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Contratos


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2013  •  2.974 Palabras (12 Páginas)  •  178 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El presente compendio procura recolectar los mejores y más completos conceptos jurídicos de todas y cada una de las diferentes e importantes instituciones del contrato, procurando la mayor didáctica y entendimiento posible para los alumnos del VIII ciclo de la escuela profesional de derecho que se los volverá lectores y estudiosos del Derecho.

Consideramos que el contrato es un acuerdo o convenio entre una o varias personas por medio del cual se obligan con respecto a una o varias otras a dar, hacer o no hacer una cosa, hablaremos también sobre los elementos que tiene el contrato; tales como: elementos accidentales, naturales y esenciales.

CAPÍTULO I:

ETIMOLOGIA, ORIGEN Y EVOLUCION DE LOS CONTRATOS

Para analizar el origen y afianzamiento a través del tiempo del contrato tendremos que remitirnos al derecho romano, considerado como cuna o semilla de donde nacen la mayoría de las instituciones jurídicas civiles que existen hoy en día; aunque en un principio tales instituciones distaban de la definición que tiene hoy en día.

Es entonces que si bien es cierto que la institución del Contratus nació en el derecho romano primitivo pasando por el clásico y tomando forma por el derecho Justiniano; todo relevancia después pasando por diversos estadios en sus formación actual.

Del derecho romano pasa al derecho medieval en el cual no se percibe un desarrollo notable de la institución del contrato, salvo la excepción española.

Evolucionando dicho al derecho canónico del cual resaltaremos la formulación de ciertas formalidades para sus aplicaciones contenidas en el juramento sacerdotal.

Luego el contrato logra su afianzamiento en el derecho moderno del cual el Código de Napoleón toma un sentido imperante, en esta etapa se busca desvincularse del formalismo exagerado del derecho canónico debido al acrecentamiento del tráfico comercial, entre otros y debido a la exaltación de los derecho individuales forjados después de la Revolución Francesa con la premisa de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

1. ETIMOLOGÍA DEL CONTRATO

El término "contrato" proviene del latín "contractus", expresión elíptica de "negotiorum contractus", que significa la relación que se constituye sobre la base de un acuerdo; es decir, lo que queda luego de un acuerdo entre personas, y no el acuerdo mismo. Nombra al convenio o pacto, ya sea oral o escrito, entre partes que aceptan ciertas obligaciones y derechos sobre una materia determinada.

2. ORIGEN DE LOS CONTRATOS

En la época de la Roma imperial los primeros contratos fueron sólo de palabra y en vez de acuerdos sellados con una firma como es hoy, las partes se daban un buen apretón de manos.

Eran otros tiempos, cuando ese sólo gesto era muestra de confianza y cuando los tamaños de los mercados eran pequeños, con vendedores y consumidores vinculados por la amistad, los lazos familiares o el vecindario.

Con el crecimiento de las ciudades y de las economías, aumentaron los mercados y aparecieron nuevos negocios haciendo cada vez más difícil el cumplimiento de los acuerdos. Ya no bastaban los “yo te dije” o “tú me dijiste”. Por ello, se hizo necesario dejar por escrito todas las condiciones que se establecen cuando hay uno que vende y otro que compra o contrata. Así nacieron los contratos, con reglas y obligaciones para las partes, desde pagar un pasaje de micro hasta comprar un auto o una vivienda.

En el Derecho romano el contrato aparece como una forma de acuerdo (conventio). La convención es el consentimiento de dos a más personas que se avienen sobre una cosa que deben dar o prestar. La consensualidad era el prototipo dominante.

La convención se divide en pacto (pactum) y contrato (contractus), siendo el pacto aquel que no tiene nombre ni causa y el contrato aquel que lo tiene. En este contexto se entiende por nombre la palabra que produce la acción (el pacto se refiere únicamente a relaciones que sólo engendran una excepción). La causa es alguna cosa presente de la cual se deriva la obligación. El pacto fue paulatinamente asimilándose al contrato al considerar las acciones el instrumento para exigir su cumplimiento.

El contrato se aplica a todo acuerdo de voluntades dirigido a crear obligaciones civilmente exigibles y estaba siempre protegido por una acción que le atribuía plena eficacia jurídica.

Los contratos se dividen en verdaderos y en cuasicontratos. Eran verdaderos los que se basaban en consentimiento expreso de las partes y eran cuasicontratos los basados en el consentimiento presunto. A su vez los contratos verdaderos de dividían en nominados e innominados.

Eran nominados los que tenían nombre específico y particular confirmado por el derecho (ej. compraventa) e innominados los que aún teniendo causa no tenían nombre.

Los contratos innominados eran cuatro: Doy para que des, Doy para que hagas, Hago para que des y Hago para que hagas. Lo característico de los contratos innominados es que en ellos no intervenía el dinero contado.

En el Derecho romano existían contratos unilaterales y bilaterales. Los contratos unilaterales obligaban solo a una de las partes (por ejemplo, el mutuo) y los bilaterales obligaban a ambas partes (como en el caso de la compraventa).

3. EVOLUCIÓN DE LOS CONTRATOS

Para su desarrollo en la sociedad, el hombre requiere del intercambio de bienes y servicios, sin los cuales económica y socialmente quedaría aislado. Tal intercambio, que provoca que el ser humano se enriquezca y perfeccione, se realiza, entre otros medios, a través de los contratos.

Las relaciones económicas ocasionaron que en un principio la regulación jurídica fuera espontánea; sin embargo con el desarrollo cultural esta última se ha ido perfeccionando poco a poco, y de leyes rudimentarias ahora existen modernas codificaciones, mismas que han servido para establecer frenos que evitan abusos e irresponsabilidad.

La reglamentación de los contratos nace de la necesidad de buscar, por un lado la autonomía de la voluntad y por el otro, la equidad en las transacciones, de suerte que constituya y cristalice el minimum ético deseable.

Bajo esta concepción, quienes intervienen en un contrato han gozado siempre de la facultad de auto regularse y estipular en él diversas modalidades o cláusulas penales,

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