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Breves Rasgos De Economia

paoalexaloza8 de Diciembre de 2013

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Encomiendas

Como la disponibilidad de españoles para el trabajo físico en las colonias era escasa y además estaba afectada por el clima tropical, la organización económica y social, descansaba sobre la fuerza de trabajo indígena. Sin trabajadores, la tierra no tenía valor alguno, y el oro y la plata codiciados no se dejaban recoger si no era con fatiga.

Sucedía, sin embargo que conforme a la voluntad de la Corona, los aborígenes de los reinos americanos debían ser súbditos libres, no sujetos a ninguna prestación forzada. Según este principio, los indígenas debían incorporarse al proceso económico en calidad de asalariados (no de esclavos). Por otra parte, la Corona deseaba la conversión a la fe cristiana de los aborígenes, por lo que se llegó al establecimiento de la institución de la Encomienda.

La Encomienda fue una institución característica de la colonización española en América y se entendía como el derecho que daba el Rey a un súbdito español, llamado encomendero, en compensación de los servicios que había prestado a la Corona, para recibir los tributos o impuestos por los trabajos que los indios debían cancelar a la Corona. A cambio el español debía cuidar de ellos tanto en lo espiritual como en lo terrenal, preocupándose de educarlos en la fe cristiana. El tributo se pagaba en especie -con el producto de sus tierras-, o en servicios personales o trabajo en los predios o minas de los encomenderos

La idea de la Encomienda de indios fue tomada de la institución medieval que protegía a los pobladores, pero tuvo que ser adaptada para poder implementarse en la recién descubierta América.

Derechos y deberes del Encomendero

La Encomienda consistía en encomendar un determinado grupo de indígenas a un español., lo cual generaba en éste - el encomendero- una serie de deberes y derechos.

Derechos de los colonos con Encomienda

Era derecho fundamental el de la cobranza del tributo indígena. Todo indígena varón que tuviera entre 18 y 50 años de edad, era considerado tributario, es decir estaba obligado a pagar un tributo al rey, en su condición de vasallo libre de la Corona de Castilla. Este tributo, era el que cedía el Rey al encomendero como merced otorgada a su labor en la Conquista. Dicho de otro modo, el encomendero se lo llevaba crudo.

Deberes de los colonos con Encomienda

 Velar por que los indígenas encomendados fueran adecuadamente adoctrinados en la fe católica. Para ello debía pagar los gastos del cura doctrinero, que era el encargado de evangelizar a la población indígena. Este adoctrinamiento se llevaba a cabo en los días de fiesta (domingo) y otros días establecidos a tal efecto.

 Pagarles un salario adecuado y alimentos.

 Residir en la ciudad cabecera de los términos en los que vivían sus indígenas encomendados. Se obligaba al español a vivir en la ciudad y no junto a los indígenas encomendados, porque se había observado que la cercanía física del encomendero con sus indígenas generaba muchos abusos.

 Acudir en la defensa de la tierra en caso de que fueran llamados por las autoridades para esa actividad.

La práctica de la Encomienda

En la práctica, la cesión de indígenas se establecía a través de un Cacique aborigen (por el respeto que le tenían sus administrados).

Ni que decir tiene que inicialmente no había control tributario y por tanto los encomenderos abusaban de sus indígenas buscando el mayor beneficio. Con el tiempo se establecieron controles tributarios a través de funcionarios cuando controlaron el territorio americano. Se establecieron las tasaciones, que eran la valoración de lo que los indígenas podían entregara como tributo, bien fuera en trabajo - denominado servicio personal- , en especies o en dinero.

Con las Reales Ordenanzas de Burgos de 1512 se establecieron unas pautas para garantizar el buen trato de los indígenas, incluyendo la figura del VISITADOR, pero aun asi no cesaron los excesos sobre los indios.

La Encomienda no era a perpetuidad, sino por un plazo de dos vidas: la del beneficiario y la de su inmediato sucesor. Aunque se solicitó, como es de de suponer una Encomienda a perpetuidad, esto no se aceptó por la Corona, siempre temerosa de que con ello se desarrollara una aristocracia señorial que dificultara él a afianzamiento del poder de la monarquía a través de sus funcionarios. En la tercera década del siglo XVII, sin embargo, se estableció que los encomenderos podrían disfrutar de la merced por una vida más, a cambio de un pago a la Real Hacienda.

Evolución de la Encomienda

Con el tiempo la Encomienda fue perdiendo importancia:

a) Influyó el fuerte descenso poblacional indígena que se produjo a lo largo del siglo XVI. Sin población indígena no había encomienda.

b) Pronto surgió en América (en especial en la América nuclear: Perú, México y Antillas) una creciente diversificación económica. Nuevas acuidades - la minería, el comercio, la agricultura, etc.- generaban cada vez mayores beneficios y exigían una mano de obra más especializada. El indígena dejaba de ser la riqueza por excelencia.

c) En las zonas periféricas a la América nuclear, allí donde no había tanta riqueza primaria, no hubo una diversificación tan acentuada, y por tanto la presencia del indígena en una institución como la Encomienda continuaba siendo la mayor riqueza posible. Esto fue característico de zonas Yucatán, Tucumán, Paraguay o Chile

El fin de la Encomienda

Las Leyes Nuevas de 1542 dictaban la abolición de la esclavitud, la servidumbre personal de los indios y el fin de las encomiendas. Estas prohibiciones desataron en los conquistadores españoles la rabia y la sanción de injusticia, ya que consideraban legítimo el uso de los sistemas antes mencionados. Entre protestas y rebeliones en Perú, se obligó a la Corona a dictar artículos más severos en las Leyes Nuevas. Finalmente, la Encomienda fue abolida en 1718.

Obraje

Los obrajes fueron una institución de creación colonial, sin precedentes en España, y se nutrió de la tradición textil indígena. En un inicio los indios pagaban el tributo con tejidos que el encomendero comercializaba, pero luego se organizaron los obrajes con el objetivo de aprovechar la lana del ganado ovino que introducían los españoles. El primer obraje surgió hacia 1545 con mano de obra de los indios que dependían de los encomenderos.

No obstante, la mayoría de obrajes surgió décadas después, hacia 1570, como una unidad productiva que funcionaba al interior de la hacienda y estaba integrada a ella. Casi exclusivamente se ubicaban en las zonas rurales. La producción de los obrajes estaba orientada a satisfacer la demanda de ropa, paños, mantas y frazadas de las minas y ciudades. La mano de obra era femenina y masculina, proviniendo buena parte de la mita. Las jornadas de trabajo eran largas y muy duras, por lo que fue reglamentada por Francisco de Toledo en 1577, quien dictó las primeras ordenanzas de obrajes.

Los obrajes trabajaban la lana de oveja, y secundariamente el algodón y la lana de alpaca. Un obraje típico reunía todas las fases de la producción manufacturera, desde la elaboración de la lana hasta el acabado final que se daba al tejido que salía de los telares. El obraje era una construcción con varios patios y con espacios para el almacén, el laboreo de la lana, el proceso de hilatura, la preparación de la urdimbre, los telares propiamente dichos, el proceso de teñido y el acabado final.

En muchos casos se construía el obraje cerca de un río para aprovechar la energía hidráulica que movía el batán de piedra que enfurtía o daba forma a los tejidos. Próximo al edificio del obraje se construían las rancherías donde vivían los operarios, pues la tendencia era a albergar a los trabajadores permanentes.

Finalmente, el obraje solía incluir un calabozo donde se destinaba a la mano de obra presidiaria, pues muchos indios eran castigados enviándolos a trabajar a los obrajes.

Mitas

Fue el trabajo obligatorio que tenían que cumplir los indígenas en las minas, aunque éstas hubiesen estado situadas en lugares remotos, inhóspitos o fríos. La mita consiste en que todos los pueblos deben dar a las haciendas de su pertenencia un número determinado de indios para que se empleen en su trabajo y otro número se asigna a las minas, cuando habiéndolas registrado sus dueños han conseguido que se les conceda mita para hacer sus labores con más conveniencia.

Los «mitayos» eran movilizados de acuerdo con reglamentos establecidos por los cabildos, de tal manera que «sólo podían ser sacados de sus pueblos en grupos de cien en cien, no más» y a cada uno se le asignaba un salario de «un Real».

Tuvieron características realmente inhumanas por el trato que recibían los indígenas por parte de los españoles, quienes los convirtieron en verdaderos esclavos, pues frecuentemente, las disposiciones de los cabildos quedaban burladas y los indios no recibían ni siquiera su salario, además, eran mal alimentados y maltratados, y se les exigía en cambio un rendimiento mayor al de sus propias fuerzas, por lo que muchos de ellos murieron cumpliendo su penoso trabajo.

Las «mitas», con sus abusos y atrocidades, fueron denunciadas repetidas veces durante la colonia por varios misioneros y científicos; tal es el caso de las revelaciones realizadas por Jorge Juan y Antonio de Ulloa en sus «Memorias Secretas». Posteriormente,

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