CONFLICTO ESTUDIANTIL EN CHILE
pollalaila2 de Diciembre de 2012
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CONFLICTO ESTUDIANTIL EN CHILE
Las recientes movilizaciones estudiantiles no sólo han removido las energías creativas de múltiples jóvenes y ha sacudido el letargo que por décadas pesó sobre el movimiento popular en su conjunto. También instala en el sentido común la necesidad de modificar el modelo de dominación y posiciona a la protesta social como la herramienta histórica de la clase trabajadora y los sectores populares por conseguir sus legítimas aspiraciones. Atendiendo a como dicho proceso constituye o no un avance para todos los que apostamos a reconstituir una alternativa revolucionaria desde el movimiento popular, que nos permita avanzar hacia una transformación radical de la estructura política, social y económica en la que estamos insertos, como organización hoy vemos la necesidad de que los distintos sectores de izquierda revolucionaria en Chile fomenten el debate político y apuesten por la unidad de los revolucionarios en la construcción de un proyecto popular.
1.-El desarrollo del conflicto y la conducción política del movimiento
El desarrollo del conflicto estudiantil iniciado en mayo surgió con una tibia instalación del conflicto educativo por parte de la Confech y por una nula respuesta por parte del Gobierno, que durante los primeros meses apostó a desconocer la situación de crisis en la educación, desmovilizar al movimiento acusándolo de ideologizados, reprimiéndolo duramente y apostando a liderar el proceso de reforma con pomposos anuncios en materia educativa que en los sustantivo no daban respuesta a las demandas estudiantiles. Ante ese escenario, el movimiento apuesta a la movilización directa a través de la toma de liceos y universidades, novedosas formas de protesta y marchas nacionales comenzando a copar las calles masivamente (200.000 manifestantes solo en Santiago y 500.000 a nivel nacional).
Ante dicha situación, en primera instancia el Gobierno comenzó a ser cercado puesto que el movimiento estudiantil se radicalizó en la profundidad de sus demandas como en sus formas de movilización, concitó amplio apoyo por parte de la sociedad (80% según las encuestas) e instaló el tema del fin del lucro, la gratuidad y el endeudamiento con fuerza en el sentido común de millones de chilenos, víctima de los estragos del modelo neoliberal de educación basado en la privatización, en el endeudamiento familiar y la focalización de las ayudas estudiantiles a través del sector financiero en los sectores populares.
El conflicto no se hizo esperar y esto gatilló la salida del ex ministro de educación Joaquín Lavín, el cuestionamiento a la estrategia del gobierno de Piñera de imponer el modelo de gestión empresarial a los asuntos políticos, mediáticamente conocido como el “gobierno de los mejores” (gobiernos de los tecnócratas) y un nuevo anuncio presidencial (El nuevo G.A.N.E.). Pese a aquello, el movimiento no se da por vencido y se moviliza nuevamente que recorrió la prensa internacional conocido como el “4-A o invierno chileno”, que debido a la prohibición de marchar y la represión policial ordenadas por el Ministerio del Interior, concluyó en una jornada de violentas protestas que copó con cacerolazos y barricadas todo el centro de Santiago junto a otras siete comunas, arrojando como balance millonarias pérdidas y la quema de la multitienda La Polar, anticipando un nuevo periodo en la movilización de masas. Escenario que se repitió a lo largo del país. El conflicto estudiantil tras la paralización del 24 y 25 de agosto del 2011 convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la muerte de Manuel Gutiérrez, la permanencia de la masividad en las calles y la intransigencia de los estudiantes apostó a instalar un escenario de conflictividad directa entre el ejecutivo y el movimiento social. Ante ese escenario y la persistencia y agudización de la protesta social, el ejecutivo finalmente cede y pese a la molestia del ministro de educación Bulnes, Piñera cita a una mesa de diálogo el 2 de septiembre del 2011 para comenzar a destrabar el conflicto.
Cabe destacar que es la primera vez desde la vuelta de la democracia que un movimiento social a través de la movilización directa logra sentarse a dialogar con el Presidente, el ministro de Hacienda y el de Educación. Sin embargo, las tensiones internas del movimiento favorecieron la pérdida de iniciativa política, desviando el foco de lo reivindicativo (demandas centrales y pisos mínimos de negociación) a condiciones mínimas para un diálogo (actas públicas de las negociaciones, detener la agenda legislativa, poner fin efectivo al lucro y tratar la gratuidad), perdiendo fuerza interna, desapareciendo en las semanas del 2 al 20 de septiembre de la opinión pública, desgastándose y terminando presionado por el cierre de semestre y el temor
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