Concepto de juego
pedroocumareEnsayo17 de Octubre de 2013
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Concepto de juego.
“El juego es una proyección de la vida interior hacia el mundo”. Jerome Bruner, acción, pensamiento y lenguaje.
El juego es una actividad inherente al ser humano que se realiza como una acción libre, espontanea, ficticia, natural y sin aprendizajes previo; que brota de la vida misma y es capaz de absorber al jugador por medio de reglas establecidas. Es de primordial importancia durante la infancia y no deja de tener significación en toda la vida del hombre, ya que aun en su juventud y en su madurez continua jugando.
Historia del juego.
La práctica de actividades lúdicas es tan antigua como la historia de la humanidad. Para cerciorarse basta con acudir a cualquier museo arqueológico. Muchos de ellos conservan piezas que ponen claramente de manifiesto que también las antiguas civilizaciones fabricaban juguetes y practicaban juegos en su tiempo de ocio: en la antigua Roma solían elaborarse muñecas articuladas de marfil y era habitual jugar con dados y tabas; algunas vasijas griegas de cerámicas pintadas reproducen escenas de juegos de azar y el hallazgo de juguetes de barro es habitual en yacimientos arqueológicos de culturas dispares y de continentes distintos.
Por otra parte, una visita detallada a cualquier museo etnológico testimonia que el juego es inherente al hombre y que su práctica se lleva a cabo en los cincos continentes desde antiguos.
Teorías acerca del juego.
Existen muchas teorías que tratan de explicar las razones que tenemos para jugar; una las enfocan desde un punto de vista biológico, otras desde un punto psicológico, y también las hay en el psicoanalítico y en el social.
Las primeras teorías datan del siglo XIX, con un carácter biológico donde predominaba la idea de que el juego era un descanso que se enfocaba para recuperar fuerzas, lo que ahora se ha descartado porque el juego no es un descanso, sino una actividad que exige muchas veces un consumo excesivo de energía.
A finales del siglo XIX Karl Groos considero que el juego es una preparación para la vida, donde, por ejemplo, los juegos de las niñas a la comidita o con sus muñecas constituyen un ejercicio para prepararlas para la vida.
Desde el punto de vista psicológico esta la teoría del atavismo que a manera de ejemplo, se da cuando los niños se balancean sobre las ramas de un árbol o de una cuerda, al dar gritos de alegría, al expresarse. La función de estas acciones, según esta teoría, es que los niños juegan porque siguen las huellas de las actividades del hombre prehistórico.
Sigmund Freud ve en el juego condiciones eróticas disfrazadas y otros investigadores de ese enfoque psicoanalítico consideran el juego como la “expresión del yo”. Esta teoría sostiene que el niño tiene la necesidad de expresarse y proyectarse dentro de su ambiente y fuera de él, y que al satisfacer este impulso obtiene satisfacción personal, seguridad y un nivel adecuado en su mundo; así, los juegos satisfacen la necesidad de alcanzar prestigio.
Eric Erikson retomó el estudio del juego como “la vía regia para comprender los esfuerzos del niño hacia la síntesis. Pero el adulto considera que el niño tiene derechos a jugar porque es niño, en tanto que él mismo tiene derechos a jugar porque trabaja y sólo cuando no trabaja, entonces el juego del niño se le aparece a menudo como una actividad desvalorizada, característica del estado del niño aun no responsable.”
Para Johan Huizinga, el juego es una forma de vida, “su objeto es, pues, el juego como una forma de actividad llena de sentido y como función social. No busca los impulsos naturales que condicionan una manera general el juego, sino que considera el juego en sus múltiples formas concretas como una estructura social”. Para Huizinga esta actividad es más antigua que la cultura; en el mito y en el culto es donde tienen su origen las grandes fuerzas impulsivas de la vida cultural, el derecho, la artesanía, el arte, la poesía, la ciencia. Todo esto hunde así sus raíces en el terreno de la actividad lúdica.
El juego según Lebovici y Diatkine, es “una acción tanto libre como ficticia y situada fuera de la vida corriente, capaz, no obstante, de absorber totalmente al jugador; una acción despojada de toda interés material y de toda utilidad que se realiza en un tiempo y en un espacio totalmente circunscritos, que se desarrollan en orden según reglas establecidas y suscitas en la vida relaciones de grupo que gustosamente se rodean de misterio, o que acentúan, mediante el disfraz, lo ajenas que son al mundo habitual.
En si todas estas teorías tratan de demostrar las causas que determinan la actividad lúdica; se trata de averiguar por qué el niño juega y descubrir para que juega. Pero lo importante es el hecho de que todo juego esta dotado del placer que produce la actividad lúdica, y es ese mismo placer el que hace que el juego se mantenga en pie desafiando el cansancio, con un renovado disfrute que es la alegría de jugar.
El juego como herramienta de aprendizaje.
Desde el punto de vista educativo el juego se convierte en una poderosa herramienta para el trabajo de conceptos, valores y procedimientos. Esto supone que el educador debe analizar el juego y descubrir las capacidades que se desarrollan en su práctica.
Desarrollo físico: el juego contribuye al desarrollo muscular y a coordinar sus movimientos de varias maneras, ejemplo: al lanzar una pelota o levantar objetos, al brincar la reata o el burro, al correr detrás de otros niños. Con estas actividades desarrolla sus habilidades y destrezas.
Desarrollo mental: por medio del juego el niño aprende a manejar conceptos y su significado, como arriba, abajo, grande, pequeño, duro y suave, y a dar soluciones y respuestas.
Desarrollo emocional: en las acciones del juego no hay respuestas correctas e incorrectas, el niño siempre encuentra soluciones, aun cuando las cosas no le vallan bien, aprende a verse en sí mismo.
Desarrollo social: al jugar juntos, los niños aprenden a convivir en grupo, a opinar, a escuchar, y sobre todo a tener nuevas experiencias; así como también a respetar las reglas que tienen los juegos, reglas que influirán a lo largo de su vida: si de niño sabe lo que esel respeto, tendremos adultos más respetuosos y tolerantes.
En conclusión, el juego constituye una herramienta en el desarrollo del aprendizaje del niño tanto como una buena alimentación, es por ello que se le debe dar más importancia al juego en la escuela, donde siempre será un aliado a la didáctica y de la pedagogía; pero tampoco hay que olvidar el hogar, que es lugar donde el niño convive más tiempo.
El juego y los objetivos educativos.
Los juego también son una herramienta que utiliza el educador para conseguir unos determinados objetivos. Desde esta perspectiva el educador debe tener en cuenta la naturaleza caleidoscópica del juego, ya que son múltiples los aspectos que se trabajan en la práctica de una actividad lúdica.
En muchas ocasiones, el educador observa que se realizan juegos que no se habían programados y que poseen gran contenido educativo. Son juegos que surgen espontáneamente y que en un principio no se habían relacionado con ningún objetivo. Puesto que es imposible hallar y mencionar todas las posibilidades didácticas y pedagógicas que puede ofrecer un juego. La experiencia que habrá acumulado el juego como herramienta educativa y también la reflexión del educador son el punto de partida para modificar o elegir nuevos juegos.
El papel del educador.
La observación en el juego.
El educador debe mantener el control sobre todo el grupo de niños que juegan con el objetivo de crear y mantener la atmosfera justa, la más adecuada a la concentración. La observación del juego dará al educador información sobre:
• La forma de interacción: en un juego donde hay cooperación los participantes pueden jugar en paralelo (uno junto al otro, si llegar a interaccionar) o cooperando (hay momento en los que la interacción supone una división de los roles para conseguir un fin común). Si un grupo ha acordado jugar en paralelo, se debe intervenir para que sus componentes consigan una verdadera cooperación.
• La forma de resolver los conflictos: algunos jugadores tienden a resolver sus conflictos usando la fuerza. Otros, sin embargo, utilizan el dialogo o reclaman la intervención de un tercero que medie en el problema. El educador debe inducir al diálogo como principal forma de resolver diferencias; así, un conflicto se convierte en una auténtica fuente de crecimiento personal y de grupo.
• La persistencia: el juego libre es aquel en el que los jugadores escogen a qué quieren jugar. En el caso de que un grupo decida siempre un mismo juego, el educador procurará enriquecer su repertorio de juegos.
• El uso de los elementos: el respeto a los elementos de juego es uno de los aspectos que se deben enfatizar en el desarrollo de una propuesta de juego. En tal sentido, es importante tener en cuenta que el valor que se otorga a los juguetes autoconstruidos u obtenidos del entorno es uno de los principales puntos conflictivos para grupos acostumbrados a jugar con elementos manufacturados industrialmente.
Metodología del juego.
Los juegos pueden plantearse simplemente como una diversión, pero no hay dudas de que constituyen una herramienta eficaz para el
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