Crítica al Teatro Experimental de Guadalajara, Jalisco

Ensayo: Teatro Experimental de Guadalajara, Jalisco

Proyecto del arquitecto vienés Eric Coufal, comenzó a construirse en 1959 y para el 6 de diciembre de 1960 ya estaba siendo inaugurado, ahora forma parte del catálogo del Patrimonio Cultural de la Nación.

Erick Coufal, arquitecto graduado en la Technische Universität Wien, nació en Viena el 11 de mayo de 1926, llega a Guadalajara a impartir cátedra en enero de 1951 por invitación de Ignacio Díaz Morales, se especializaba en dibujo. En Guadalajara además de académico fue un arquitecto sumamente activo, construyó edificios estatales así como cantidad de casas habitación. Su visión de la arquitectura moderna y el racionalismo hicieron que sus obras sobresalieran en un tiempo donde el duopolio de proyectos los tenía Julio de la Peña e Ignacio Días Morales.

Pasaron algunos años para que Erick Coufal comenzara a construir en Guadalajara, una vez mostrado su talento fue uno de los  preferidos para construir edificios estatales y privados, en 1959 el entonces Gobernador de Jalisco, Juan Gil Preciado le pide construir un teatro a un costado del parque agua azul, hay que tomar en cuenta que éste era el parque más próximo a la ciudad con atractivos no sólo en flora pues contaba todavía con un lago natural, fauna natural de la zona y otra de fuera pues ahí comenzó  la tradición del zoológico en Guadalajara, esto hace probablemente uno de los principales atractivos de la ciudad en aquel entonces.

Para 1959 Erick Coufal ya conocía bien los materiales de construcción de la zona, colores y cualidades, su repertorio se centraba en el mármol, piedra caliza, piedra braza, concreto armado, y aluminio estructural. Al ser un racionalista le gustaba mostrar los materiales tal cual, sin recubrimientos ni pinturas. Con este conocimiento proyecta el Teatro Experimental.

El volumen exterior muestra un par de muros inclinados en forma de talud, con la piedra clásica de aquel entonces, recordemos que Ignacio Díaz Morales recubrió todos los edificios del centro histórico de Guadalajara con cantera, suponiendo que marcó tendencia, estos muros inclinados tenían este recubrimiento. La escalinata negra para ingresar al teatro está enmarcada de fondo por un par de muros blancos a la misma altura que los inclinados anteriormente descritos, estos muros dan un encuadre especial a la escultura de concreto que se encuentra al costado de la entrada proyectada por el francés Oliver Seguin, que además funciona de guía. El ingreso es de aluminio anodizado estructural en color natural, con doble altura y una retícula cuadrada que es invariable.

Siguiendo al exterior, un muro curvo en tono rojizo marca el contraste a los ángulos rectos y unido a este volumen cilíndrico se encuentra casi oculto un muro blanco con ventanales que sirve de enlace entre el talud y la curva y la cantera y el ladrillo.

Detrás del volumen cilíndrico se encuentra un muro distinguido por su menor altura, enchapado por piedra braza y notablemente robusto, una rampa disimulada es el acceso por un costado al teatro para los que presentan la obra.

Al frente del edificio un pequeño estacionamiento con losas de concreto también formando la retícula cuadrada prevista en detalles del edificio. En el estacionamiento se encuentra la taquilla, con una forma peculiar, mezcla planos inclinados con un volado pronunciado y una pequeña caseta, es curioso como este pequeño volumen blanco interviene en un espacio bien definido por el edificio central, ahora en desuso y un tanto maltratado denota resistencia a la conjunción con el resto de la composición como si hubiera sido obligado.

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