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CASO MERCK


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2014  •  926 Palabras (4 Páginas)  •  287 Visitas

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Caso Merck: la ética paga

George Merck, nieto del fundador de la farmacéutica Merck en Estados Unidos, declaró: “Tratamos de nunca olvidar que la medicina es para la gente. No es para las utilidades. Éstas vienen solas”.

En 1978, la farmacéutica norteamericana Merck descubrió un exitoso antiparasitario animal llamado ivermectin. Había evidencia de que a partir de él se podía encontrar el remedio contra la onchocerciasis, conocida como la enfermedad de la ceguera del río. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existían 340 mil personas ciegas a causa de esta enfermedad y 18 millones de personas infectadas.

Esta ceguera se transmitía a través de picaduras de mosquitos. Los primeros síntomas eran una desagradable picazón, que aumentaba a medida que los gusanos crecían dentro del cuerpo. A veces la picazón era tan insoportable que, al rascarse, la gente se sacaba la piel. Incluso existían casos de suicidio. Esta enfermedad se diseminaba en zonas cercanas a ríos, pero todos los intentos de fumigar caudales o de tratamientos habían sido infructuosos. No existía cura. Finalmente llevaba a la ceguera.

En esos años, Merck atravesaba por una situación difícil ya que muchas de sus patentes vencían, lo que significaba que otros laboratorios pronto producirían sustitutos más baratos. Tampoco existían muchos incentivos para preocuparse de la enfermedad de la ceguera del río, ya que ésta se encontraba radicada en países muy pobres, principalmente de África. Además, iniciar una investigación implicaba casi 10 años, con un costo estimado de 200 millones de dólares (unos US$800 millones de hoy). Por si fuera poco, todo podía fracasar durante el proceso, ya que en el período de pruebas se podían encontrar efectos secundarios insalvables.

Pero Merck tiene una cultura bien especial. En la revista Time, en 1952, George Merck, nieto del fundador, declaró: “Tratamos de nunca olvidar que la medicina es para la gente. No es para las utilidades. Éstas vienen solas, y si no hemos olvidado esto, nunca han dejado de aparecer. Mientras más nos acordamos, más grandes han sido”.

Motivado por esta cultura, Roy Vagelos, Presidente de la División de Investigación de Merck, decidió encontrar la cura de la ceguera del río. Sabía de antemano que no sería un buen negocio pero, como señaló en una entrevista posterior: “los beneficios para la humanidad eran muy significativos para ser ignorados”.

Después de nueve años, en 1987 el remedio estaba listo. En Merck tenían la esperanza de que organismos como la OMS, fundaciones de beneficencia o los propios países afectados lo comprarían, pero no fue así. No había compradores. Entonces, la empresa decidió regalar el medicamento a los países afectados. Pero sucedió algo inusual: las estadísticas del número de enfermos no disminuían y, paralelamente, las ventas del antiparasitario invermectin

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