ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Contenidos De La Educacion


Enviado por   •  1 de Abril de 2014  •  4.293 Palabras (18 Páginas)  •  159 Visitas

Página 1 de 18

Los contenidos de la enseñanza

Como hemos visto, el aprendizaje a través de la comunicación con los semejantes y

de la transmisión deliberada de pautas, técnicas, valores y recuerdos es proceso

necesario para llegar a adquirir la plena estatura humana. Para ser hombre no basta con

nacer, sino que hay también que aprender. La genética nos predispone a llegar a ser

humanos pero sólo por medio de la educación y la convivencia social conseguimos

efectivamente serlo. Ni siquiera en todos los animales basta con la mera herencia

biológica para conseguir un ejemplar cuajado de la especie (algunos mamíferos

superiores y ciertos insectos sociales se transmiten unos a otros conocimientos por la vía

de la imitación, cuyas diferencias con la enseñanza propiamente dicha hemos señalado

en el capítulo anterior), pero en el caso del género humano ese proceso formativo no

hereditario es totalmente necesario. Quizá no resulte inevitable contraponer

abruptamente el programa genético al aprendizaje social, lo que heredamos por la

biología y lo que nos transmiten nuestros semejantes: algunos etólogos como Eibl-

Eibesfeldt aseguran que estamos genéticamente programados para adquirir destrezas

que sólo pueden enseñarnos los demás, lo que establecería una complementariedad

intrínseca entre herencia biológica y herencia cultural.

Lo primero que la educación transmite a cada uno de los seres pensantes es que no

somos únicos, que nuestra condición implica el intercambio significativo con otros

parientes simbólicos que confirman y posibilitan nuestra condición. Lo segundo,

ciertamente no menos relevante, es que no somos los iniciadores de nuestro linaje, que

aparecemos en un mundo donde ya está vigente la huella humana de mil modos y existe

una tradición de técnicas, mitos y ritos de la que vamos a formar parte y en la que

vamos también a formarnos. Para el ser humano, éstos son los dos descubrimientos

originarios que le abren a su vida propia: la sociedad y el tiempo. En el medio social sus

capacidades y aptitudes biológicas cuajarán en humanidad efectiva, que sólo puede

venirnos de los semejantes; pero también aprenderá que esos semejantes no están todos

de hecho presentes, que muchos ya murieron y que sin embargo sus descubrimientos o

sus luchas siguen contando para él como lecciones vitales, lo mismo que otros aún no

han nacido aunque ya le corresponde a él tenerlos en cuenta para mantener o renovar el

orden de las cosas.

El tiempo es nuestro invento más característico, más determinante y también más

intimidatorio: que todos los modelos simbólicos según los cuales organizan su vida los

hombres en cualquier cultura sean indefectiblemente temporales, que no haya

comunidad que no sepa del pasado y que no se proyecte hacia el futuro es quizá el rasgo

menos animalesco que hay en nosotros. Un filósofo español exiliado en México, José

Gaos, escribió un libro titulado Dos exclusivas del hombre: la mano y el tiempo. La

función de la mano, pese a toda su capacidad técnica liberada por el abandono de la

marcha cuadrúpeda, me parece menos relevante que la del tiempo. La panorámica

temporal es el contrapeso de nuestra conciencia de la muerte inexorable, que nos aísla

aterradoramente entre todos los seres vivos. Los animales no necesitan el tiempo,

porque no saben que van a morir; nosotros a través del tiempo ampliamos los márgenes

de una existencia que conocemos efímera y precedemos nuestro presente de mitos que

LOS CONTENIDOS DE LA ENSEÑANZA 19

lo hipotecan o enfatizan y de un más allá —terreno o ultraterreno, tanto da— que nos

consuela.

Por vía de la educación no nacemos al mundo sino al tiempo: nos vemos cargados

de símbolos y famas pretéritas, de amenazas y esperanzas venideras siempre populosas,

entre las que se escurrirá apenas el agobiado presente personal. Es tentador pero

inexacto decir que los objetos inanimados o los animales permanecen en un eterno

presente. Quien no tiene tiempo tampoco puede tener presente. Por eso algunos

adversarios del tiempo, que han intentado zafarse retóricamente de él —de otro modo es

imposible— considerándolo no la compensación sino la cifra misma de la muerte,

rechazan también la obligación del presente:

¿Qué es el presente?

Es algo relativo al pasado y al futuro.

Es una cosa que existe en virtud de que existen

otras cosas.

Yo quiero sólo la realidad, las cosas

sin presente.

No quiero incluir el tiempo en mi haber.

No quiero pensar en las cosas como presentes;

quiero pensar en ellas como cosas,

no quiero separarlas de sí mismas, tratándolas

de

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (29.9 Kb)  
Leer 17 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com