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CAPITULO V I : Adaptaciones curriculares

28822882Resumen22 de Abril de 2016

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  • Las necesidades educativas especiales:  Emergencia de lo curricular y concepciones que subyacen.
  • En torno al concepto de “integración”
  • Las adaptaciones curriculares.

CAPITULO V I : Adaptaciones curriculares

6.1. Las necesidades educativas especiales:  Emergencia de lo curricular y concepciones que subyacen.

Un intento serio – y por tanto con probabilidades de éxito – en el diseño y desarrollo de los curricula adaptados a los alumnos, supone el conocimiento de las teorías sobre las diferencias individuales en el aprendizaje y acerca de las exigencias de la enseñanza, así como las implicancias en términos del ambiente cotidiano en la institución educativa.

Una idea fundamental que aporta el concepto de necesidades educativas especiales es que las causas de las dificultades no están sólo en el alumno – en función de que éste tenga un déficit concreto -   sino también en un déficit del entorno educativo: la existencia de una propuesta pedagógica desajustada. Desde este punto de vista,

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La “dimensión real” de las dificultades de aprendizaje de los alumnos tiene un carácter fundamentalmente interactivo

Esto implica que dependen tanto de las características personales del alumno como de las características del entorno educativo en el que éste se desenvuelve y la propuesta pedagógica que se le ofrece.

Atribuir las dificultades sólo al alumno, pensando por ejemplo: “es deficiente mental y por eso tiene dificultades para aprender” , conlleva – generalmente – un bajo nivel de expectativas respecto de las posibilidades de estos alumnos y un menor compromiso por parte de la escuela para responder a esas dificultades.

Por el contrario, desde una concepción dinámica e interactiva de las dificultades de aprendizaje, la escuela tiene un mayor compromiso en buscar la respuesta que pueda compensar en lo posible esas dificultades. De tal modo que, la evaluación e intervención tendrán un carácter más global. No se centrarán sólo en el alumno, sino también en el contexto y en las oportunidades que éste brinda al desarrollo del proceso de aprendizaje.

Por otra parte, la comprensión del carácter  dinámico de las dificultades de aprendizaje nos remite a la idea de relatividad de las necesidades educativas especiales, ya que estas serán diferentes en función de las características y respuestas educativas que se ofrezcan en cada contexto educativo.

Las propuestas pedagógicas de los diferentes contextos no son uniformes: la organización de la respuesta educativa en cada institución puede que hacer que estén contempladas unas necesidades y no otras. En consecuencia, un mismo alumno o alumna, puede presentar mayores dificultades en una institución que en otra, por el tipo de propuesta pedagógico-didáctica que se ofrezca en cada una de ellas.

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Cuanto más rígida y uniforme sea la oferta educativa de una institución determinada, más se intensificarán las necesidades educativas especiales de los alumnos. Por tanto, estas últimas no pueden establecerse con carácter definitivo  y determinante.

En ese sentido, se podría considerar el concepto de necesidades especiales en un doble sentido:

  • Las que se derivan de la problemática del alumno. Ya sea por causas endógenas como los déficit, o como consecuencia de carencias en el entorno socio-familiar, o por una historia de aprendizaje desajustada.

  • La dimensión real que adquieren estas necesidades en función del contexto educativo actual en el que se desarrolla su proceso de enseñanza-aprendizaje.

Actualmente – a nivel académico y de discurso – se reconoce la existencia de una gran variedad de condiciones biológicas y socioculturales que se manifiestan de una manera individual y única para cada persona. Así, cada uno de nosotros se convierte en un exponente de la diversidad de la especie, que se condensa en una historia personal irrepetible. Por ello, la diversidad es una condición que nos es propia, en tanto humanos.

En función de esta comprensión, los diferentes sistemas educativos han comenzado a proponer en sus curricula atender a la convivencia, el diálogo, el respeto a las diferencias, y por tanto, estrategias destinadas a promover los intercambios y la soliradidad. Dentro de estas últimas se encuadran las escuelas inclusivas.

Desde estas concepciones, el diseño curricular es pensado como un marco común de aprendizajes, ajustado a las diferentes necesidades, con el objetivo de concretar la equidad. Por ello, se acentúa la necesidad de incluir en sus contenidos la explicitación  de valores, procedimientos y actitudes.

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Aceptar que existen alumnos con necesidades educativas especiales supone el reconocimiento de la necesidad de una respuesta educativa ajustada para aquellos que – por sus particulares circunstancias y contextos – están en desventaja y tienen mayores dificultades para beneficiarse de la educación escolar

  1. En torno al concepto de “integración”.

Al referirnos a los procesos de integración escolar, nos referimos al contacto que se establece entre la educación especial y la educación común, con el propósito de ofrecer transitar la escolaridad en el ámbito de la educación común a aquellos niños y jóvenes que tradicionalmente fueron – exclusivamente – sujetos de la educación especial.

Desde la comprensión de que los procesos de exclusión están directamente relacionados con la pérdida de derechos, se desarrollan políticas para la inserción escolar de los niños que, por distintos motivos, han quedado fuera del sistema (sean o no portadores de alguna discapacidad). En términos educativos, recuperar los derechos perdidos implica dar al alumno aquello que respete su identidad, su derecho a la diferencia.

El saber científico y técnico que adopta el mundo educativo tiende a construir clasificaciones para definir las particularidades de los sujetos; cada una de esas características definen su identidad, una identidad especial y la consecuente propuesta sobre la mejor manera de reeducarlas o modificarlas, según convenga a cada momento. La necesidad de una prendida existencia de una identidad especial se vincula a la necesidad de cada uno de nosotros a una identidad “normal”.

Muchas veces, el hecho de que un alumno pueda presentarse como “diferente” (por su apariencia física, su nacionalidad, etc.) hace atribuir a esta situación sus posibles dificultades durante los procesos de aprendizaje.(Tal como planteábamos en el apartado precedente, se coloca la limitación del lado del alumno). Estos posicionamientos, que llevan una fuerte carga ideológica implícita, estigmatizan al alumno y su familia y se referencian en el determinismo biologicista que sostiene el carácter hereditario de la inteligencia, atribuyendo carácter biológico a las desigualdades sociales y económicas.

Pero no debemos pensar a estas concepciones como producto de este período de la historia – signada por la globalización y la exclusión. Cada época histórica presenta diferentes modos en los cuales se fueron buscando en la ciencia los argumentos que justificaran las estrategias de cada sociedad para rotular y discriminar.

Actualmente, resulta interesante reflexionar en torno a supuestos que circulan en los ámbitos institucionales y que constituyen verdaderos motores en las representaciones y decisiones respecto a la segregación:

  • La dificultad que presenta la escuela para comprender al aprendizaje escolar como un sistema complejo en el que se entraman múltiples factores que interactúan y no son aislables.
  • El mandato fundacional de la escuela común, signado por la homogeneización. Muchos niños llegan hoy a la escuela especial por su condición de pobres, maltratados, abandonados, etc.

Las consideraciones sobre la diferenciación remiten a una cuestión más profunda sobre la conceptualización de lo “normal”, fuertemente atravesada por las relaciones de poder que las convierten en fluctuantes e inestables.

Sin embargo, están también aquellos niños que, por causas orgánicas, enfermedades congénitas o adquiridas, no han logrado un desarrollo que les permita atender alos requerimientos cognitivos y simbólicos de la escuela común. Uno de los riesgos de asimilar las políticas de inclusión educativa con las de integración escolar consiste en borrar la especificidad de este segundo grupo de niños, negando la diferencia.

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