¿Cómo vemos el trabajo en las aulas de clase y que hace falta para llegar a los aprendizajes significativos?

¿Cómo vemos el trabajo en las aulas de clase y que hace falta para llegar a los aprendizajes significativos?

De acuerdo a mis prácticas de observación y adjuntía que realicé el en el primer semestre y las recientemente presentadas en el segundo semestre, me pude percatar que en la primera escuela donde fui la maestra era muy tradicionalista al dar su clase, ya que su método fundamental era el discurso expositivo, con procedimientos siempre verbalistas, mientras que el aprendizaje para los alumnos se reducía a repetir y memorizar. Siendo así que el rol del estudiante es pasivo y tiene poco margen para pensar y elaborar conocimientos, se le exige la memorización y no hay un adecuado desarrollo del pensamiento teórico. No obstante, en el salón de clases la transmisión verbal era de gran volumen de información, no había experiencias vivenciales y se realizaban pocas actividades de carácter práctico por el alumno.

 En cambio, en la escuela que fui recientemente la maestra era muy innovadora al dar su clase, ya que su método educativo se basa en que el alumno tenga experiencias directas, que se le plantee un problema auténtico, que estimule su pensamiento, que posea información y haga observaciones; que las soluciones se le ocurran al alumno y que tenga oportunidades para comprobar sus ideas. En este caso el rol de la maestra es dirigir el aprendizaje, respondiendo preguntas cuando el alumno lo necesita y propiciando el medio que estimule la respuesta necesaria. Siendo así que el rol del alumno es activo, se prepara para vivir en su medio social, vive experiencias directas, trabaja en grupo de forma colaborativa, participa en la elaboración del programa según sus intereses y se mueve libremente por el aula, realizando actividades de descubrir conocimientos. Siendo así que en el salón de clases se resalta el estudio de los hechos, el papel de la experiencia del individuo apoyándose en el interés del alumnado, despertando un espíritu investigativo en los niños, situándolos en una posición activa ante el aprendizaje, adaptándonos a las particularidades de ellos utilizando métodos activos y técnicas grupales.[pic 1]

Tomando en cuenta esto es importante, entender al alumno como sujeto de los procesos de aprendizaje, tanto como reconocer que éste sabe cosas, que tiene unos intereses, unas preferencias, unas formas de hacer, de mirar, de relacionarse y una ideología. Es entender al alumno como un ser lleno de potencialidades que se precisan desarrollar, mejorar, ampliar, etc. Excepto en casos muy excepcionales, todos los niños y las niñas poseen estas potencialidades. Por tanto, nuestra función de maestros es muy importante para el desarrollo de nuestros alumnos. Las vivencias que ellos tengan en su paso por la escuela, influirán sobre su identidad, sobre sus preferencias, sus rechazos, su espíritu crítico, entre otros. Los maestros tenemos la responsabilidad de ampliar y potenciar lo que ellos y ellas ya traen, también de introducirles nuevos intereses. No obstante, Es necesario que el maestro esté siempre aprendiendo. Los buenos maestros no serán necesariamente aquellos que más conocen la información teórica y fáctica de una disciplina, sino los que permanentemente y de manera creativa estén incorporando a su trabajo docente la nueva información que se genera. El nuevo maestro que necesita la sociedad moderna debe ser un experto en aprender, no simplemente una persona con formación especializada en un área del conocimiento. El buen maestro no es aquel que pretende que sus alumnos lo imiten. El maestro verdadero es el que alienta y estimula:

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