Cesare Beccaría plasmados en su obra “ De los delitos y las penas ”

APARTADO I: SINTESIS

Beccaria, en su Introducción, hace referencia a que, en el S. XVIII, no existía una proporcionalidad entre los delitos cometidos y las penas con que se castigaban esos delitos.

Habla, además, de la irregularidad de los procedimientos penales y de que, en general, todo lo relacionado con la Legislación Penal estaba muy descuidada en esa época.

Al hilo de lo dicho, y con respecto a las prisiones, emplea la siguiente frase:

“ la suciedad y los horrores de una prisión ”, refiriéndose al pésimo estado de las mismas.

Ve la necesidad de afrontar una reforma de todo el ámbito penal, centrándose en la legislación y queriendo buscar ( y, por supuesto, encontrar ) una relación objetivamente proporcional entre crimen y castigo.

Quiere dar un paso más, preguntándose las causas de los delitos, la evolución que, a lo largo del tiempo, puedan tener delitos y penas, la forma de conseguir las confesiones de los presuntos delincuentes….

En el Capítulo I habla de la motivación de las personas para querer vivir en sociedad. También menciona que esto supone perder cierta parte de libertad para ganar en seguridad. Para ello se emplean leyes.

Habla de “ motivos sensibles ” refiriéndose a las penas con que se castigará a quienes incumplan esas leyes.

En el Capítulo II se centra en el castigo. Se refiere a él como algo necesario para reprimir los delitos al tiempo que puede ser algo tiránico si se usa sesgadamente.

Dice también que nadie ha cedido gratuitamente parte de su libertad pensando únicamente en el bien común y que fue la necesidad de contar con mayor seguridad lo que posibilitó esa cesión de libertad.

Además relaciona los términos “ derecho ” y “ fuerza ” en aras de buscar un beneficio para el mayor número de individuos

En el Capítulo III dice que “ sólo las leyes pueden castigar los delitos ” y que él único con capacidad para elaborarlas debería ser el legislador, proponiendo una separación de poderes entre el Legislativo y el Judicial.

Dice también que las leyes deben ser iguales para todo el mundo, independientemente de su clase social. Y que debe existir un “ profesional ” ( que sería el magistrado ) quien hará de juez entre las partes enfrentadas, juzgando la acción en base a la ley existente.

En el Capítulo IV, Beccaría se centra en los jueces. Dice que estos no deben de interpretar las leyes penales y tampoco deben buscar el espíritu de estas ya que diversos factores podrían modificar su objetiva aplicación.

Deben, a su entender, aplicarlas literalmente y, de esta forma, el ciudadano ( y por ende, el ciudadano delincuente ) no sufrirá la tiranía de muchos.

Habla también de que las leyes no deben de ser irrevocables sino que deberían ir adaptándose a los cambios que vaya experimentando la sociedad.

En el Capítulo V comenta que las leyes deberían estar escritas, en un lenguaje comprensible ( y de esta forma, serían conocidas por el mayor número posible de ciudadanos ). Esto contribuiría a que el número de delitos disminuyese.

En el Capítulo VI dice que debería existir una proporcionalidad entre el delito y la pena con la que este se castiga. Además el legislador debería relacionar penas y castigos adecuadamente, no castigando duramente delitos leves ni levemente

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