'sBlog, 2010)

El propone un currículo humanista, rechazando los modelos que enfatizan demasiado en las asignaturas clásicas y el aprendizaje conductista.

El modelo humanista que él defiende se deriva del movimiento del potencial humano en psicología. Un currículo humanista se enfoca en los resultados afectivos más que en los cognitivos.

Apple destaca que la relación entre lo que él percibe como la dominación política, económica y cultural del individuo en relación con las escuelas y la sociedad. Tal denominación está envestida en los principios, códigos y especialmente la conciencia del sentido común y la práctica que subraya nuestras vidas. Es decir, las estructuras e instituciones de nuestra sociedad, incluyendo las escuelas, traen consigo significados y condiciones que moldean nuestras vidas y que toman control sobre nosotros; el sistema dominante social, político y económico está presente en todos los aspectos críticos del currículo.

Apple también apunta que tal como hay una distribución desigual del capital económico en la sociedad, así, también hay un sistema similar de distribución de capital cultural. En las sociedades tecnológicas las escuelas se convierten en “distribuidoras” de este capital cultural. Ellas juegan un rol principal en la transmisión de varias formas del conocimiento, lo cual les atribuye el poder y el control sobre los otros. El modelo que propone Apple es de tendencia posmodernista basado en el constructivismo, el criticismo y peritaje

Con este modelo Apple pretende formar alumnos conscientes y críticos. La escuela tiene una responsabilidad para formar este tipo de alumnos, debe haber un ambiente tolerante y dar espacio al conocimiento entre alumno y profesor. Aquí el profesor debe ser un facilitador social, que guía y que forma a seres críticos.

En su modelo una clase será concebida como una escenario donde convergerán todos los “actores y útiles” necesarios, que son citados anteriormente, para crear un ambiente democrático, donde lo importante no es lo que uno es, sino lo que uno crea, donde haya tolerancia para que exista un intercambio de conocimientos entre el maestro y los alumnos.

Éste autor hace énfasis en el currículum oculto, y se da cuenta que la escuela enseña un currículo oculto, pero que este currículum oculto ayuda a las clases más poderosas, y de esta manera se mantiene la hegemonía ideológica, es decir mantener el poder y la jerarquía de la clase más poderosa.

También se da cuenta que las escuelas se convierten en transmisoras de un capital cultural y que juegan un papel primordial porque es a través de la escuela donde se logra mantener esa hegemonía.

Theodor Adorno

Ahora bien, hablaré sobre las ideas de Theodor Adorno. Este autor señala los rasgos pedagógicos que puedan favorecer, o no, una personalidad autoritaria proclive a los fascismos. Él plantea la necesidad de que la educación que se imparta a las nuevas generaciones tenga como finalidad evitar que se pueda volver a repetir la barbarie de los genocidios de Auschwitz: “la educación, en general carecería absolutamente de sentido si no fuese educación para una autorreflexión crítica.” (Adorno, 1973)

A esto agrega: “En primer lugar, educación en la infancia, sobre todo en la primera, luego, Ilustración general que establezca un clima espiritual, cultural y social que no admita la repetición de Auschwitz, un clima, por tanto, en el que los motivos que condujeron al terror hayan llegado en cierta medida a hacerse conscientes.” (Adorno, 1973)

Adorno reconoce que si bien la personalidad fascista se genera en una infancia donde no existió la autoridad, considera ilusorio esperar que la imposición de las ataduras y restricciones en forma coactiva sirva para que las personas modifiquen sus actitudes. Él dice que Estas ataduras, o bien se convierten en salvoconducto de buenos sentimientos que sirven para legitimarse como buen ciudadano, o bien producen rencores que originan reacciones pedagógicas opuestas a lo que se pretende conseguir. A lo que él refiere: “La única fuerza verdadera contra el principio de Auschwitz sería la autonomía, si se me permite emplear la expresión kantiana; la fuerza de la reflexión, de la autodeterminación, del no entrar en el juego del otro.” (Adorno, 1973)

También nos comparte Adorno, que uno de los prejuicios que ha favorecido esta actitud de sadismo es la valoración de la virilidad como característica de fuerza y de poder. Este prejuicio se halla en estrecha relación con el sadismo. Expresa que la educación debería tomarse en serio actitudes sociales valorando la expresión de los sentimientos y de la angustia como algo natural en cualquier ser humano, independientemente de su sexo: “la angustia no debe reprimirse “ ya que si el individuo puede expresar con realismo la angustia que le producen las situaciones entonces el efecto destructor de esta represión dejará de existir, porque dice él que esta frialdad es fruto del desamor que se encuentra en las raíces de la constitución de la sociedad, que se mueve hacia el logro de los propios intereses aunque eso suponga aplastar los derechos de otros.

Algunas de las observaciones hechas por Adorno es que la docencia es una profesión, que en la actualidad carece de un reconocimiento social y de un status de prestigio, a diferencia de otras profesiones liberales como los juristas o los médicos. También dice que dentro de esta profesión existe una diferente consideración social respecto a los profesores de la Universidad o a los profesores de Primaria y secundaria, a favor de los primeros. (Santos, 2010)

La escuela constituye un mundo en el que se reemplaza la realidad exterior con la realidad de la propia escuela, señala Adorno. Dentro de ella se establece una doble jerarquía en la clasificación de los alumnos. Una jerarquía en la clasificación de carácter intelectual, donde las notas son el criterio de referencia, y otra jerarquía basada en la fuerza de los chicos, que habitualmente establecen los alumnos aunque respaldados por valores latentes, no explícitos, de los propios profesores. Adorno propone el estudio de esta doble jerarquía a la investigación pedagógica. (Adorno, 1987).

Otro de los tabúes que existen en torno a la profesión docente es la de que el profesor no puede mostrar sus afectos delante de los alumnos, así como sus propios valores personales. Esta represión origina una serie de conflictos y disfunciones psicológicas en los profesores que, en ocasiones, manifiestan estos sentimientos deformados y transformados en reprimendas, reproches o ironías. Esto podría ser evitado por los maestros, propone Adorno, expresando sus sentimientos con sinceridad, reconociendo sus propios errores entre los alumnos y convirtiendo sus valores y su conducta en tema de discusión. De esta forma los escolares podrían aprender, en primer lugar, a reconocer sus propios errores y a admitirlos y, en segundo lugar, a cuestionar los valores del profesor tomando postura racional y autónoma ante ellos.

"Ellos no deberían reprimir sus afectos para después, pese a todo, dejarlos brotar racionalizados, sino reconocerlos ante sí y los demás y así desarmar a los alumnos. Probablemente sea más convincente un maestro que diga: “Es cierto, soy injusto, soy un hombre como vosotros, unas cosas me gustan y otras no”, que otro que ideológicamente se aferre con vigor a la justicia pero luego sin poderlo remediar cometa la injusticia que había reprimido". (Adorno, 1973)

Para Adorno, el aprendizaje de esta expresión de sentimientos debería ser incluido en los cursos de formación inicial de los profesores en lugar de ocultar estos tabúes y permitir que de esta manera se sigan reproduciendo.

Por último, Adorno expresa su esperanza en la contribución de la escuela al cambio y la transformación

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