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DELITOS Y LAS PENAS DE CESARE BECCARIA


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2016  •  Ensayos  •  3.055 Palabras (13 Páginas)  •  380 Visitas

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UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE MÉXICO.

ENSAYO DE LOS DELITOS Y LAS PENAS

Cesare Beccaria.

Maestra: Estibaliz Sáenz

FLORES FLORES CYNTHIA KATE

22/09/2014


De los delitos y las penas

<

momento en la historia de la ciencia, sino el anuncio de

una revolución; más aún, era la revolución misma…>>

Enrico Pessina

<< Si no quieres perderte en el olvido tan pronto

cuando estés muerto, escribe cosas dignas de

leerse, o haz cosas dignas de escribirse. >>

B. Franklin

La obra de Cesare Beccaria es uno de los libros más completos, ya que pretende revocar las instituciones y de esta manera hacer un cambio dentro de las costumbres, hasta llegar a ser parte del patrimonio en la humanidad, dejando un pleno conocimiento de las existentes atrocidades del proceso penal, cada una de las características, y errores que sufre a lo largo de su proceso. Nos lleva a traducir la capacidad de conferir a la denuncia y la eficacia que surte de esta; la audiencia intelectual necesaria para interrogarse por la legitimidad del Estado.

Una interpretación en la que utiliza su método de razonamiento y ciencia de las cuales basa su libro de los delitos y de las penas, va siendo en la sociedad de qué manera se da la libertad o la justicia  en el momento en que violas una ley impuesta por el soberano; las leyes son las condiciones bajo las cuales los hombres aceptan renunciar a una parte de su libertad, es decir, se define como la garantía de libertad individual, la justicia según la define Ulpiano: la constante y perpetua voluntad de dar a da quien lo suyo: constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi. Pero el autor da lugar al bien común.

      La idea de que es tiránica toda pena que no deriva de su absoluta necesidad ya fue formulada por Montesquieu pero el Autor la amplia diciendo:”… todo acto de autoridad de hombre a hombre que no deriva de su absoluta necesidad es tiránico...”(sic).

Por lo que nutre su inspiración con ideas de autores como Montesquieu, Locke, Helvétius y Rousseau, fundado en la separación de poderes y en  el principio de legalidad, con procesos de investigación.

Todo comienza desde cómo fueron creadas las penas, pues como bien sabemos el ser humano es un ser racional, libre e independiente, pero que biológicamente tiene un fin, el cual es estar en convivencia con los demás.

Después de haber vivido en un aislamiento total, debían existir ciertas normas que regularan esa interacción entre ellos, por lo que la necesidad, obligo al ser humano a ceder parte de esa libertad propia al Estado para que fuera el, el que se encargará de regular y  proteger el bien jurídico de los demás y el propio.

Ya que de esta manera él obtendría la tranquilidad que necesitaba, creando una ciudad con soberanía, basada en los sentimientos y las necesidades de cada persona, pues bien al tener una interacción con los sentimientos de cada ser humano, podía existir un control sobre los mimos, apegados a un contrato tácito, ya que el Estado protegía sus necesidades pero de igual manera ellos se apegarían a las normas y leyes creadas para los infractores de las mismas.

Teniendo la soberanía el  Estado, se fueron creando ciertas consecuencias, pues bien él tenía una gran responsabilidad ante aquellas personas; La primera nos dice:

     “Que solo las leyes pueden establecer las penas correspondientes a los delitos, y esta potestad no puede residir más que en el legislador…” (Beccaria, 1738-1794)” [1] y bien es cierto ya que ninguna otra persona podría imponer penas o sanciones  a otro miembro de la misma sociedad.

La segunda nos dice:

     “Cada miembro particular está ligado a la sociedad, ésta se encuentra asimismo ligado con cada miembro particular por un contrato, que por su naturaleza está obligada a ambas partes.” [2]

Dando una gran responsabilidad a un tercero al que bien podemos denominar magistrado, o juez el que se encargara de ser mediador entre las partes para que exista una sentencia pura de hechos entre particulares. Lo que actualmente podemos observar, ya que para que exista una sentencia inapelable, el juez debe ser competente y no conocer el caso hasta que sea presentado ya que de esta manera podrá dar una resolución conforme a derecho.

La tercera nos dice:

     “Tampoco la autoridad de interpretar las leyes penales puede residir en los jueces de lo criminal, por la misma razón de que no son legisladores.”[3]

Esta consecuencia nos habla de que el juez no puede imponer penas, sino más bien es el que se encarga de razonar los asuntos de los particulares y crear arbitrariamente un silogismo perfecto, dando un resultado a las partes conforme a la ley general por un lado, y por el otro la acción conforme o no a la ley arrojando un resultado de libertad o una pena.

Pero este es uno de los capítulos que más me llamo la atención ya que le trabajo que realiza el juez es muy difícil, puesto que como nos dice Beccaria él no puede dejarse llevar por un sentimiento, ni mucho menos por el humor que exista en él, ¿Pero realmente el juez deja de ser humano y puede omitir emociones?

Por qué por naturaleza el ser humano al igual que muchos mamíferos tienden a mezclar una parte de humanismo ante cada situación dando una prioridad a muchas situaciones y es lo que hace una diferencia entre un ser racional y un animal.

     “Como dice (Ekman, 1934) Ante una situación problemática o de conflicto de cualquier tipo lo normal es que se dispare una respuesta emocional en nuestra conducta, ya sea en busca de algo que queremos o en rechazo de algo que no deseamos. El mecanismo de las emociones básicas está ahí, en nuestro organismo, genéticamente programado, como un recurso importantísimo para relacionarnos con nuestro medio.”[4]

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