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Breve comentario sobre los-juicios de infidelidad


Enviado por   •  10 de Junio de 2019  •  Apuntes  •  1.015 Palabras (5 Páginas)  •  108 Visitas

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Breve comentario sobre los juicios de infidelidad

En alguna ocasión, hace ya algún tiempo, me encontraba con una chica con la cual salía (la cual llamaré con el nombre de “Laura” de aquí en adelante por cuestión de protocolo) y algunos amigos de ella. Apenas llevábamos saliendo unas semanas, pero nuestra confianza se asemejaba a las de unos viejos amigos que se conocen a la perfección. Las conversaciones que desarrollábamos con el grupo no iban más allá de lo que se puede esperar en aquél tipo de contextos (anécdotas, chistes, juegos, etc.), hasta que alguien se atrevió a tocar un tema que me inquietó en seguida. El tema de las infidelidades. Aquella persona explicaba que si bien estaba en contra de todo tipo de infidelidad que cometieran contra él, le parecía “rico” caer en alguna tentación y realizar lo que tanto le dolía que le hicieran. Por su parte, Laura argumentaba que la infidelidad no existía sino como una traición espiritual. Es decir, desde su punto de vista, que las personas a partir de la libertad a la que tienen derecho, son dueñas de su cuerpo y por ello pueden tener cualquier tipo de relación física con quien deseen y que la infidelidad sólo puede existir cuando se trasgreda la conexión espiritual que hay en una relación “amorosa”. En otras palabras, lo que quiso decir es que una persona puede tener relaciones sexuales o físicas con varias personas siempre y cuando no se deje de amar a la persona con la que se hizo el “contrato amoroso”.

En ese momento me sentí confundido. Y con mucha razón, la chica con la que salía estaba desargumentando el repudio a la infidelidad sexual. Yo, por mi parte, como todo un buen cristiano, alegaba que si ya se había llegado a concretar una relación estable con una persona, cualquier contacto sexual con otra persona ajena a ella era indebido. En ese momento me sentí incómodo, exasperado, idiota, inútil y otros adjetivos de desprecio hacia la propia persona, pues no podía obligar a una persona a la cual pretendía a que pensara como yo. Hoy, después de algo de experiencia que he obtenido a partir de allí, he llegado a varias reflexiones que me han ayudado a aclarar un poco el asunto. Y es que creo, a partir de toda clase de relaciones que he visto, que la esencia del problema, o más bien de la cuestión, se encuentra en los planteamientos del sujeto que abrió la discusión. Qué finalidad tiene una relación amorosa sino que cada uno de los que participan intenten sobreponer sus ideas en la otra persona en busca del beneficio propio.

Ahora que lo pienso, Laura tenía más razón de la que creía. Su postura era la más sensata de las tres, teniendo en cuenta que todas las personas, o por lo menos la mayoría, a pesar de tener cualquier tipo de relación, sienten la necesidad, atracción, tentación y demás por estar con otra persona. Es básicamente el instinto animal. El deseo mueve al ser, lo manipula y lo domina a tal punto que lo incita a lo “moralmente censurado” en una relación. Pero hay algo que va más allá de ello y  que de ahí nace lo “infiel”. El individuo es egocéntrico y aquí es donde entran a jugar las postulaciones de nuestro primer argumentador.

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